Intifada Palestina. Diciembre. Sionazismo en Madrid
El otoño otra
vez. Luego, el invierno. Sea, / Caiga el traje del árbol. El sol no nos
recuerde. / Pero como los troncos el hombre en la pelea, / seco,
amarillo, frío, mas por debajo verde.
Versos del poema El otoño y el Ebro (1938). Autor, el poeta Rafael Alberti.
El Pueblo Palestino, insurrecto contra la invasión,
contra el ladrón de su tierra, había salido con piedras en las manos a
las calles para hacer frente a los tanques de los sionazis. La lucha
nacional se expresó primero contra el robo de tierras y los asesinatos
que se venían produciendo. El Pueblo Palestino defendía la tierra que
desde su origen había santificado generación tras generación. El Pueblo
Palestino, trabajador, definido por su dignidad, daba un paso al frente
que destacaría en la Historia: ese paso se ha conocido con el nombre de
Intifada.
En diciembre de 1987, un accidente de tráfico en
la frontera entre Israel y Gaza, que se saldó con cuatro palestinos
muertos, desencadenó una rebelión en masa, o intifada, contra el dominio
israelí en los territorios ocupados. “No fue una rebelión armada”,
recuerda Morris, “sino una campaña masiva y persistente de resistencia
civil, con huelgas y cierres de comercios, acompañada de manifestaciones
violentas (aunque desarmadas) contra las fuerzas de ocupación. La
piedra y, ocasionalmente, el cóctel molotov y el cuchillo eran sus armas
y sus símbolos, no las pistolas y las bombas”. No se puede decir, sin
embargo, que Israel reaccionara proporcionalmente. Sigue contando
Morris: “Se intentó casi todo: disparar a matar, disparar para herir,
palizas, arrestos en masa, torturas, juicios, detenciones
administrativas y sanciones económicas”; “Una amplia proporción de los
muertos palestinos no recibieron disparos en situaciones de riesgo para
la vida del tirador y la mayoría eran niños”. Párrafo perteneciente al libro de título: Gaza. Una investigación sobre su martirio. Editorial Siglo XXI. Autor, el profesor, gran defensor de los Derechos Humanos, Norman G. Finkelstein.
El Pueblo Palestino, que resistía al ocupante desde
tiempos inmemoriales al imperio turco, luego al inglés, y seguidamente
al invasor sionista, el día 8 de diciembre de 1987 se recargó una vez
más con el derecho a la rebelión que la Ley Internacional le otorgaba;
habían pasado 40 años desde la invasión sionazi, luchaban contra la
ilegalidad, y contra la complicidad de intereses de occidente,
EEUU-Europa, y su falsificación histórica. Con su lucha el Pueblo
Palestino alumbró todo ello, y los pueblos del mundo empezaron a
comprender masivamente el sentido de su causa, y se desbordó la
solidaridad. Significaba la lucha por la vida, era la continuación de la
lucha anticolonial, por la independencia, y (parafraseando el título
del libro del profesor Joan Garcés Soberanos e intervenidos) era la lucha de los soberanos contra los intervinientes.
Entonces se vio a los Niños Palestinos tirando
piedras a los tanquistas invasores, se vio a los Hombres y Mujeres de
Palestina tirando piedras al ejército invasor, y se vio a los sionistas
disparando contra la multitud, rompiendo manos, brazos y piernas de los
manifestantes que capturaban, con las culatas de los fusiles, con
porras, a pisotones con sus botas. La Intifada, la rebelión popular dio a
conocer con toda claridad a los asesinos y quitó el velo a sus
encubridores. La Intifada enseñó a los pueblos la idiosincrasia asesina
de los sionazis y de sus propagandistas. A eso le ha acompañado el
conocimiento de su desprecio por la legalidad, por el derecho, por la
paz, para dejar sobre la mesa su interés por la riqueza de la región,
Oriente Próximo, el petróleo con el que occidente se desarrolló y por el
que ha mantenido su opresión mediante los mercenarios sionistas.
La última baza del imperio para su afianzamiento
sobre el terreno es el que llaman Acuerdo del siglo, como escalón
siguiente al Acuerdo de Oslo, con el que quiso poner fin a la Intifada.
Entre las maniobras que llevan a cabo para ocultarse, borrar su mala
imagen y abrirse paso, los sionazis y sus socios siempre han manejado su
influencia en los gobiernos que les protegen y mediante la propaganda, y
como en los planes políticos hay muy pocas casualidades, en fecha tan
señalada como es el aniversario de la rebelión del Pueblo Palestino el 8
de diciembre de 1987, presentan en Madrid la campaña que llevan a cabo
contra el BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), esa asociación de
organizaciones solidarias que llaman a los pueblos a no comprar
productos sionistas, a quienes tienen inversiones en el ente israelí a
no favorecer a los criminales, y a los gobiernos a no comerciar con
ellos y sancionarlos. Hasta ahora viene resultando una lucha tan eficaz
contra el neocolonialista que los sionazis han requerido la colaboración
más comprometida públicamente de sus encubridores y colaboracionistas
españoles, tratando con ello de ganar en imagen pública para normalizar
su apropiación de Palestina, tomando Jerusalén, capital de Palestina,
como su capital, quieren normalizar su imposición de los asentamientos
coloniales, quieren normalizar hasta el robo del agua del Golán, que
bajo el nombre de la marca Eden han estado vendiendo en la Cumbre del
Clima en Madrid, quieren la expulsión de la población nacional hacia
campos de refugiados en otros países, quieren normalizar su racismo, … y
la desestabilización regional como un derecho de los criminales.
