Guerra Popular y Revolución
por Partido Comunista del Brasil (Fracción Roja)
“La revolución es una guerra. Es de todas
las que conoce la historia, la única guerra legítima, legal, justa y
realmente grande. Una guerra que no se libra, como las demás, por el
interés egoísta de un puñado de gobernantes y explotadores, sino en el
interés de las masas del pueblo contra los tiranos, en interés de
millones y millones de explotados y trabajadores contra el abuso y la
violencia.”
Lenin, “Jornadas revolucionarias”, en “El plan de batalla de Petersburgo”-1905
“Nuestra consigna debe ser: armar el proletariado para vencer,
expropiar y desarmar a la burguesía. Esta es la única táctica posible
para la clase revolucionaria, táctica que se desprende de todo el
desarrollo objetivo del militarismo capitalista y es determinada por
este desarrollo. Sólo después de haber desarmado la burguesía es que
podrá el proletariado, sin traicionar su tarea histórico-universal,
convertir en chatarra todo el armamento en general y así lo hará,
indudablemente, el proletariado, pero sólo entonces, de ningún modo
antes”. (subrayado nuestro)
Lenin, “El Programa Militar de la Revolución Proletaria”
“…la experiencia de la lucha de clases en la época del imperialismo
nos enseña que sólo mediante el poder del fusil pueden la clase obrera y
las clases trabajadoras derrotar a la burguesía y a los latifundistas
armados, en este sentido podemos decir que sólo con fusiles se puede
transformar el mundo entero”.
Presidente Mao, “Problemas de la guerra y de la estrategia”
“El cerne de la estrategia del proletariado y de su partido es el
desarrollo de la Guerra Popular a través de la guerra de guerrillas”.
Manoel Lisboa, “Carta de Doce Puntos a los comunistas revolucionarios”
1-Introducción
El problema de la vía de la revolución proletaria como la de la
violencia revolucionaria quedó planteado por el marxismo ya en el
Manifiesto Comunista de 1848, cuando Marx y Engels expusieron de forma
sistematizada por primera vez su doctrina. Desde sus fundamentos el
marxismo afirmó tanto la necesidad del proletariado de organizarse en un
partido diferente de todos los hasta entonces surgidos en la historia
cuánto de la violencia revolucionaria como vía de la revolución. En el
Manifiesto del Partido Comunista señalaron inconfundiblemente que los
comunistas no se rebajan a ocultar sus ideas, que al contrario proclaman
abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados con el
derrumbe violento de todo el orden social existente.1 La primera
tentativa del proletariado de asaltar los cielos, la Comuna de París de
1871, que pese a todo su heroísmo, fracasó después de 70 días y Marx
hizo ver sus enseñanzas y significado histórico, mostró que en la
ausencia del partido revolucionario único del proletariado y de su
dirección absoluta, así como que en la falta de comprensión de la
necesaria dictadura revolucionaria en todos los terrenos sobre la
burguesía y demás clases explotadoras derrumbadas del poder, se
encontraban las causas principales de su derrota. Hizo ver aún otras
enseñanzas de aquella experiencia, como la de la nueva forma estatal
que vislumbrara diferente y opuesta a la de las clases explotadoras a lo
largo de la historia. También que, el baño de sangre llevado a término
por la reacción unida para derrotar la Comuna, hiciera el proletariado,
que hasta entonces principalmente sólo había conocido la burguesía como
fuerza revolucionaria, verla como tal en la contrarrevolución.2
Con el paso del capitalismo a su etapa superior y última, la del
capital monopolista, y cuando la
guerra de rapiña se impuso como
política inherente al imperialismo y el oportunismo se manifestó
abiertamente entre los marxistas, Lenin entendió como necesaria e
inevitable la división en las filas socialistas para defender el
marxismo de su falsificación.3 Lenin elevó el marxismo a una nueva
etapa de su desarrollo en la que resalta el partido de nuevo tipo como
el destacamento de vanguardia del proletariado y organización de combate
de jefes revolucionarios y la teoría y táctica de la revolución
proletaria en general y de la dictadura del proletariado en
particular.4 El leninismo preconizó que los comunistas tienen que
forjarse en la lucha contra el oportunismo y en la violencia
revolucionaria. “La revolución es una guerra”5 sintetizó él y así
dirigió la primera revolución proletaria triunfante, la gran Revolución
Socialista de Octubre de 1917. Partió de que el problema central de toda
y cualquier revolución es el poder, y siendo la médula del poder del
Estado su fuerza armada, para derrotarla sólo oponiendo a ella otra
fuerza armada.6 Así siendo, en última instancia, el problema para el
proletariado consistía en organizarse en un partido y en una fuerza
armada dirigida por éste, el partido comunista.
