A propósito del 70º aniversario de la invasión nazi de Polonia
Memoria histórica à la RFA
Antifaschistische Aktion Berlin
Antiberliner
Traducido por Àngel Ferrero
En el discurso oficial de la memoria histórica se encuentran este año algunas fechas destacadas: el 60 aniversario de la fundación de la República Federal Alemana o el 20 aniversario de la así llamada revolución pacífica que condujo a la caída del Muro de Berlín están determinando de manera decisiva este 2009 el discurso de los medios de comunicación. En ambos casos se presenta a la República Federal Alemana como un estado democrático modélico que ha aprendido de los crímenes del nacionalsocialismo. ¿Pero es así realmente?
Al frente del actual discurso político de la memoria histórica se encuentran las fechas que proporcionan una auto-imagen positiva de Alemania. El énfasis puesto en estos acontecimientos históricos hace que otras importantes fechas históricas queden relegadas a un segundo plano. En los próximos días se pondrá en suspenso la que acaso sea la fecha más importante, la que en última instancia contribuye a un desplazamiento del consenso dominante. Durante décadas ha estado en el centro de la controversia en torno a las medidas a tomar por la política de la memoria histórica para con el fascismo alemán. ¡Y por buenas razones! Los crímenes de la maquinaria de destrucción del nacionalsocialismo no han sido olvidados. Lo ilustra muy bien el 1 de septiembre, una fecha clave no sólo para la historia del fascismo alemán, sino con la cual se articularía la resistencia contra la guerra y el fascismo.
Una fecha significativa
Este año se conmemora el 1 de septiembre el septuagésimo aniversario del ataque a Polonia por parte de la Alemania nazi. Este hecho marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, desde el comienzo de la cual dominó la lógica del exterminio. El modo en que los nazis dirigieron la guerra contra Polonia sirvió para organizar la barbarie del Holocausto: el primer campo de concentración se encontraba en territorio polaco. Ya en la década de los veinte dejó bien claro Hitler que la obtención de un «espacio vital en el Este» era uno de los objetivos fundamentales de su política, cuya ideología se desarrollaba a partir de la teoría de la «lucha por la existencia» entre «las razas superiores y las inferiores». Con arreglo a esa ideología los polacos fueron clasificados por los nazis como “subhumanos” (Untermenschen) y los polacos eslavos fueron exterminados mediante trabajos forzados, algo que supuestamente serviría más tarde para la asimilación completa de los polacos de «sangre alemana».
Repercusiones internacionales
El 28 de abril de 1939 el III Reich declaró nulo el pacto de no agresión entre Polonia y Alemania de 1934. El 22 de agosto Hitler explicó a la dirección del ejército alemán (Wehrmachtsführung ) sus objetivos militares para el inminente ataque a Polonia. Con la «solución a la cuestión oriental» pasó la «aniquilación de los polacos» a un primer plano, de ahí que fuese necesaria la «eliminación de toda fuerza viva.» El 23 de agosto de 1939 se firmó el pacto de no-agresión entre Alemania y la Unión Soviética, cuyo protocolo adicional contemplaba la división del estado en dos zonas. De este modo pasaron los polacos orientales y el Báltico a estar bajo tutela de la administración soviética, y la parte occidental bajo la administración del Reich alemán. Las potencias occidentales habían especulado durante mucho tiempo con un ataque de la Alemania nazi hacia el Este, en dirección del odiado poder de la Unión Soviética y su influencia, y se comportaron vacilantes ante el ataque. Este error de juicio fatal del peligro que ello suponía sólo puede explicarse a través de un anticomunismo furibundo, que se desarrollaría después de 1945 con la Guerra Fría. Francia y Gran Bretaña exigieron un últimatum para la retirada inmediata de todas las tropas alemanas en Polonia. Cuando Hitler lo rechazó, ambos estados declararon la guerra al Reich el 3 de septiembre. No logró materializarse una ofensiva de las potencias occidentales en territorio polaco.
