jueves, 17 de noviembre de 2011

Estado español: Documento en ocasión del 90º Aniversario de la fundación del PCE. Gran Marcha hacia el Comunismo. Madrid.

CITAS DE MAO TSETUNG

Un partido revolucionario es el guía de las masas, y no hay revolución que no fracase cuando ese partido las conduce por un camino erróneo. A fin de conquistar con seguridad la victoria en la revolución y no conducir a las masas por un camino erróneo, tenemos que cuidar de unirnos con nuestros auténticos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos. Y para distinguir a los auténticos amigos de los verdaderos enemigos, tenemos que hacer un análisis general de la condición económica de las diversas clases de la sociedad china y de sus respectivas actitudes hacia la revolución”.
“Análisis de clases de la sociedad china”
(marzo de 1926), Obras Escogidas, t. I .

Si tratáramos de pasar a la ofensiva cuando las masas aún no despiertan, esto sería aventurerismo. Si insistiéramos en conducir a las masas a hacer algo contra su voluntad, iríamos inevitablemente al fracaso. Si no avanzáramos cuando las masas exigen avanzar, esto sería oportunismo de derecha.
“Charla a los redactores del Diario de Shansi-Suiyuán”
(2 de abril de 1948), Obras Escogidas, t. IV.

Proceder como “un hombre que caza gorriones con los ojos cerrados” o como “un ciego que coge peces a tientas”, tratar las cosas superficialmente sin penetrar en los detalles, entregarse a una verborrea jactanciosa y contentarse con conocimientos fragmentarios mal asimilados: tal es el estilo de trabajo, extremadamente malo, que aún se observa entre muchos camaradas de nuestro Partido, un estilo totalmente opuesto al espíritu fundamental del marxismo-leninismo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos enseñan que es necesario estudiar concienzudamente la situación, partir de la realidad objetiva y no de los deseos subjetivos. Pero, muchos de nuestros camaradas actúan en forma diametralmente contraria a esta verdad.
“Reformemos nuestro estudio”
(mayo de 1941), Obras Escogidas, t. III.

Frente a cualquier cosa, los comunistas tienen siempre que preguntar el por qué y usar su propio juicio para examinar cuidadosamente si corresponde a la realidad y si está fundada; no deben en absoluto seguir ciegamente a otros ni preconizar el servilismo.
“Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido”
(1º de febrero de 1942),Obras Escogidas, t. III.

El subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del Partido, los tres, son antimarxistas y no responden a las necesidades del proletariado sino a las de las clases explotadoras. Son reflejo de la ideología pequeño burguesa en nuestro Partido. China es un país donde la pequeña burguesía en muy numerosa; nuestro Partido está rodeado de esa enorme clase, un gran número de sus miembros provienen de ella, y es inevitable que ingresen en el Partido con su larga o corta cola pequeñoburguesa. Si no se refrena el fanatismo de los revolucionarios pequeñoburgueses ni se rectifica su unilateralidad, pueden fácilmente engendrar subjetivismo y sectarismo, una de cuyas formas de expresión es el estilo de cliché extranjero, o estilo de cliché del Partido.
“Contra el estilo de cliché del Partido”
(8 de febrero de 1942),Obras Escogidas, t. III




¡Proletarios y pueblos oprimidos del mundo, uníos!

Con Ocasión del 90º Aniversario de la Fundación del Partido Comunista de España

PARA DISPARAR LA FLECHA DEL MARXISMO-LENINISMO-MAOISMO AL BLANCO DE LA REVOLUCIÓN HAY QUE CONSTRUIR EL PARTIDO PROLETARIO REVOLUCIONARIO DE NUEVO TIPO EN LUCHA

 CONTRA EL  OPORTUNISMO DE DERECHA Y EL DOGMATISMO

Y AVENTURERISMO DE “IZQUIERDA”

  

   Del 7 al 14 de Noviembre de 1921 –se cumplen ahora 90 años-  se celebró en Madrid la  Conferencia que reunió a los delegados del Partido Comunista Español y el Partido Comunista Obrero Español y que concluyó con la fusión de ambos y la fundación del Partido Comunista de España (PCE), sometiéndose a las decisiones del Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional (Internacional Comunista).