Después de la segunda gran guerra imperialista la revolución
proletaria se amplió como nuevo salto cualitativo, originando el campo
socialista mundial, con el triunfo de la gran Revolución China. Este
gran éxito llevó la correlación entre el proletariado y la burguesía y
entre el socialismo y el imperialismo al equilibrio de fuerzas. Esto
creó la situación en que un imperialismo más desesperado y feroz,
capitaneado por los yanquis, desató su estrategia de la “Guerra Fría”,
con el chantaje nuclear y en que las contradicciones de clases y la
lucha de clases en los países socialistas (URSS y China Popular)
entraron en una nueva etapa, en la que trajo a la superficie un nuevo
revisionismo. La muerte del camarada Stalin se presentó como la
oportunidad para la camarilla de Kruschov de usurpar el Partido
Bolchevique y el Estado Soviético, predicando capitulación y traición
con sus “dos todos” y “tres pacíficas” para revisar el
marxismo-leninismo, restaurar el capitalismo y aplastar el movimiento
comunista internacional con el cuento revisionista de la transición
pacífica.
El Presidente Mao a la cabeza del PCCh, ya en dura lucha en el seno
del propio partido contra la derecha defensora de la vía capitalista, se
levantó contra el nuevo revisionismo y en defensa del
marxismo-leninismo, reafirmando la lucha armada revolucionaria cómo
única vía del proletariado para realizar la revolución socialista y los
pueblos y naciones oprimidas conquistar la liberación nacional,
realizar la revolución de nueva democracia y pasar ininterrumpidamente
al socialismo. Remarcó que: “…la experiencia de la lucha de clases en
la época del imperialismo nos enseña que sólo mediante el poder del
fusil pueden la clase obrera y las clases trabajadoras derrotar la
burguesía y los latifundistas armados, en este sentido podemos decir que
sólo con fusiles se puede transformar el mundo entero”.7
Esta había sido la experiencia de la Revolución China de 25 años de
lucha armada, que confirmaba la experiencia histórica de todas las
revoluciones y con que el marxismo-leninismo cosechaba grandes saltos
en la forja del Partido Comunista con el tratamiento de las
contradicciones internas, a través del método de la lucha de dos líneas y
formulación completa de la teoría militar proletaria, la Guerra
Popular. Como Lenin anteriormente había hecho, el Presidente Mao tomó de
Clausewitz que la guerra es la política por medio de la violencia8,
afirmando que los comunistas somos partidarios de la “teoría de la
omnipotencia de la guerra revolucionaria” y de que el “El poder nace
del fusil.”9
Después de la muerte del Presidente Mao, la derecha que había sido
políticamente aplastada a lo largo de la gran Revolución Cultural
Proletaria, encontró oportunidad para levantar nuevamente su negra
cabeza y la camarilla de Teng maquinó el golpe de Estado, usurpando el
poder del proletariado. Algunos partidos y organizaciones comunistas
alrededor del mundo condenaron el revisionismo de Teng y denunciaron la
restauración capitalista, siguieron defendiendo el marxismo-leninismo y
el pensamiento Mao Tsetung y el camino de la lucha armada
revolucionaria. Pero sólo con el inicio de la Guerra Popular en el Perú,
en 1980, es que fue realizada la defensa más consistente del
marxismo-leninismo, comprendiendo que las contribuciones del Presidente
Mao conformaban una nueva etapa de su desarrollo, el maoísmo10, y se
fundamentó la vigencia de la violencia revolucionaria de modo cabal, a
través de la comprensión de que la Guerra Popular consistía en la teoría
militar del proletariado y cuestión esencial de la ideología y ciencia
de la revolución proletaria.
Sin embargo, todo el periodo de triunfo del revisionismo y de reniego
que ha transitado la lucha del proletariado, en medio de tantas
dificultades impuestas por la ofensiva contrarrevolucionaria desatada
en los finales de la década de 1980, además y como parte de ella de
toda la extensa capa de partidos revisionistas que se había acumulado
desde el advenimiento del revisionismo kruschovista, incluido el
revisionismo de Hohxa, Teng y el revisionismo armado destacadamente en
América Latina, no tardarían en manifestarse en las filas del propio
maoísmo nuevas expresiones de revisionismo. Ejemplo más destacado de
esto son las posiciones de la LOD (Línea Oportunista de Derecha,
capitulacionista y revisionista) de ex-miembros del CC del PCP
travestidos en el actual MOVADEF, la “Nueva Síntesis” de Avakian del
PCRUSA y el “Socialismo del Siglo XXI” de Prachanda/Batharai.