Los crímenes de la Wehrmacht
Con la campaña polaca comenzó el asesinato en masa selectivo de civiles polacos, que se prolongó hasta 1945. Los Einsatzgruppen de los servicios de seguridad (SD) y los batallones de reservistas colaboraron activamente con la Wehrmacht en su tarea de «lucha contra todos los enemigos de Alemania y del Reich en la retaguardia de las tropas» y de «eliminación de la inteligencia polaca». Según las listas de la policía, asesinaron hasta finales de 1939 a unos 60.000 ciudadanos polacos, de entre los cuales muchos profesores, médicos, abogados, académicos, capellanes y obispos, así como representantes de los partidos y sindicatos del movimiento obrero polaco. La política de ocupación alemana buscaba una rápida “germanización” de los polacos. Hasta finales de 1945 fueron expulsados unas 900.000 personas de los territorios ocupados hacia países vecinos. Los judíos que permanecieron fueron asesinados en los campos de concentración.
Memoria como deber
El fascismo alemán costó la vida a más de 50 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. Unos 6 millones de judíos y 100.000 gitanos fueron asesinados industrialmente. El recuerdo del comienzo de esta guerra criminal no debería pasar desapercibida, ni desplazada ni olvidada. El 1 de septiembre de 1957 se celebró apropiadamente por vez primera en la RFA el día contra la guerra. Fueron llamadas a participar Antimilitaristische Aktion, Die Falken (Los halcones) -una asociación de la juventud socialista-, Solidaritätsjugend, la Naturfreundejugend y la agrupación de objetores de conciencia. Bajo el lema “Nunca más guerra” (Nie wieder Krieg) este día serviría en las décadas siguientes a los sindicatos y al movimiento pacifista para mostrar el rechazo a la política de remilitarización de la RFA, la denominada “Double-Track Decision” de la OTAN o la participación de la Bundeswehr en misiones de guerra. El día contra la guerra no se convirtió nunca en oficial y aún hoy, cuando se conmemora el 70 aniversario del ataque contra Polonia sigue siendo justo preguntarse: ¿dónde está la ceremonia en memoria del comienzo de la mayor barbarie de la historia de la humanidad?
Fuente: http://www.antiberliner.de/artikel/artikel2301.htm
Memoria histórica à la RFA
Antifaschistische Aktion Berlin
Antiberliner
Traducido por Àngel Ferrero
En el discurso oficial de la memoria histórica se encuentran este año algunas fechas destacadas: el 60 aniversario de la fundación de la República Federal Alemana o el 20 aniversario de la así llamada revolución pacífica que condujo a la caída del Muro de Berlín están determinando de manera decisiva este 2009 el discurso de los medios de comunicación. En ambos casos se presenta a la República Federal Alemana como un estado democrático modélico que ha aprendido de los crímenes del nacionalsocialismo. ¿Pero es así realmente?
Al frente del actual discurso político de la memoria histórica se encuentran las fechas que proporcionan una auto-imagen positiva de Alemania. El énfasis puesto en estos acontecimientos históricos hace que otras importantes fechas históricas queden relegadas a un segundo plano. En los próximos días se pondrá en suspenso la que acaso sea la fecha más importante, la que en última instancia contribuye a un desplazamiento del consenso dominante. Durante décadas ha estado en el centro de la controversia en torno a las medidas a tomar por la política de la memoria histórica para con el fascismo alemán. ¡Y por buenas razones! Los crímenes de la maquinaria de destrucción del nacionalsocialismo no han sido olvidados. Lo ilustra muy bien el 1 de septiembre, una fecha clave no sólo para la historia del fascismo alemán, sino con la cual se articularía la resistencia contra la guerra y el fascismo.
Una fecha significativa
Este año se conmemora el 1 de septiembre el septuagésimo aniversario del ataque a Polonia por parte de la Alemania nazi. Este hecho marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, desde el comienzo de la cual dominó la lógica del exterminio. El modo en que los nazis dirigieron la guerra contra Polonia sirvió para organizar la barbarie del Holocausto: el primer campo de concentración se encontraba en territorio polaco. Ya en la década de los veinte dejó bien claro Hitler que la obtención de un «espacio vital en el Este» era uno de los objetivos fundamentales de su política, cuya ideología se desarrollaba a partir de la teoría de la «lucha por la existencia» entre «las razas superiores y las inferiores». Con arreglo a esa ideología los polacos fueron clasificados por los nazis como “subhumanos” (Untermenschen) y los polacos eslavos fueron exterminados mediante trabajos forzados, algo que supuestamente serviría más tarde para la asimilación completa de los polacos de «sangre alemana».
