martes, 29 de noviembre de 2011

Ecuador: A decapitar la farsa intelectual llamada Academia. Un articulo de la revista ConCiencia Revolucionaria.





Artículo de la revista ConCiencia Revolucionaria No.33 del Movimiento Vientos del Pueblo, en defensa del marxismo


Los comunistas nos levantamos en defensa de la Teoría Proletaria y revolucionaria en los Centros Universitarios.
¡Contra la Academia: cuna de la Reacción!


·         A decapitar la farsa intelectual llamada Academia

La reacción se encuentra en los centros universitarios extendiendo el engranaje conservador. Sin duda alguna, esto lleva el nombre de “Academia”, la matriz de culto de los burócratas conservadores, hoy de los tecnócratas también. Es precisamente en la Academia donde se incorpora aquella autoridad catedrática que intenta imponer “la verdad” de un supuesto “saber”, de imponer su palabra impregnada de ideología burgués.

Las aulas se han convertido en celdas de seguridad, donde se hace inspección para garantizar la efectividad del orden establecido y cerciorarse de la no existencia de indicios de agitación estudiantil revolucionaria. De esta manera, la Academia burgués le ha declarado la pena de muerte al pensamiento y ha reducido el sentido crítico de los estudiantes universitarios a la mera apatía política y a la inacción.

Es así, que los mecanismos de poder burgués son reforzados en complicidad de los mismos de siempre: la derecha, el oportunismo de izquierda, el reformismo y el revisionismo. Estos van re-construyendo las fisuras que se producen en el sistema capitalista para introducir parches momentáneos y adormecer las conciencias. A nivel político, cuando el orden institucional se encuentra en plena crisis y la democracia burgués se haya tambaleante, es precisamente en esta ruptura estructural cuando la izquierda oportunista se junta con la burguesía para envolver a la derecha con “ropajes de izquierda” teniendo como resultado un Gobierno de la Revolución Ciudadana. El reformista y oportunista se cambia de "harapos" cuando le conviene, pues se envuelve en un discurso radical para ocultar sus podridas prácticas politiqueras, se presenta como el mayor revolucionario, pero simplemente es el mayor estafador del pueblo.

La Academia aprovechando estos síntomas estructurales ha ido compaginándose al lema de la oficialidad dominante, encargándose de simular la existencia de un supuesto “pensamiento crítico” con tipologías supuestamente revolucionarias, cuando en verdad lo que existe es un pensamiento conservador, frustrado, encargado de seguir reproduciendo el actual sistema, un pensamiento reaccionario y simplista que supone “falsas resistencias”, negando la posibilidad de la transformación social, un pensamiento que se nutre de la apatía para denominarse corriente teórica “postmoderna”, se alimenta de las crisis existenciales para nutrir el individualismo capitalista. El postmodernismo actualmente es el mejor soporte de la ideología capitalista, pues aparenta oponerse al sistema establecido, negando a su vez la transformación social y la organización clasista de los pueblos oprimidos, sin duda alguna el postmodernismo es una corriente totalmente servil al Imperialismo.

Estas corrientes reaccionarias insertadas en los centros universitarios cumplen la función de crear una campaña hostil contra el pensamiento marxista, evitando a toda costa que los estudiantes universitarios se vinculen a las luchas populares y se plieguen a las luchas de la clase trabajadora. Por un lado, los viejos catedráticos -en su más conservadora concepción- tienen algo en común con la corriente postmoderna: instaurar un pensamiento que salvaguarde el orden existente, continuar con la formación capitalista y efectivizar el orden establecido, protegiendo la propiedad privada, es decir la propiedad burgués.

De esta manera, la Academia lo que nos ofrece es un fraude intelectual, convirtiendo el sector universitario en un soporte del sistema burgués, reforzando los mecanismos que garantizan la propiedad privada y la explotación laboral de la clase trabajadora, para la academia el conocimiento es una simple mercancía a la venta del mejor postor.

La Academia ha monopolizado el conocimiento para los fines imperialistas, es así que un sociólogo no combate al capitalismo más bien se convierte en el cómplice de una transnacional, de esta manera, un sociólogo, antropólogo, geógrafo etc. se encarga del trabajo sucio, de crear las condiciones para que el imperialismo someta más a los pueblos oprimidos por el capital y así despojarlos de sus recursos. El sociólogo, antropólogo, geógrafo, etc. una vez “de-formado” por la Academia se instala en el Estado para reclutarse así mismo en las filas de la burguesía. Por otro lado, los autodenominados “intelectuales de izquierda” –desvinculados totalmente de las luchas populares- se convierten en los consultores de los proyectos estatales que sirven al enriquecimiento de los burócratas y funcionarios de las instituciones del Estado. Este es el papel de la Academia y de las carreras de Ciencias Humanas funcionales totalmente al sistema establecido, donde los harapos y las fachadas postmodernas de falsos discursos anti-capitalistas sirven para simular sus prácticas reaccionarias y netamente capitalistas.

