Nacionalismo español, nacionalismo de estado opresor
(El pueblo vasco y su vanguardia en particular, la izquierda abertzale.) Camarada ArenasEn lo que respecta a la cuestión de la organización comunista en las nacionalidades oprimidas, no negamos la posibilidad de que, en determinadas condiciones, se haga necesaria la creación de un Partido Comunista independiente. Esto ya sucedió, por ejemplo, en Catalunya, con la creación del PSUC, en 1936. Sin embargo, no encontramos en aquel PSUC nada parecido al reduccionismo nacional que observamos en Kímetz. El PSUC nunca habló de “lucha de clases catalana” o de cualquier otro absurdo similar. El PSUC tuvo siempre claro que la lucha del proletariado catalán estaba indisolublemente ligada a la lucha del proletariado del resto del Estado; y la línea política aplicada por el conjunto del movimiento comunista en España era una y la misma, asegurada ésta por la estrechísima relación entre el PCE y el PSUC y por la existencia de la Komintern.
Este párrafo del supuesto texto del PCE ( r ) condensa a la perfección un españolismo recalcitrante sin sentido. Hasta en el mínimo detalle como se puede apreciar en el uso de “nacionalidad” en vez de nación. Tomando conceptos prestados de la constitución española. Que considera nacionalidades y no naciones a los pueblos bajo opresión nacional del estado español. Este centrismo españolista llega hasta el extremo de auto-eregirse en dar capacidad o no, a una nación para auto-organizarse como así lo desee, negando nuevamente el derecho de autodeterminación y dando a entender que una nación oprimida por fuerza debe ser dependiente y subsidiria del proletariado del estado opresor contradiciendo a toda base marxista y leninista y contradiciendo radicalmente a las posturas expresadas por Marx en el caso de Irlanda.
En el colmo de un nacionalismo de estado opresor y en contra de todo internacionalismo se habla de que la lucha del “movimiento comunista en España era una y la misma” e “ indisolublemente ligada”. Lo cual recuerda a la “una, grande y libre” y a lo “indisoluble de la unidad española”, bases del franquismo que también la constitución española recoge.
Sin embargo, La internacional en carta de Mayo del 31 firmada por Manuilski propone “el objetivo de los comunistas es crear sobre las ruinas del estado español las repúblicas obreras y campesinas de Cataluña, Euskadi, Galicia y Portugal”.… Y a raíz de una reunión de la Komitern en Durango (Bizkaia) se asumieron las posiciones independentistas y el rechazo del futuro estatuto de autonomía considerado como de la “claudicación”.
Años antes de la creación del PSUC en Catalunya, ya existía en Euskal Herria una “plataforma revolucionaria del Partido Comunista para la liberación nacional y social de Euzkadi” (literal) llamada Federación comunista vasco-navarra y en 1933 declara la “lucha por la autodeterminación de la nación vasca hasta la separación del estado español”. Posteriormente surgiría el PC Euzkadi.
Depués ya sabemos lo que pasó con el PC español y como durante la dictadura fueron asesinados el comité central del PC de Euzkadi, otros murieron en el exilio, otros en cárceles , y mas en el makis, y eso hizo que el PCE creara una sucursal del PCE en Euskal Herria sobre la tumba del PC Euzkadi.
De esa tradición comunista, del abertzalismo de Aberri o Jagi-jagi, de la tradición abertzale de izquierda ya desde ANV, de los debates de finales de los 50 y 60 con el surgimiento de ETA, se iría conformando el MLNV o la izquierda abertzale, en palabras del Camarada Arenas, vanguardia del pueblo vasco.
(Naturalmente, la clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase en su propio país, ya que ésta es la palestra inmediata de su lucha.) Marx
(De ahí que, frente a la tarea de evitar enfrentamientos y borrar suspicacias entre los trabajadores vascos y los españoles y franceses e iniciar un proceso de acercamiento y ayuda mutua, han de ser estos últimos quienes dejen de pensar en términos de imperio y comprendan de una vez que los trabajadores vascos no somos españoles ni franceses, sino única y exclusivamente vascos, y que lo que nos une con ellos no es la pertenencia a una misma nación sino a una misma clase.) Argala
Internacionalismo frente a intervencionismo y sucursalismo
(No tenemos la fuerza suficiente en Euskal Herria.) Camarada ArenasKimetz, en cambio, nos sale con la cantinela del “marco nacional autónomo de la lucha de clases” y ni se plantea «la unión estrecha» entre el proletariado vasco, gallego, catalán, castellano, etc.(…)
El nacionalismo haría muy bien en dedicarse a resolver sus propios asuntos (y no son pocos los problemas a los que se enfrenta). Y aún estaría mejor si ciertos nacionalistas dejaran de jugar a marxistas-leninistas en sus peleas internas; “zapatero a tus zapatos”, dice el refrán
El internacionalismo, incluido el internacionalismo proletario, supone lisa y llanamente solidaridad activa con todos los procesos de liberación nacional. Supone creer en un mundo de pueblos libres y solidarios entre ellos descartando la competividad capitalista y esquemas de sumisión. Supone empatizar con la clase trabajadora de todo el planeta en un proyecto de liberación social emancipatorio mundial. Pueblos y personas libres.
