El pueblo caleño no está dispuesto a continuar cargando el peso de las medidas antipopulares y antiobreras del régimen. Menos ahora, en medio de una pandemia mundial que el Estado narcoparamilitar es incapaz de atender y, por el contrario, aprovecha cual vulgar ladrón para continuar saqueando al pueblo y para imponer medidas antipopulares como las reformas pensional, laboral, tributaria y a la salud.
El pueblo caleño sabe que sus necesidades insatisfechas no se resuelven con las marchas que tradicionalmente se hacen; por eso, desde el 28 de abril, en el marco del “paro” convocado por las centrales obreras y demás organizaciones sociales, el pueblo caleño se levantó, con bloqueos recuperó las calles, con barricadas ejerció la lucha directa para cerrar las vías y paralizar la circulación de mercancías y el ingreso a las fábricas; además de defenderse de la brutal represión Estatal.
El tratamiento de guerra con el que esperan someter al pueblo caleño es advertido en todo el país y más allá de las fronteras. El valeroso ejemplo del pueblo caleño es imitado en otras ciudades y la indignación crece y desencadena movilizaciones de millares de personas en Colombia y en diferentes países del mundo.
Esta gesta del pueblo caleño le ha permitido aprender, a gran velocidad, a resolver los problemas propios del combate callejero, a cómo el mismo pueblo puede resolver diversos temas concernientes al agua, la comida, los medicamentos; las masas populares se distribuyen las tareas, mientras retumban los cañones de la muerte, aprende a cuidarse y cuidar al compañero de lucha. Se ha acumulado una gran experiencia durante estos ocho días de dura confrontación, ya hará su propia evaluación y sacará sus propias enseñanzas.
Es necesario seguir avanzando en la unidad para la lucha, desarrollando asambleas de la manera más rápida, práctica y sencilla posible y con un contenido claro, preciso y veraz en los barrios, en los puntos de bloqueo, en las fábricas. Asambleas en donde se discutan y recojan las necesidades más álgidas del pueblo; asambleas populares que elaboren sus propias resoluciones, en interés de todo del pueblo.
Siempre se deberá tener en cuenta la seguridad, establecer mecanismos de defensa, un sistema de comunicaciones ordenado, así como los recursos humanos, logísticos y económicos. Es necesario que las organizaciones sindicales y los comités barriales creen fondos económicos, se distribuya el trabajo en los ediferentes frentes para resolver las necesidades.
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