Combatir a la Academia se convierte en una acción necesaria para destruir los mecanismos ideológicos burgueses, que han hecho de las Universidades una cloaca reaccionaria. La juventud debe prender la llama y develar las contradicciones existentes, debe crear un incendio para hacer temblar los cimientos de la burguesía, como estudiantes debemos hoy más que nunca plegarnos a las luchas del pueblo y forjar un camino revolucionario consecuente, que imprima la independencia de clase y combata el régimen social y político existente.



·         ¡A reivindicar la teoría proletaria y revolucionaria en nuestra educación!, La concepción marxista del mundo debe tomarse los centros universitarios

La reacción de varios de los “cadáveres de la academia burgués” -y de sus nuevos seguidores- ha sido implementar mecanismos de control para el estudiantado, desde las becarías y reconocimientos por buen aprovechamiento, hasta los sueldos privilegiados que se ofrecen a los estudiantes que la academia requiere para su reclutamiento. De esta manera, en la concepción del emprendimiento universitario todos entran en competencia por disputarse las carnadas de la Academia, cuyo objetivo es el vaciamiento intelectual de los universitarios y su desvinculación total con las luchas populares y con la sociedad misma, pues la mayoría de estudiantes terminan siendo un instrumento o apéndice más de cualquier institución para el aseguramiento de la propiedad privada. El conocimiento actualmente ha perdido todo sentido social y ha sido monopolizado para adquirir sentido lucrativo al servicio de las clases dominantes. 

Y para quienes tienen un embrionario sentido de lucha y combate, la Academia también ha intentado adecuarlos en un espacio para controlarlos, dando apertura a corrientes de “pensamiento” denominadas Teorías Críticas, totalmente opuestas al objetivo proletario por la transformación social. Estas teorías críticas han ingresado sin ningún problema al mundo académico, ahora intentan petrificarse junto a las corrientes del positivismo y de la reacción académica con el afán de desplazar poco a poco la teoría marxista del pensum universitario. Los teóricos críticos erradamente se asumen marxistas para ocultar sus pretensiones liberales, pues aspiran convivir con el enemigo de clase o fantasear sobre las maneras de “resistir ante el capital”, pues en su concepción idealista se puede verificar que estos teóricos críticos son mera charlatanería, guiada por una retórica encargada de adecuar a los jóvenes universitarios en “luchas sin acción”, como diría Marx en su crítica a las concepciones idealistas: “al combatir solamente las frases de este mundo, no combaten el mundo real existente."

La juventud y el conglomerado universitario están cansados de la retórica de los “académicos”, pues concebimos que la mera “contemplación de la idea” aniquila el sentido práctico y revolucionario que necesitamos para combatir al capitalismo. Y son precisamente las ideas que dominan nuestros centros universitarios la expresión del dominio ideológico de los intereses de la clase capitalista.  De esta manera, las “concepciones críticas de la academia” -alineadas al objetivo capitalista- se han camuflado en los distintos sectores de la pequeña-burguesía para profundizar el particularismo, es decir la apelación a luchas aisladas y la negación de una lucha clasista y revolucionaria.

Es una tarea de los comunistas contraponer el idealismo y la reacción imperante en nuestra educación, contestarle a esa Academia y teóricos críticos que no se trata de competir por buscar una categoría en cada periodo, como lo hace la concepción idealista de la historia, sino de mantenerse sobre el terreno histórico concreto, de no explicar la práctica partiendo de la idea, sino de explicar las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material, por lo tanto, todas las formas de la conciencia no brotan de la crítica espiritual, “pues la fuerza propulsora de la historia, no es la crítica, sino la revolución” (Karl Marx).

Ahora es necesario impulsar la difusión de la teoría marxista en el estudiantado y forjarnos como un vehículo de propagación de la teoría revolucionaria en barrios, fábricas y distintos puestos de trabajo; pues nuestra lucha por la construcción de una educación para el pueblo no es un problema aislado,  es parte del problema social existente, pues dentro del orden burgués nuestra educación será un bien privado.

Es así que los estudiantes lucharemos por nuestras demandas pero no lucharemos solos, pues es necesario que nos pleguemos a la lucha del proletariado e impulsemos una lucha revolucionaria. Los estudiantes no podremos entender el objetivo de sobrepasar las demandas sino comprendemos la situación del obrero en la fábrica, del vendedor “informal” en sus puestos ambulantes, de la mujer explotada y mal remunera, del campesino sin tierra, etc. El vital camino que nos conduce a luchar contra el orden social y político existente.


¡No al control burgués de la educación!
¡A combatir la reacción de los centros universitarios: la academia burgués!
¡A difundir la teoría del  proletariado!
¡A forjar una masa revolucionaria que se levante en contra de la sociedad capitalista!



¡SOPLAN VIENTOS DEL PUEBLO PARA LA ORGANIZACIÓN POPULAR!

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