   En las “Bases de Fusión” de los dos partidos, su “Declaración de Principios” señalaba  que: “Los representantes de los dos Partidos declaran ante todo, que los principios teóricos y la acción práctica del nuevo Partido unificado no pueden ser sino las que la Tercera Internacional acordó en sus Congresos, y que la distinguen netamente, tanto del reformismo como del anarquismo. Esto en todas las cuestiones y, en particular en las que pueden interesar más, dada la tradición española, como por ejemplo: las referentes a la acción individual, a la participación en las luchas electorales, a la acción sindical y a los movimientos obreros, a las formas de organización, etc., etc.” El nuevo Partido acordó editar como órgano central el periódico La Antorcha.

   Las condiciones de brutal represión que sufrió el PCE durante la dictadura primorriverista, así como las  desviaciones oportunistas de derecha y sectarias de “izquierda”  en el seno del PCE en la mayor parte de sus primeros años de existencia bajo la monarquía borbónica y la Segunda República,  le impidieron conducir al proletariado y a las masas populares de España a la victoria sobre la burguesía, pese a protagonizar heroicas gestas como la insurrección proletaria de Asturias en Octubre de 1934. Ya bajo la dictadura fascista de Franco, el cáncer del revisionismo acabó por pudrir al PCE, bajo el liderato de la camarilla de Carrillo-Ibárruri, hasta convertirlo en un instrumento inservible para dirigir la revolución en España.

   A comienzos de los años sesenta del siglo XX, como consecuencia de la ruptura a nivel internacional entre el marxismo-leninismo (cuya defensa estuvo liderada por el Partido Comunista de China con Mao Tsetung a la cabeza, y el Partido del Trabajo de Albania) y el revisionismo (encabezado por la pandilla de renegados soviéticos como  Jruschov, Breznev, etc.), se produjo también en España una ruptura política y organizativa con la agencia del revisionismo del equipo Carrillo-Ibárruri. Durante esa década y la siguiente surgieron diversos partidos y organizaciones que se definían como marxistas-leninistas y defensoras del pensamiento de Mao Tsetung. No obstante, debido, por una parte,  a la debilidad teórico-política de estas organizaciones en su ruptura con el revisionismo y a no haber roto completamente con algunas de las ideas y prácticas revisionistas que habían anidado en el PCE durante años, así como al peso de la ideología de la burguesía y pequeña burguesía en estos grupos y, de forma decisiva, el no haber asumido el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo, ninguna de ellas logró consolidarse como el partido de vanguardia del proletariado en España, acabando todas ellas convirtiéndose en grupúsculos y sectas de distinto pelaje revisionista (tengxiaopingistas, hoxhistas,  etc.) o desintegrándose.

    Otras organizaciones que en los años ochenta del siglo XX llegaron a enarbolar el marxismo-leninismo-maoísmo en España acabaron por desaparecer o convertirse en sectas impregnadas de dogmatismo e “izquierdismo”.

   Hoy, en noviembre de 2011,  noventa años después de la fundación del PCE, asistimos a la mayor crisis económica por la que atraviesa el capitalismo a escala mundial desde 1929. El proletariado y las masas populares de España sufren sus graves consecuencias y el resultado lo describía a fines del pasado mes de octubre de forma dramáticamente realista un diario de Madrid nada sospechoso de “revolucionario”: “Ricos más ricos y pobres más pobres. La desigualdad entre los ingresos de los españoles se disparó el año pasado hasta el nivel más alto recogido en la serie de la estadística europea que arranca en 1995. La brecha económica no ha parado de crecer desde que comenzó el declive económico, aunque el salto más abrupto se dio en 2010. El paro, la bajada de los sueldos y el fin de algunas prestaciones han dado cuerpo a eso conocido como la factura social de la crisis... el paro sigue dando latigazos: la última encuesta de población activa (EPA) reveló el viernes pasado que España ya roza los cinco millones de parados y que 1,4 millones de hogares tiene a todos sus miembros en edad de trabajar parados. La duración de la crisis empieza a agotar los colchones de ahorro de las familias y la necesidad llama a la puerta de casas en las que no había estado nunca. El balance de actividad de una organización como Cáritas suele dar alguna pista de este empobrecimiento de la clase media: el 30% de las solicitudes de ayuda del año pasado provenían de personas que lo hacían por primera vez... El riesgo de exclusión ha alcanzado este año, también, el máximo de la serie histórica: el 21,8% se encuentra bajo el umbral de la pobreza...“ (El País, 31 octubre 2011). Y para evitar la respuesta revolucionaria del proletariado y las masas populares, la burguesía y el imperialismo utilizan todos los medios a su alcance para tratar de conducir a la clase obrera y a las masas populares por vías reformistas y pacifistas, impulsando y potenciando engendros como el denominado  “Movimiento 15-M” en España. En esta situación, la creación de un partido proletario revolucionario de nuevo tipo, cimentado en el marxismo-leninismo-maoísmo, es la tarea central de los revolucionarios en España.

