A propósito de un artículo de Jon Illescas sobre las
elecciones catalanas.
M. Alonso.
Me gustaría
hacer unos comentarios al artículo del compañero Illescas ya que algunas de sus
afirmaciones las considero equivocadas, aunque comparto su diagnostico sobre la
necesidad de identificar con claridad al sistema económico capitalista, como
responsable del sufrimiento de los pueblos y de la destruccion del planeta.
En primer
lugar, señalaría la importancia del contexto para tomar una posición. A mi
entender, hoy, fracturar o debilitar al estado plurinacional español es ir
contra la hegemonía de la burguesía tanto española como catalana. Es ir contra
la re-estructuración del Estado burgués español y es luchar por el derecho de
autodeterminación, base de cualquier análisis leninista para la solución a esta
contradicción.
Contradicción
antagónica en actual el marco de la dictadura de la burguesía y que solo en una
futura dictadura del proletariado podría ser tratada como “en el seno del
pueblo”.
Señala el
compañero Jon, que única candidatura que estuvo parcialmente por encima de la
influencia nacionalista burguesa fue Catalunya
Si que es Pot. Parece olvidar el compañero, que esa candidatura estaba nutrida
por revisionistas y liquidadores de la
bandera roja y de sus valores revolucionarios. Y sí, no estaba bajo la influencia
de la burguesía catalana; lo estaba de la centralista española y de su actual
proyecto de re-estructuración del régimen borbónico impuesto por Franco.
Los mismos
revisionistas que destruyeron el Partido Comunista en España y al Partido
Socialista Unificado de Catalunya, este último, por cierto, reconocido oficialmente, como representante
del proletariado catalán, por la Internacional Comunista.
Afirma el compañero Jon en su artículo que:
No existen las naciones como sujetos políticos, existen las personas y las
clases. Los límites nacionales han sido tradicionalmente impuestos a punta de
espada o de tanques por los conquistadores, las diferentes clases dominantes
cuando se reparten los territorios, etc. Las naciones sirven para dividir a la
clase trabajadora en diferentes establos donde las burguesías mundiales nos
sacan hasta la última gota de leche, donde nos explotan para obtener sus
beneficios (que luego invierten muy “nacionalmente” llevándoselos a algún
paraíso fiscal). Sin embargo, luego muchos de los explotados, bailan al son de
las banderas de los establos. ¿Puede haber algo más absurdo, más primario, en
estos tiempos de mundialización de los goces y los padeceres?
Negar la existencia de las naciones o las nacionalidades es como negar la
existencia de la lucha de clases o como negar el carácter inter-nacionalista de
la clase obrera. No estaría de más el releer el magnífico libro del camarada
Stalin Sobre la Cuestión Nacional para aclarar dudas sobre el carácter y
formación de las nacionalidades….
Y por supuesto que muchas trabajadoras y trabajadores bailan al son de la
música y de las banderas de la hegemonía burguesa, no solo local, sino también
de las potencias imperialistas, es ahí donde se ve su hegemonía, en la actual
etapa histórica, no nos extrañemos, partamos de la realidad para poder
transformarla.
Dice el compañero que:
Sin la unión de toda la izquierda contra hegemónica para
construir nuestros medios unificados, nuestra propia industria cultural, sólo
consumiremos hegemonía burguesa y pensaremos como ellos quieren que pensemos.
Necesitamos nuestra cultura solidaria, racional a la par que cálida, rebelde a
la par que humana: nuestra cultura socialista. Si por el contrario, hemos de
seguir luchando en sus medios, ellos controlarán el mensaje y los minutos que
saldrán nuestros responsables. Si no construimos nuestra industria cultural contra
hegemónica jamás conseguiremos la hegemonía en la sociedad, seremos minoría
para siempre y cada vez más, los pocos que quedemos, estaremos más colonizados
mentalmente. No podemos luchar contra los medios masivos tanto offline
(radio, TV, etc.) como online (Internet) desde una multitud de pequeñas
páginas de información alternativa en Internet. O desde asambleas de cientos de
personas cuando los telediarios son vistos por millones a los que les lavan el
cerebro.
La construcción de nuevos espacios culturales, informativos o sociales, son necesarios, pero tienen un límite; el Poder, que sin el mismo “todo es
ilusión” como decía Lenin.
Solo desde la destrucción del viejo poder burgués podrá nacer una nueva sociedad,
un Nuevo Poder.
Para ello, solo con la construcción de un autentico programa
revolucionario, basado en la ideología revolucionaria del proletariado y
partidos capaces de defenderlo y aplicarlo en todos los niveles de la lucha de
clases, tanto en las nacionalidades históricas, como en el Estado español podrá
la clase obrera y demás clases trabajadoras liberarse del yugo ideológico de
los explotadores.
Hay que crear opinión pública sí, pero de forma clara y
decidida por la toma revolucionaria del poder, por hacer la revolución en donde
se den las condiciones antes expuestas para ello.
Y para concluir estos comentarios, me gustaría señalar que las armas y la
tecnología no lo deciden todo, son los pueblos los verdaderos hacedores de la
historia y los imperialistas simples tigres de papel.
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