Repercusiones internacionales
El 28 de abril de 1939 el III Reich declaró nulo el pacto de no agresión entre Polonia y Alemania de 1934. El 22 de agosto Hitler explicó a la dirección del ejército alemán (Wehrmachtsführung ) sus objetivos militares para el inminente ataque a Polonia. Con la «solución a la cuestión oriental» pasó la «aniquilación de los polacos» a un primer plano, de ahí que fuese necesaria la «eliminación de toda fuerza viva.» El 23 de agosto de 1939 se firmó el pacto de no-agresión entre Alemania y la Unión Soviética, cuyo protocolo adicional contemplaba la división del estado en dos zonas. De este modo pasaron los polacos orientales y el Báltico a estar bajo tutela de la administración soviética, y la parte occidental bajo la administración del Reich alemán. Las potencias occidentales habían especulado durante mucho tiempo con un ataque de la Alemania nazi hacia el Este, en dirección del odiado poder de la Unión Soviética y su influencia, y se comportaron vacilantes ante el ataque. Este error de juicio fatal del peligro que ello suponía sólo puede explicarse a través de un anticomunismo furibundo, que se desarrollaría después de 1945 con la Guerra Fría. Francia y Gran Bretaña exigieron un últimatum para la retirada inmediata de todas las tropas alemanas en Polonia. Cuando Hitler lo rechazó, ambos estados declararon la guerra al Reich el 3 de septiembre. No logró materializarse una ofensiva de las potencias occidentales en territorio polaco.
Los crímenes de la Wehrmacht
Con la campaña polaca comenzó el asesinato en masa selectivo de civiles polacos, que se prolongó hasta 1945. Los Einsatzgruppen de los servicios de seguridad (SD) y los batallones de reservistas colaboraron activamente con la Wehrmacht en su tarea de «lucha contra todos los enemigos de Alemania y del Reich en la retaguardia de las tropas» y de «eliminación de la inteligencia polaca». Según las listas de la policía, asesinaron hasta finales de 1939 a unos 60.000 ciudadanos polacos, de entre los cuales muchos profesores, médicos, abogados, académicos, capellanes y obispos, así como representantes de los partidos y sindicatos del movimiento obrero polaco. La política de ocupación alemana buscaba una rápida “germanización” de los polacos. Hasta finales de 1945 fueron expulsados unas 900.000 personas de los territorios ocupados hacia países vecinos. Los judíos que permanecieron fueron asesinados en los campos de concentración.
Memoria como deber
El fascismo alemán costó la vida a más de 50 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. Unos 6 millones de judíos y 100.000 gitanos fueron asesinados industrialmente. El recuerdo del comienzo de esta guerra criminal no debería pasar desapercibida, ni desplazada ni olvidada. El 1 de septiembre de 1957 se celebró apropiadamente por vez primera en la RFA el día contra la guerra. Fueron llamadas a participar Antimilitaristische Aktion, Die Falken (Los halcones) -una asociación de la juventud socialista-, Solidaritätsjugend, la Naturfreundejugend y la agrupación de objetores de conciencia. Bajo el lema “Nunca más guerra” (Nie wieder Krieg) este día serviría en las décadas siguientes a los sindicatos y al movimiento pacifista para mostrar el rechazo a la política de remilitarización de la RFA, la denominada “Double-Track Decision” de la OTAN o la participación de la Bundeswehr en misiones de guerra. El día contra la guerra no se convirtió nunca en oficial y aún hoy, cuando se conmemora el 70 aniversario del ataque contra Polonia sigue siendo justo preguntarse: ¿dónde está la ceremonia en memoria del comienzo de la mayor barbarie de la historia de la humanidad?
Fuente: http://www.antiberliner.de/artikel/artikel2301.htm
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