   Mao Tsetung nos enseña:

   “¿Por qué hace falta un partido revolucionario? Porque en el mundo existen enemigos del pueblo que lo oprimen y éste desea sacudirse de la opresión. En la era del capitalismo y el imperialismo, se necesita un partido revolucionario como el Partido Comunista. Sin un partido así, al pueblo le es de todo punto imposible sacudirse la opresión de sus enemigos”. (Mao Tsetung, Rectifiquemos el Estilo de Trabajo en el Partido, Obras Escogidas, t. III. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1968, p. 31)

   El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta debe ser la organización de vanguardia de la clase obrera y del pueblo español. Este carácter de vanguardia debe entenderse desde un doble punto de vista: ideológico-político y orgánico. 

   El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta debe estar vinculado estrechamente al proletariado y sus aliados de masas, orientando y dirigiendo su combate por el poder. Los militantes del Partido deben estar en las primeras filas de las luchas a la cabeza de las masas, no sustituyéndolas o suplantándolas en su acción, ni mucho menos actuando a espaldas de ellas.

   El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista leninista maoísta deberá, tal y como señalaban los comunistas chinos dirigidos por Mao Tsetung en su polémica con los revisionistas soviéticos en 1963:

   “partir de la realidad, mantener estrechos vínculos con las masas, sintetizar constantemente la experiencia de la lucha de las masas, y elaborar y aplicar independientemente una política y una táctica apropiadas a las condiciones del propio país. Se cometerá el error de dogmatismo si se procede de otra manera, copiando mecánicamente la política y la táctica de otro Partido Comunista, obedeciendo a ciegas la voluntad de otros y aceptando, sin análisis, el programa y las resoluciones de otro Partido Comunista como línea propia.

    (...) Si no es un partido que sea capaz de pensar y juzgar por sí mismo y adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de las diferentes clases en su propio país mediante una seria investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo e integrarla en la práctica con la práctica concreta de su propio país, sino un partido que repite ciegamente las palabras de otros, copia la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida en que hay de todo: revisionismo, dogmatismo y otras cosas, menos principios marxistas-leninistas.

    Entonces, semejante partido no puede en absoluto dirigir la lucha revolucionaria del proletariado y las amplias masas populares, conquistar la victoria de la revolución, ni cumplir la gran misión histórica del proletariado.   

    Esta es una cuestión sobre la cual todos los marxistas-leninistas, todos los obreros políticamente conscientes y todos los progresistas del mundo tienen que reflexionar a fondo.” (Proposición acerca de la línea general del Movimiento Comunista Internacional. Respuesta del Comité Central del Partido Comunista de China a la Carta del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética del 30 de marzo de 1963. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1973,  págs.56, 58)

    De esta manera el Partido no caerá en el dogmatismo, que está divorciado de la práctica concreta de la revolución y trata el marxismo-leninismo-maoísmo como una forma estereotipada, pues, como  resaltaban también los comunistas chinos en 1963:

   “Los dogmáticos (...) imaginan algunas fórmulas abstractas y vacías, o trasladan en forma mecánica la experiencia de otros países y la imponen a las masas, limitando de esta manera la lucha de éstas e impidiendo que logre los resultados debidos. Sin tener en cuenta el tiempo, el lugar y las condiciones dadas, se apegan obstinadamente a una forma de lucha; no comprenden que, en cada país, el movimiento revolucionario de las masas populares adopta formas extraordinariamente complejas, que es preciso emplear a un mismo tiempo diversas formas necesarias para que se complementen unas con otras; ni que es necesario, cuando las condiciones cambian, sustituir las viejas formas por nuevas o utilizar aún las primeras añadiéndoles nuevo contenido. Por lo tanto, se divorcian con frecuencia de las masas, de los posibles aliados, incurriendo así en errores sectarios; también emprenden a menudo acciones temerarias, cometiendo errores aventureristas.

