El imperialismo es un tigre de papel. Mirado por fuera parece un tigre, pero está hecho de papel y no aguanta un golpe de viento y lluvia (…)
Sólo podrá haber paz cuando haya sido eliminado el imperialismo. Llegará el día en que el tigre de papel será destrozado. Pero no desaparecerá por sí mismo; para ello hace falta el golpe del viento y la lluvia… Presidente Mao
Ha sido electo un nuevo presidente en los EEUU; sin embargo, más allá del discurso demócrata burgués, en nada beneficia a la clase y pueblo de los EEUU, mucho menos a los pueblos oprimidos del mundo.
La condición de superpotencia imperialista está por encima de la superestructura, del sistema de gobierno y sus representantes; consiguientemente, nada bueno espera a los oprimidos del mundo con cualquier corriente burguesa que gobierne a los Estados Unidos.
Quizá hay un elemento importante a considerar en este nuevo proceso electoral; el rol que ha cumplido las minorías nacionales, entre esas, los latinos, quienes embestidos de comportamientos serviles a la democracia capitalista, parecen no darse cuenta de que sobre sus cabezas pende, de un pelo de crin de caballo, algo parecido a la espada de Damocles, que tarde o temprano terminará por decapitar sus falsas ilusiones constitucionalistas.
En la década de los años 70´s y 80´del siglo anterior, ser latino en EEUU era sinónimo de rebeldía, no solo contra el viejo estado capitalista, sino en contra del carácter imperialista de este.
Indígenas, afrodescendientes, asiáticos y latinos, han tenido que poner una altísima cuota de sangre y vidas para cargar con la construcción de toda la estructura económica de los EEUU; escenario de cientos de años donde han confrontando relaciones de producción que iban del esclavismo más abyecto que nos podamos imaginar y que se ha dado modo de subsistir de manera evolucionada hasta nuestros días; a un régimen feudal que prácticamente aniquiló a sus poblaciones originarias y que hoy tiene expresiones semifeudales expuestas en las relaciones de producción que imprimen precisamente empresarios latinos, asiáticos y otros: posteriormente con la venta de la fuerza de trabajo (capitalismo) para construir un país cuyas clases dominantes no han tenido reparo alguno en aplicar apartheid, discriminación étnica, fascismo y otro tipo de taras propias de una potencia decadente.
La mayoría de la población latina en EEUU ha perdido la perspectiva de su rol histórico considerando su extracción de clase, la mayoría campesinos pobres, vendedores informales, desocupados, en fin, masas explotadas y oprimidas en sus países de origen. Hoy, los latinos, ya no son necesariamente aquellos que realizan trabajos de segundo o tercer orden; servidumbre, limpieza, y trabajo agrícola; en la actualidad también laboran como policías que no tienen escarnio alguno en reprimir a su pueblo o cometer actos atroces contra las mismas minorías nacionales; militares, quienes en nombre de su nueva nacionalidad coadyuvan en la invasión a otros países. Otros son grandes empresarios que reproducen los ciclos de explotación capitalista sobre los trabajadores imprimiendo a las relaciones de producción, vicios semifeudales que arrastran desde sus países de origen, fundamentalmente México y Puerto Rico.
Latinos magnates de la construcción en Miami; en la industria cervecera, industria alimenticia, en el área de deportes; y así, una larga lista de sectores de la producción (economía) de todo orden que dibuja de manera distinta la estructura productiva de los EEUU. En lo político no es diferente; en el 2018, 41 bancadas del Capitolio, congresistas, estaban copadas por latinos que en esas condiciones poco o nada pudieron o quisieron hacer por los inmigrantes.
Hoy es la población latina la que una vez más le da sustento a la vieja democracia de los EEUU. 159 millones de personas (de una población de 330 millones de habitantes) participaron en las elecciones presidenciales; de esas, el 13% eran latinos, es decir, más de 20 millones, porción importantísima si consideramos que los latinos aptos a participar en votaciones son 25,4 millones de un universo de latinos que representan el 18% de la población en EEUU.
Poco a importado que Trump haya reforzado posiciones discriminatorias, potenciado la construcción del muro entre la frontera con México; la retórica xenófoba y discriminatoria de este verdugo cuando señalaba que "Nunca obtendré el voto hispano. Como los negros, son demasiado estúpidos como para votar por Trump. No son mi gente". Y sin embargo, muchos latinos apoyaron la gestión del tiranuelo respaldándolo en las últimas elecciones.
La historia va poniendo a cada quién en el lugar que corresponde. Ser latino en EEUU no es sinónimo de que represente, necesariamente, a una clase explotada; es un hecho, varios sectores de esa población han tenido un ascenso importante cuyo comportamiento es similar al de cualquier burgués explotador y opresor.