De entre los debates más absurdos que genera cabría destacar esa corriente de opinión especialmente originada en estados imperialistas donde se quiebran derechos nacionales como el de la autodeterminación donde algunas izquierdas han llegado incluso a contraponer el término internacionalista al nacionalismo. Eso sí, un nacionalismo metafísico que son incapaces de definir con claridad pero lo que realmente se traduce de ello es su negación de realidades nacionales y su posición contraria a proyectos de liberación nacional.
Confunden inter(entre)-nacionalismo(s) con anti-nacionalismo, pero siempre desde la perspectiva del gran nacionalismo estatal del que se sienten apéndices, aunque sea en algunos casos de una forma involuntaria frente a un nacionalismo o patriotismo de liberación, frente a un nacionalismo revolucionario en muchos casos. No puede existir internacionalismo como el propio término indica sin nación, no puede haber solidaridad entre los pueblos si se niega la existencia de estos y si no se da cobertura a los procesos de liberación nacional de las naciones oprimidas.
Y una nación a la que se le niega el derecho de autodeterminación es una nación oprimida. Eso es un axioma fundamental de la izquierda.
El imperialismo no es tonto tampoco, en los últimos tiempos ha intentado reforzar ese concepto de nacionalismo haciéndolo sinónimo de “radicalidad”, “luchas étnicas”, “guerra”, “extremismo”… mientras que el nacionalismo de estado, el imperialista, era ocultado. Posiblemente el estado español es uno de los ejemplos mundiales más claros en ese sentido donde no verás prácticamente a ninguna persona declararse nacionalista español, cuando el nacionalismo español de carácter imperialista es el eje vertebrador del sistema español tanto para la derecha como para la socialdemocracia y desgraciadamente aún con mucha influencia en sectores de izquierda incluso en los comunistas y anarquistas.
Otro punto de polémica ha sido el carácter que se le da a ese internacionalismo. Algunos sectores de izquierda creyéndose en posesión de la verdad pese a no ser partícipes de procesos y de las realidades nacionales de diferentes pueblos se creen con el derecho y el deber de hacer dirección política sobre esas realidades. Algo así como usar un mando a distancia esperando que tenga alguna incidencia en una realidad en la que no se es partícipe. O en su defecto utilizar las realidades de otros pueblos para potenciar su agenda particular en su propio contexto. La cuestión es que no existe realmente una sola verdad. Cada pueblo y movimiento tienen las suyas y están construidas en procesos largos y complejos. Verdades de las que se puede aprender, contrastar, compartir en mayor o menor medida pero muy difícilmente tener la capacidad de profundizar de tal manera en ellas como para dar autos de fe. Estas maneras peligrosas de enfocar el internacionalismo estarían encuadradas más bien en un posible dirigismo e injerencia de dudosa utilidad.
Conclusión
La negación de Euskal Herria como marco autónomo de la lucha de clases, la subordinación al marco estatal español, el anti-independentismo, la negación de realidades objetivas y concretas como la opresión cultural, la equiparación entre nacionalismos de liberación y nacionalismos imperialistas, la injerencia política obviando el internacionalismo y el sucursalismo son algunas de las características que expresa el supuesto texto de PCE ( r ) , además de no seguir ningún baremo marxista-leninista.Este españolismo de viejo cuño es una extensión del españolismo ya puesto en su lugar por Argala en su día.
Desde los estertores del franquismo y durante la falsa transición democrática una miríada de siglas y grupúsculos se intentaron asentar en Euskal Herria a modo de sucursales de sus partidos españoles o franceses correspondientes. El objetivo era claro, teniendo en cuenta la auténtica cantera anti-sistémica existente y al ser la sociedad vasca punta de lanza en la lucha anti-franquista se dispusieron a lanzar las redes en ese ecosistema revolucionario para sus propios intereses y ver que podían pescar.
En esencia es el impulso del sucursalismo español o francés (la creación o reforzamiento de agrupaciones no surgidas en Euskal Herria sino que actúan a modo de sucursal de movimientos estatales siendo España o Francia su marco autónomo de lucha en el que quieren incluir a Euskal Herria en grado de dependencia no internacionalista) y el intento de suplantar al movimiento revolucionario vasco autóctono aprovechando ilegalizaciones en su día y una coyuntura política especial determinada que ha traído hoy en día contradicciones no resueltas aún a la izquierda abertzale.
Si este es verdaderamente el camino que ha escogido el PCE ( r ) no podríamos mas que estar ante la evidencia de un oportunismo que poco tiene que ver con los intereses de la clase trabajadora vasca y que retrotrae al PCE ( r) a un tiempo donde no existía la r aún y estaba el PCE a secas. Quiero pensar que el texto responde a algún relevo concreto de militancia despistada que poco sabe de Euskal Herria y de las luchas de este pueblo.
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