   Cuando el organismo dirigente de un partido comete el error de dogmatismo, no podrá dominar las leyes que rigen el movimiento revolucionario en la práctica; será inevitablemente lánguido y pasivo en el terreno teórico y cometerá mil errores en la táctica. Un partido así no podrá conducir de manera alguna al movimiento revolucionario de su pueblo a la victoria”. (Una vez más sobre las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros. Algunos problemas importantes del leninismo en el mundo contemporáneo. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1963, p.193)

   Al combatir el dogmatismo en el seno del Partido Comunista de China y subrayando la integración de la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución china, Mao Tsetung señalaba en 1942 que la actitud por parte de los comunistas debía ser la de emplear la teoría y métodos marxistas-leninistas para investigar y estudiar de forma sistemática y minuciosamente las circunstancias. Y señaló:

   “¿Cómo unir la teoría marxista-leninista con la práctica de la revolución china? Dicho en lenguaje corriente, esto se logra “disparando la flecha al blanco”. Cuando uno dispara una flecha tiene que apuntarla a un blanco. La flecha es al blanco lo que el marxismo-leninismo a la revolución china. Algunos camaradas, sin embargo, “disparan sus flechas sin tener un blanco” o tiran al azar; es fácil que esas personas perjudiquen a la revolución. Otros no hacen más que darle vueltas y más vueltas a la flecha que tienen en sus manos, exclamando sin cesar: “¡Qué flecha tan bonita! ¡Qué flecha tan bonita!”, pero nunca quieren dispararla. Estos son aficionados a las antigüedades, y casi no tienen nada que ver con la revolución. La flecha del marxismo leninismo tiene que ser disparada al blanco de la revolución. Si este punto no es aclarado, el nivel teórico de nuestro Partido nunca se elevará y la revolución china jamás triunfará”. (Mao Tsetung, Rectifiquemos el Estilo de Trabajo en el Partido, Obras Escogidas, t. III. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1968, p. 39).

        Así pues, el partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta  contará con una justa orientación estratégica que le conduzca a evitar y combatir tanto el reformismo y los errores oportunistas de derecha, que puedan cometerse en la conducción de la acción revolucionaria, como aquellos de carácter dogmático y aventurero de “izquierda”.

   Ejemplos de tendencias derechistas pueden ser:

1. Colocar en primer plano o centrarse en una vía pacifista o legalista para llegar al poder, desperdiciando las fuerzas revolucionarias en acciones que jamás permitirían derrotar a la burguesía y la reacción.

2. Renunciar a la preparación teórica y práctica (a través de la acción) de las masas, con el fin de capacitarlas para aplastar la resistencia armada de los reaccionarios y explotadores y al desarrollo de acciones que conduzcan a  este objetivo.

3. Renunciar a la dirección proletaria del movimiento revolucionario y a la defensa independiente de los intereses propios de esta clase, entregando la dirección de aquel a sectores burgueses o pequeño burgueses, so pretexto de atraer aliados junto al proletariado.

4. Ocultar al partido proletario revolucionario más allá de lo que exige su seguridad y permitir que la actividad clandestina se convierta en disculpa para eludir la lucha.

5. Sofocar el valor, la audacia, el heroísmo, la combatividad, el odio contra el enemigo de clases y demás virtudes revolucionarias, impregnando al partido proletario revolucionario de prácticas reformistas y pacifistas y el espíritu burocrático.

