viernes, 23 de agosto de 2013

Arte revolucionario. Un interesante articulo sobre los inicios del cine sovietico.

Las transformaciones revolucionarias del pueblo soviético a través de una cámara


A partir de un grupo de jóvenes pioneros en una aldea soviética, Dziga Vertov nos acerca con su cámara a la realidad de los cambios producidos en Rusia tras la Revolución. A través del "ojo" del objetivo el director nos muestra como se va transformando la injusticia, el atraso y la pobreza tradicionales de la clase trabajadora y campesina rusas, y nace un mundo nuevo.

Un mundo nuevo revolucionario, que cambia totalmente le pasado y que también se proyecta en la creación artística.

Por eso, Dziga Vertov será pionero de una nueva expresión del cine: el cine documental. En su cine, la protagonista es la cámara, que graba y cuenta lo que sucede.  Es lo que se conoce como "cine-ojo", estilo cinematográfico en el que Dziga Vertov y el cine sovietico fueron innovadores.


El cine-ojo nace a finales de 1919 en una Rusia recién azotada por la guerra civil, en la que 14 potencias imperialistas atacan al nuevo poder sovietico. A la par se produce una revolución artística, en consonancia con la social y política que se estaba llevando a cabo.  

Dziga Vertov, seudónimo que en realidad significa peonza giratoria (su nombre original era Philip Kaufman) se une con Elizabeth Svilova, su mujer, y Mikhaïl Kaufman, su hermano, con motivo de promover esta revolución cinematográfica. Atacan duramente el cine de ficción, al que denominaban "cine-mentira", y llevan a cabo una serie de documentales vanguardistas. Su influencia en etapas posteriores fue tal que Jean-Luc Godard creó el Grupo Dziga Vertov en 1969 para rendirles homenaje.
Entre las características principales del cine-ojo destacan la búsqueda de la realidad y la espontaneidad; la ausencia de decorados preconcebidos, de actores profesionales, de maquillaje y efectos especiales.  Según sus propias palabras, querían captar ‘la vida de improvisto’ y ‘explorar el caos de los fenómenos visuales que llenan el espacio’.

“Fuimos los primeros que hicimos films con nuestras manos desnudas, films quizá torpes, toscos, sin brillo, films quizás un poco defectuosos, pero en todo caso films necesarios, indispensables, films orientados a la vida y exigidos por la vida. Definimos la obra cinematográfica en dos palabras: el montaje de lo que  «veo»”. De su manifiesto de 1923

La película incluye escenas experimentales, como algunas escenas proyectadas hacia atrás: la matanza de un toro (empieza cuando lo matan y acaba cuando pasta libre en el campo) y la elaboración de una hornada del pan.

Contemporáneo de Sergei Eisenstein y Vsevolod Pudovkin, dos de los grandes directores de cine rusos de la época,  Verzov se empieza a interesar por el montaje y no tarda en experimentar con nuevas técnicas en sus obras. Viendo que los resultados fueron prometedores con su primera obra, que se puede ver al final de esta entrada, Cine-ojo, la vida al imprevisto (1924), el que fue su primer largometraje, donde perfeccionó su método, decide embarcarse en proyectos más ambiciosos como La sexta parte del mundo (1926) y ¡Adelante, Soviet! (1926). Pero su obra maestra llegaría tres años más tarde con El hombre de la cámara (1929).

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