EL MAESTRO LENIN SOBRE LOS COMPROMISOS
¿NINGÚN COMPROMISO?
Es sorprendente que,
con semejantes ideas, esos izquierdistas no condenen categóricamente el
bolchevismo. No es posible que los izquierdistas alemanes ignoren que toda la
historia del bolchevismo, antes y después de la Revolución de Octubre, está
llena de casos de maniobra, de acuerdos, de compromisos con otros
partidos, ¡sin exceptuar los partidos burgueses!
Hacer la guerra para
derrumbar a la burguesía internacional, una guerra cien veces más difícil,
prolongada y compleja que la más encarnizada de las guerras corrientes entre Estados,
y renunciar de antemano a toda maniobra, a toda utilización (aunque no sea más
que temporal) del antagonismo de intereses existente entre los enemigos, a los
acuerdos y compromisos con posibles aliados (aunque sean provisionales,
inconsistentes, vacilantes, condicionales), ¿no es esto acaso algo
infinitamente ridículo? ¿No se parece esto al caso del que en una ascensión
difícil a una montaña inexplorada, en la que nadie hubiera puesto la planta
todavía, renunciase de antemano a hacer zigzags, a volver a veces sobre sus
pasos, a prescindir de la dirección elegida al principio y a probar diferentes
direcciones? ¡¡Y gentes tan poco conscientes, tan inexperimentadas (menos mal
aun si la causa de ello es la juventud, porque ésta está autorizada por la providencia
a decir semejantes tonterías durante cierto tiempo) han podido ser sostenidas
directa o indirectamente, franca o encubiertamente, íntegra o parcialmente,
poco importa, por algunos miembros del Partido Comunista Holandés!!
Después de la primera
revolución socialista del proletariado, después del derrumbamiento de la
burguesía en un país, el proletariado de este último sigue siendo durante
mucho tiempo aún más débil que la burguesía, debido simplemente a las
inmensas relaciones internacionales de ésta y en virtud de la restauración
espontánea y continua, del renacimiento del capitalismo y de la burguesía por
los pequeños productores de mercancías del país que ha derrumbado a la
burguesía. Obtener la victoria sobre un adversario más poderoso únicamente es
posible poniendo en tensión todas las fuerzas y utilizando obligatoriamente con
solicitud, minucia, prudencia y habilidad, la menor "grieta" entre
los enemigos, toda contradicción de intereses entre la burguesía de los
distintos países, entre los diferentes grupos o diferentes categorías burguesas
en el interior de cada país; hay que aprovechar igualmente las menores
posibilidades de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilante,
inestable, poco seguro, condicional. El que no comprenda esto no comprende ni
una palabra de marxismo ni de socialismo científico contemporáneo, en
general. El que no ha demostrado en la práctica, durante
un intervalo de tiempo bastante considerable y en situaciones políticas
bastante variadas, su habilidad para aplicar esta verdad en la vida, no ha
aprendido todavía a ayudar a la clase revolucionaria en su lucha por librar de
la explotación a toda la humanidad trabajadora. Y lo dicho se aplica tanto al
período a n t e r i o r a la conquista del Poder
político por el proletariado, como al p o s t e r i o r.
Nuestra teoría no es
un dogma, sino una guía para la acción,[19] han dicho Marx y Engels, y el gran
error, el inmenso crimen de algunos marxistas "patentados" como
Carlos Kautsky, Otto Bauer y otros, consiste en no haber comprendido esto, en
no haber sabido aplicarlo en los momentos más importantes de la revolución
proletaria. "La acción política no se parece en nada a la acera de la
avenida Nevski" (la acera limpia, ancha y lisa de la calle principal,
absolutamente recta, de Petersburgo), decía ya N. G. Chernishevski, el gran
socialista ruso del período premarxista. Los revolucionarios rusos, desde la
época de Chernishevski acá, han pagado con innumerables víctimas su ignorancia
u olvido de esta verdad. Hay que conseguir a toda costa que los comunistas de
izquierda y los revolucionarios de Europa occidental y América fieles a la
clase obrera paguen menos cara que los atrasados rusos la
asimilación de esta verdad.
Los socialdemócratas revolucionarios de
Rusia aprovecharon antes de la caída del zarismo frecuentemente la ayuda de los
liberales burgueses, es decir, contrajeron con ellos innumerables compromisos
prácticos, y en 1901-1902, aun antes del nacimiento del bolchevismo, la antigua
redacción de "Iskra" (en la que estábamos Plejánov, Axelrod, Sasúlich
Mártov, Pótresov y yo) concertó (no por mucho tiempo, es verdad) una alianza
política formal con Struve, jefe político del liberalismo burgués, sin dejar de
sostener al mismo tiempo la lucha ideológica y política más implacable contra
el liberalismo burgués y las menores manifestaciones de su influencia en el
interior del movimiento obrero. Los bolcheviques siguieron practicando siempre
esa misma política. Desde 1905 defendieron sistemáticamente la alianza de la
clase obrera con los campesinos, contra la burguesía liberal y el zarismo, no
negándose nunca, al mismo tiempo, a apoyar a la burguesía contra el zarismo (en
los empates electorales, por ejemplo); y prosiguiendo asimismo la lucha
ideológica y política más intransigente contra el partido campesino
revolucionario burgués de los "socialrevolucionarios", a los cuales
denunciaban como demócratas pequeñoburgueses que se presentaban falsamente como
socialistas. En 1907, los bolcheviques constituyeron, por poco tiempo, un
bloque político formal con los "socialrevolucionarios" para las
elecciones a la Duma. Con los mencheviques hemos estado muchos años
formalmente, desde 1903 a 1912, en un partido socialdemócrata unido, sin interrumpir
nunca la lucha ideológica y política contra ellos, como contra
agentes de la influencia burguesa en el seno del proletariado y oportunistas.
Durante la guerra concertamos una especie de compromiso con los
"kautskianos", los mencheviques de izquierda (Mártov) y una parte de
los "socialrevolucionarios" (Chernov, Natanson).
Asistimos con ellos a las Conferencias
de Zimmerwald y Kienthal, lanzamos manifiestos comunes, pero nunca
interrumpimos ni atenuamos la lucha política e ideológica contra los
"kautskianos", contra Mártov y Chernov. (Natanson murió en 1919
siendo un "comunista revolucionario", populista muy afín a nosotros y
casi solidario nuestro). En el mismo momento de la Revolución de Octubre
concertamos una alianza política, no formal, pero muy importante (y muy
eficaz), con la clase campesina pequeñoburguesa, aceptando enteramente,
sin la menor modificación, el programa agrario de los socialrevolucionarios,
es decir, contrajimos indudablemente un compromiso con el fin de probar a los
campesinos que no queríamos imponernos a ellos, sino ir a un acuerdo. Al mismo
tiempo, propusimos (y poco después lo realizábamos) un bloque político formal
con la participación de los "socialrevolucionarios de izquierda" en
el gobierno, bloque que ellos rompieron después de la paz de Brest, llegando en
julio de 1918 a la insurrección armada y más tarde a la lucha armada contra
nosotros…
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