Es obligatorio preguntarse sobre el comportamiento de
los partidos políticos españoles que se dicen socialdemocrátas y demás,
qué tienen que decir sobre semejante acto público en la capital de
España: la ultraderecha sionista con el jefe de los asentamientos a la
cabeza, unida a VOX, la ultraderecha española más descarada. ¿Cómo es
que se dicen amigos del Pueblo Palestino y callan ante un acto tan
sumamente despreciable? Por otra parte debería ponerse atención a los
intereses ocultos en algunos gobiernos árabes, pues el hotel el que se
celebra ese acto se sustenta en una parte de dinero invertido por alguno
de ellos. En uno de sus poemas nuestro Miguel Hernández dice: dónde nos quieren llevar / muleros de mala hora.
La respuesta a ese acto público en Madrid, tan
contrario a los derechos de los pueblos y en concreto al derecho del
Pueblo Palestino, va de boca en boca, y mediante el siguiente comunicado
los amigos de Palestina expresan la protesta ante el crimen flagrante
en el siguiente comunicado:
Madrid, a 9 de diciembre de 2019. La paz en
Palestina es que Israel acate la legalidad internacional y las
Resoluciones de la ONU.
La ultraderecha española e israelí se unen en un
acto en Madrid para defender crímenes de guerra: VOX, El Club de los
Viernes y el lobby israelí ACOM.
En el acto, moderado por una fundadora de VOX,
exaltan la colonización de Palestina -que es un crimen de guerra- y
pretenden blanquear el régimen de apartheid y las agresiones de Israel a
la legalidad internacional.
Igual que el régimen de Sudáfrica durante el
Apartheid captó a algunos nativos para intentar lavar su imagen, el acto
pro-israelí repite esas fracasadas estrategias paseando a tres personas
nativas palestinas aleccionadas para defender los crímenes israelíes.
Cualquier evento público que intente situar al
mismo nivel a opresores y oprimidos, al violador y la víctima, es
ilegítimo. Este acto ultraderechista nos presenta a un líder extremista
de las colonias israelíes, que son crimen de guerra por el Convenio de
Ginebra y multitud de Resoluciones de la ONU. Ante la exaltación de la
acción criminal no cabe situar a personas palestinas, aunque éstas estén
captadas por el régimen.
La única paz en Palestina es que finalice la
impunidad de la UE y EEUU con el régimen de Israel, y éste acate la
legalidad internacional, al Tribunal de La Haya y las Resoluciones de la
ONU:
El único conflicto es que Israel:
- siga bloqueando el retorno de 6 millones de refugiados palestinos.
- atraque periódicamente con su ejército a los 2 millones de palestinos encerrados en el campo de concentración de Gaza.
- siga colonizando e invadiendo más territorios.
- imponga guetos o reservas nativas con controles militares para entrar o salir de ellos.
- aplique diferente régimen jurídico o derechos para las personas en función de que sean judías o musulmanas, cristianas o ateas.
Israel ha desacatado 90 resoluciones del Consejo
de Seguridad de la ONU (Informe del Tribunal Russell) y su ideología, el
sionismo, es una ideología racista como declaró la Asamblea General de
la ONU en 1975, equiparándola a otras ideologías teocráticas y al
apartheid. La resolución se derogó años después, pero su mensaje se
mantiene.
Los regímenes que desafían la legalidad
internacional y los Derechos Humanos deben ser conducidos a su
cumplimiento por la presión internacional como se hizo con el Boicot al
régimen de Sudáfrica durante el apartheid.
El creciente movimiento por el Boicot,
Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS) busca que Israel acate
solamente tres puntos de la legalidad internacional: 1) el retorno de
todos los refugiados a sus lugares y hogares en Palestina, 2) el fin de
la ocupación militar y desmantelamiento del muro y 3) el fin de la
discriminación legal y diferente sistema jurídico.
Inspirándose en el Boicot a Sudáfrica, el BDS a
Israel va dirigido contra el régimen colonial de Tel Aviv, no contra las
personas que viven en el territorio, sean judías, cristianas,
musulmanas o ateas.
Igual que millones de personas blancas en todo el
mundo apoyaban el Boicot al régimen supremacista blanco de Sudáfrica,
cuarenta organizaciones judías de todo el mundo, judíos supervivientes
del Holocausto y millones de personas judías y no judías, e
instituciones públicas y privadas apoyan el Boicot al régimen de Israel.
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