Sindicatos y chalecos amarillos desafían a Macron y vuelven a las calles en navidades
El Gobierno galo había pedido una tregua navideña a
las protestas ciudadanas contra su reforma de las pensiones, pero la
huelga de transportes se mantiene tras 22 días y miles de manifestantes
han vuelto a salir a las calles este sábado.
De poco han servido los
llamamientos del Gobierno francés a una tregua navideña de las
movilizaciones. Miles de personas se manifestaron este sábado en París,
convocadas por los sindicatos y los chalecos amarillos, para volver a exigir la retirada de la reforma de las pensiones.
La marcha, que recorrió entre consignas y pancartas varias avenidas del centro de la capital, se sumó a la huelga convocada en la compañía estatal ferroviaria SNCF y en el transporte metropolitano de París, que hoy cumplió su día 24.
El paro ya ha superado las 22 jornadas seguidas que
se registraron en 1995 contra otra serie de reformas sociales del
entonces primer ministro Alain Juppé.
Como consecuencia de la huelga, solo seis de cada
diez líneas de alta velocidad circulan este fin de semana, aunque el
porcentaje bajará hasta el 35% el próximo 1 de enero.
La manifestación del sábado contó con la
particularidad de unir a dos grupos, que no siempre han gozado de las
mejores relaciones, los sindicatos más radicales, encabezados por la CGT, y el movimiento ciudadano de los chalecos amarillos, que nació hace poco más de un año con el rechazo a las organizaciones tradicionales por bandera.
Los "chalecos amarillos", no más de tres centenares,
se congregaron antes de la manifestación en la Plaza de la Bolsa y
desfilaron por París hasta la Estación del Norte, donde comenzaba la
marcha convocada por los sindicatos.
Para el líder de la CGT, Philippe Martinez, "si el
Gobierno contaba con una tregua por navidades, debe de estar muy
decepcionado, porque la movilización sigue aquí".
El propio presidente, Emmanuel Macron, que
hasta ahora apenas ha intervenido públicamente sobre las protestas,
pidió hace unos días que la contestación cesase durante las fiestas
navideñas para permitir a los franceses desplazarse estos días.
El Gobierno busca la división sindical
Desde el Gobierno se trata de profundizar en la división
entre las centrales reformistas, más dispuestas a encontrar un acuerdo,
y las que parten de posiciones maximalistas y rechazan cualquier
compromiso.
"La CGT practica una forma de sindicalismo que
rechaza cualquier reforma. Pero hay otras formas de sindicalismo, con la
CFDT o la UNSA, que es más constructivo que el de la oposición
sistemática", dijo a los medios el secretario de Estado de Transporte, Jean Baptiste Djebbari.
"No espero nada de ese discurso, porque este presidente sólo entiende la fuerza", dice una manifestante
El Ejecutivo cuenta con que la larga duración de la huelga
y la desunión sindical puedan erosionar el movimiento antes de afrontar
una nueva ronda de negociaciones, el próximo 7 de enero.
Pese a todo, los manifestantes se mostraban hoy en
París igual de determinados que el 5 de diciembre, cuando comenzó la
movilización. A juicio de una maestra de escuela identificada solo como
Christelle —por miedo a posibles represalias—, "no ha habido concesiones
hasta ahora por el Gobierno".
El próximo 31 de diciembre, Macron ofrecerá su
tradicional discurso de fin de año a los franceses, en el que se espera
que aborde la crisis social desatada por el proyecto de reforma de
pensiones, una de las más graves de su mandato.
"No espero nada de ese discurso, porque este presidente sólo entiende la fuerza", señala Christelle.
Tampoco tiene grandes esperanza puestas en esa
alocución el funcionario Antoine Torraca, que pese a todo seguirá
"atentamente" las palabras de Macron para conocer "cómo intenta
manipular, ya que siempre es interesante escuchar el lenguaje de los
estafadores".
Para Torraca, la estrategia de las autoridades está
clara: "Dejar pudrirse la situación para que le gente se harte y se
desmovilice. El Gobierno no puede ceder, porque si lo hace no podrá
seguir aprobando sus reformas liberales, y todavía guarda muchas
más...".
La manifestación terminó con algunos altercados
esporádicos protagonizados por grupos de chalecos amarillos y policías
antidisturbios.
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