    Ejemplos de aventurerismo de “izquierda” son, por ejemplo:

1. Negarse a todo empleo en la lucha de los medios legales y no armados, no utilizando instrumentos de acción que, aunque no son los decisivos para la toma del poder, sí son útiles, sin embargo, si se les subordina a la forma principal de combate.

2. Lanzar –en el sentido estratégico- al movimiento revolucionario a una batalla frontal “decisiva”, sin contar con las fuerzas suficientes como para vencer o, en el terreno táctico, lanzarse a batallas claramente destinadas a la derrota.

3. Emprender acciones terroristas de carácter individual o de pequeños grupos aislados de las masas con el propósito de reemplazarlas en su acción o de “estimularlas” con esos procedimientos, en situaciones de pasividad de ellas o de reflujos de sus combates y, en general, realizar una política de secta que renuncia a la dirección de masas.

4. Concebir el Frente Revolucionario, que debe forjarse en torno al proletariado, con estrechez y sectarismo, rechazando la necesidad de movilizar o neutralizar a ciertas fuerzas sociales que, aunque tienen contradicciones con la clase obrera, también las tienen con los enemigos principales de ésta en cierta etapa y, por tanto, son susceptibles de ser aprovechados aunque sea de forma temporal, parcial e insegura, en contra de los adversarios fundamentales.

   El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta deberá guiarse por los principios del internacionalismo proletario, vinculando e integrando la lucha del proletariado y el pueblo, basada en una ideología común proletaria, con las acciones y experiencias de las fuerzas revolucionarias de todo el mundo.

   Tal y como subrayaba V.I. Lenin:

   “Sólo hay un internacionalismo efectivo, que consiste en entregarse al desarrollo del movimiento revolucionario y de la lucha revolucionaria dentro del propio país, en apoyar (por medio de la propaganda, con la ayuda moral y material) esta lucha, esta línea de conducta, y sólo ésta, en todos los países sin excepción.” (V.I.Lenin, Las tareas del proletariado en nuestra revolución. Obras Escogidas, t II, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú 1948, p. 35)

   El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta deberá ser parte integrante del Movimiento Comunista Internacional En la actualidad, los comunistas y revolucionarios en España deben sumarse a los esfuerzos que realizan tanto aquellos partidos marxistas-leninistas-maoístas integrantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), como aquellos que aún no forman parte de él, para que el MRI salga de su actual estancamiento y pueda seguir impulsando la unidad ideológica, política y organizativa de los comunistas en el siglo XXI  y acelerando la lucha por la formación de una Internacional Comunista de nuevo tipo basada en el marxismo-leninismo-maoísmo.

   Por todo ello, sólo un partido proletario revolucionario, un Partido Comunista basado en el marxismo-leninismo-maoísmo y el pensamiento guía (para unir la verdad universal del marxismo-leninismo-maoísmo con la realidad específica y la práctica de la revolución en España), podrá disparar la flecha del marxismo-leninismo-maoísmo al blanco de la revolución; acumulando fuerzas; movilizando, politizando y organizando a los obreros, campesinos, intelectuales, mujeres y jóvenes; forjando a las masas en la  necesidad de la revolución y dirigiéndolas a la toma del poder a través de la guerra popular, instaurando la dictadura del proletariado que exprese y defienda los intereses  de todos los trabajadores y, a través de sucesivas revoluciones culturales proletarias, asegurando la victoria definitiva de la vía socialista sobre la vía capitalista, hasta alcanzar una sociedad sin clases, sin guerras, sin explotación, donde hombres y mujeres cooperen en alguna esfera de su más grande hazaña: el Comunismo.



¡Al capitalismo en crisis ni una miga de pan ni una gota de agua para salvarlo!

¡Combatir al capitalismo hasta sepultarlo!

¡Construir el partido proletario revolucionario de nuevo  tipo!

¡Lucha sin cuartel contra el oportunismo de derecha y el dogmatismo y  aventurerismo de “izquierda”!

¡Leer y estudiar los escritos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tsetung!

¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!

¡Viva la Revolución Proletaria Mundial!

¡Viva el internacionalismo proletario!

¡Viva el Socialismo! ¡Viva el Comunismo!



                              Madrid,  Noviembre de 2011



                    GRAN  MARCHA HACIA EL COMUNISMO



                                   

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