Estadísticamente los latinos han estado próximos electoralmente a los regímenes más recalcitrantemente reaccionarios de los EEUU, sin que esto quiera decir que votar por los demócratas llegue a constituirse en un acto consciente desde la perspectiva popular o de clase. Basta recordar que en las elecciones presidenciales de 2016, Hillary Clinton, la perra de Bagdad, ganó con casi dos tercios del voto latino; que el 30% de los latinos votaron por republicanos, más que los afros estadounidenses, los asiáticos y las otras minorías principales en el país. Se podría suponer que este apoyo latino a los republicanos ha bajado después de las durísimas políticas de Trump hacia los latinos; empero, en las elecciones de 2018, un 32% de los latinos votaron una vez más por los candidatos republicanos.
Ser latino, afroestadouniudense, árabe o asiático en EEUU por sí solo no garantiza un ejercicio de conciencia, de lucha, mucho menos de clase. La única clase que puede conducir la revolución en las entrañas del monstruo imperialista es el proletariado, independientemente de devenir étnico, nacional.
En lo que respecta al nuevo presidente de los EEUU, pues bien, hoy son los demócratas que han tomado la posta por el dominio del planeta, explotación, opresión y miseria de los pueblos oprimidos del mundo.
Si bien es cierto la tendencia presidencial en los EEUU ha estado del lado de los republicanos, los presidentes demócratas han cumplido un papel nefasto para las minorías nacionales al interior de los EEUU, y no se diga en el escenario internacional. Los dos últimos presidentes demócratas (al igual que sus antecesores) ya dieron muestras de su sevicia. Clinton, y la intervención en Irak, el arrasamiento de Bagdad con bombardeos a gran escala en 1993 so pretexto de que los iraquíes planeaban asesinar a Bush. Las agresiones militares cruentas a Afganistán y del Sudán. El apoyo a Turquía en la lucha en contra de los Kurdos que reivindicaban su propio Estado. La intensificación del embargo a Cuba bajo la ley Toricelli-Helms, firmada y hecha respetar por Clinton, que prohibió la venta de alimentos estadounidenses y redujo el acceso a los productos químicos de tratamiento de agua y a las medicinas, tuvo efectos graves. Bill Clinton expandió los alcances militares de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) al este europeo, violando el compromiso que tuvo con la rata revisionista de Gorbachov, colocando al mundo a puertas de un holocausto nuclear; y así, una larga lista del prontuario criminal de los demócratas estadounidenses.
Obama fue otro de los Calígulas demócratas de los EEUU y que para el colmo de la estupidez recibió un premio Nobel de la paz después de haber invadido Libia, asesinar a Kadafi y a decenas de miles de sus seguidores; no olvidar que fue este presidente, representante de una minoría nacional, afro estadounidense (16% del total de la población de EEUU, 2% menos que los latinos) fue el creador del Estado Islámico con la finalidad de desestabilizar al régimen de Bashar Al Assad en Siria y posicionarse en Medio oriente en esa cruenta repartija del mundo con otras potencias imperialistas y que hasta la fecha ha cobrado la vida de más de medio millón de personas y el destierro forzoso de millones de sirios, iraníes, iraquíes y kurdos.
Bajo el régimen del demócrata (Obama) se agudizó la intervención imperialista en Afganistán. En su período se lanzaron más de 25.000 bombas contra la población no comprometida -necesariamente- con la resistencia. Las masacres se reprodujeron en todo el territorio afgano: en mayo de 2009, en las aldeas de Shiwan y Granai, octubre de 2015, en Kunduz, Estados Unidos destruyó un hospital manejado por Médicos Sin Fronteras, donde las víctimas fueron principalmente niños, niñas, ancianos. Y así, una larga lista de crímenes que se reprodujeron a lo largo y ancho del planeta.
Pero el monstruo apesta, está corroído, es tigre de papel, por dentro se desmorona. La brutalidad policial, los comportamientos xenófobos y racistas han espoleado la lucha de clases.
El incremento en la tasa de desempleo también se ha convertido en un elemento disruptivo que ha movilizado a las masas de trabajadores parados que son parte de ese contingente de más de 50 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza en los EEUU.
La explotación laboral a la que está sometido el proletariado, la permanente fascistización de sus aparatos represivos y mayor corporativización del viejo Estado también espolean la lucha de clases. Los levantamientos populares y de trabajadores en Dustin, marca el paso, el redoble de lucha que necesariamente deberá marchar la clase y el pueblo para poder emprender con la revolución proletaria en las entrañas del monstruo, no obstante, la tarea de derrotar y enterrar al imperialismo yanqui es una tarea que no solo compromete al proletariado de EEUU, sino al proletariado internacional y de los pueblos oprimidos del mundo.
¡EL IMPERIALISMO Y TODOS LOS REACCIONARIOS SON TIGRES DE PAPEL!
¡NO HABRÁ REVOLUCIÓN TRIUNFANTE SI ADEMÁS DE DESTRUIR EL VIEJO ESTADO, NO DERROTAMOS AL IMPERIALISMO Y APLASTAMOS AL REVISIONISMO!
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO-PENSAMIENTO GONZALO!
CAMARADA JOSELO: ¡EN COMBATE ESTARÁ VENCIENDO!
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