sábado, 27 de octubre de 2018

A propósito de un artículo crítico de Klassenstandpunktes sobre el Partido Comunista de Filipinas. Un artículo del camarada Miguel Alonso.




A propósito de un artículo crítico de Klassenstandpunktes sobre el Partido Comunista de Filipinas.

Miguel Alonso.

La revista maoísta alemana  Klassenstandpunktes ha publicado un muy documentado artículo sobre diversos aspectos de la línea política e ideológica del Partido Comunista de Filipinas de cuya refundación, bajo la dirección del camarada Sisón, cumple este año su 50º Aniversario.
Es un documento importante, porque aunque critico, es respetuoso con los camaradas filipinos y demuestra el pleno apoyo a la línea revolucionaria, a la guerra popular prolongada y a las masas obreras y campesinas que la secundan, ya que sin ellas nada podría hacer el Partido o el NEP.
La  gloriosa Guerra Popular en Filipinas es una parte muy importante para la Revolución Proletaria Mundial y los que trabajamos por su éxito no podemos permanecer callados como simples espectadores o practicando un liberalismo absoluto, impropio del m-l-m, frente a errores tanto ideológicos como políticos que puedan cometer de los camaradas del PCF/CPP.
Después del golpe revisionista en China a la muerte del Presidente Mao en 1976, en el MCI m-l se produjo una gran confusión. Muchos que practicaban un seguidismo acrítico, anti-marxista-leninista, a la dirección china, se plegaron a los golpistas y otros oportunistas se dijeron que eran asuntos internos del PCCh y que las relaciones con el mismo no podían ser cuestionadas. Fueron pocos y aislados los casos de denuncia del golpe revisionista de Hua/Teng destacando los camaradas del PCP, bajo la dirección del Presidente Gonzalo, el PCR de Chile (1) el PCR-USA (por entonces no había degenerado) o las denuncias del filosofo e historiador francés Charles Bettelheim.(2)  

La rehabilitación de Teng Siao-Ping  y el siniestro documento “Evaluación autorizada “aprobado por el C.C. del PCCh, en 1981, criticando abiertamente al Presidente Mao y su línea proletaria de la Gran Revolución Cultural Proletaria, despejó el panorama de la traición, a la cual se sumo, a partir del 1978, el dogmato-revisionista del Partido del Trabajo de Albania y sus ataques a Mao Tse-tung.

Este periodo de 1976 a 1980 no es abordado por el documento de las camaradas de Klassenstandpunktes, desconociendo que luchas de líneas se  desarrollo en el PCF sobre esta decisiva lucha entre el maoísmo y el revisionismo.

De cómo se abordara la lucha 2L se pueden hallar las causas de cierto eclecticismo en las definiciones “pensamiento Mao Tse-tung” y “maoísmo” del PCF.
El propio Presidente Mao señalaba a una delegación de los camaradas de Chile en lo referido a las revoluciones: «no copiar mecánicamente las experiencias de China o de otro país: luchar contra toda tendencia seguidista y pensar con nuestra propia cabeza, aplicando el marxismo-leninismo a la realidad concreta de nuestro país».
El proceso revolucionario, como señalo el amauta José Carlos Mariategui “no puede ser copia o calco”, ahora bien, la aplicación concreta del carácter universal del m-l-m requiere un pensamiento revolucionario maoísta que conduzca a la revolución que destruya el poder burgués en todas sus formas. Las armas para lograrlo; los tres instrumentos (El Partido, El Frente Único y el Ejercito Popular) son básicos, pero no hay que descartar mecánicamente cualquier forma de lucha, como señalara Lenin.  “El análisis concreto de la realidad concreta”  decía el gran Lenin.
¡Vean la lucha del Frente de Defensa de Ayacucho en los años 70, como sirvió para desarrollar el Partido! ¿Quién puede imaginar al Partido diciendo; nosotros no participamos porque no es guerra popular?
¿Acaso no sabemos que son las masas las que hacen la historia y que la guerra popular es la guerra de las masas?
¿Es acaso lo mismo, la guerra popular en el campo, que en la ciudad?
Es evidente que no. ¿Cuál debe ser principal? Depende del escenario de la revolución, de su realidad concreta, si no partimos de la misma, de sus contradicciones y de su estudio, solo alcanzaremos fracasos o estériles voluntarismos.
Filipinas puede hacer principal la guerra popular en el campo, pero es un error no aplicar la guerra en la ciudad. El enemigo no puede estar tranquilo en ningún sitio, eso es la guerra popular prolongada y las organizaciones de masas tienen que asumir que están en guerra, aunque sean legales, incluido el FDRF. En la guerra de Vietnam, el vietcong golpeaba de forma permanente en las ciudades, algo que los camaradas filipinos deben de conocer sobradamente.
El peligroso camino de “Las conversaciones de paz”.
Nada se consigue en una mesa de negociación si no es conseguido con las armas en el terreno, la única negociación con los explotadores es para que se rindan y evitar más violencia. Ahora bien, pensar que se van a rendir sin luchar es ilusorio. Hablar de “Paz” a las masas, es hablar de redención ante los explotadores.
Duterte no está loco, siempre fue un genocida reaccionario, esa es la autentica verdad, camaradas del PCF, lo demás es abandonar la ciencia del marxismo. Los factores subjetivos, lenguaje anti-imperialista yankee, no son los auténticos sentimientos de la oligarquía filipina, que como mucho, aspira a ser como la de Singapur o Corea del Sur.

En lo referido al imperialismo vemos que se utiliza principalmente para referirse al yankee, que si es la principal fuerza, no es la única. ¿Japón, China, Rusia, Australia, Reino Unido o la Unión Europea no son potencias imperialistas y agresoras?
Este análisis incorrecto es también difundido por los revisionistas cubanos y otros “gobiernos y políticos de izquierda” en Latino América fomentando una falsa imagen de imperialismos malos e imperialismos buenos.
Por eso, muchos comunistas, vemos con preocupación esas propuestas de frente anti-imperialista (yankee) que promueven, entre otros, el Partido Comunista de Filipinas, que parecen querer diluir la Revolución Proletaria o de Nueva Democracia en gobiernos anti-imperialistas.
Tales tesis revisan la definición del imperialismo de Lenin negando su validez y apartándose del m-l-m y deben ser enérgicamente combatidas.
¡Profundizar la crítica y la autocritica!
Para un autentico comunista, la crítica y la autocritica es un método científico de enfrentar el problema del conocimiento y de avanzar en lucha, frente a los inevitables errores en el mismo. Estamos hablando de una crítica entre comunistas, entre revolucionarios, por lo mismo nada tenemos que temer u ocultar ante nosotros o las masas, avanzamos hacia la victoria.

Notas:
(1)   Carta abierta al PCCh. Noviembre de 1977 http://www.archivochile.com/pp/pcr/pcr00017.pdf
(2)   Charles Bettelheim. China después de la muerte de Mao. Siglo XXI 1979

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