El denominador común, entre otras cuestiones, de todas estas
corrientes revisionistas ha sido la tentativa de tergiversar y negar la
Guerra Popular como problema esencial e inseparable del maoísmo. En los
años de 1990 ya se trababa dura lucha en el MRI contra esas tendencias
capitaneadas, principalmente, por el presidente del PCRUSA. Lucha en
que se empeñó el PCP para afirmar el maoísmo como nueva, tercera y
superior etapa de desarrollo del marxismo y de la vigencia universal de
la Guerra Popular, comprendida esta como parte esencial del maoísmo,
siendo la teoría militar proletaria, aplicada a las particularidades de
cada país y de sus revoluciones. Y fue en razón del fracaso en imponer
sus teorías revisionistas en el MRI que Avakian maquinó durante años
por su liquidación.
De ahí que sin combatir y derrotar todas esas manifestaciones
revisionistas y sus influencias, no es posible responder a las
exigencias que la crisis general del imperialismo y las rebeliones
populares están demandando hoy, sin combatir el revisionismo y el
oportunismo la revolución no puede avanzar. Es necesidad crucial
profundizar los debates para elevar la comprensión del maoísmo, lo que
pasa obligatoriamente por elevar la comprensión sobre la Guerra Popular
como la forma más alta de la aplicación de la violencia revolucionaria y
su vigencia universal. En este propósito, dado el significado crucial
de esta cuestión para la revolución proletaria mundial, y con base en
los esfuerzos y desafíos que estamos afrontando para llevar a cabo el
desencadenamiento de la Guerra Popular en nuestro país es que queremos
exponer nuestras reflexiones.
2-Imperialismo y Revolución
El gran Lenin en su extraordinaria obra “El Imperialismo fase
superior del capitalismo” y en los debates sobre la cuestión nacional y
colonial sintetizó que el trazo distintivo de la época del imperialismo
es que el mundo quedó dividido, por un lado, en la inmensa mayoría de
países atrasados oprimidos y, por otro, en un puñado de países
desarrollados opresores de los
primeros.11
Condición que sólo se confirmó, agravándose después de más de un siglo
de su vigencia. A pesar de los poderosos golpes asestados a ese sistema
de explotación agonizante por el proletariado revolucionario y el
movimiento de liberación, que con las revoluciones socialistas y de
nueva democracia llegó a empujarlo para los bordes de su sepultura, él
recuperó el terreno. Y fue a través de la acción deletérea del
revisionismo que condujo a la restauración capitalista que el
imperialismo pasó a la contraofensiva dominando todo el mundo, sin
embargo en un grado de descomposición mucho más avanzado, cuya acción
se hizo más criminal que nunca.
El Presidente Mao, rechazando las tentativas del revisionismo
kruschovista de pregonar capitulacionismo, reafirmó que el imperialismo
es un tigre de papel y desenmascarando las embestidas en resucitar las
podridas teorías de Kautsky del “ultra-imperialismo” demostró que en la
época del imperialismo “tres mundos se delinean”12 . O sea, que el
campo de las naciones imperialistas persiste en contradicciones,
moviéndose a través de colusión y pugna, que las pugnas se sobreponen a
las colusiones por cuestión de la naturaleza misma del capital y que en
determinados periodos de su crisis general, inevitablemente se agudiza
la lucha por el reparto y repartija del mundo y por la hegemonía. Así se
conforma la existencia de un Primer Mundo, el de la superpotencia o
superpotencias; un Segundo Mundo, el de las potencias imperialistas
(potencias de segundo orden) y un Tercer Mundo, compuesto por las
naciones atrasadas y oprimidas por el imperialismo y en su momento
también por los países socialistas y de democracia popular –actualmente
no existentes –, (desde entonces el Tercer Mundo está compuesto por las
naciones oprimidas por el imperialismo, siendo la inmensa mayoría de
países semicoloniales y semifeudales).
El cacareo revisionista de Teng de la “Teoría de los Tres Mundos”13,
la cual intentó atribuirla al Presidente Mao, nada tiene que ver con
el justo análisis marxista-leninista del Gran Timonel. Y es importante
esclarecer porque la camarilla de Teng se sirvió de un truco para
justificar su traición revisionista y hacer el juego del imperialismo,
afirmando que el primer Mundo es el de las superpotencias y potencias
imperialistas, el Segundo Mundo el de los países socialistas y el
Tercero el de los países atrasados y “en desarrollo”.
La apreciación que hizo el Presidente Mao en la época e
inmediatamente después de la restauración burguesa en la Unión Soviética
que la convirtió en social-imperialista, siendo superpotencia y China
seguía siendo un país socialista, fue la de detallar las contradicciones
fundamentales en el mundo, definiendo de forma exacta la contradicción
principal entre ellas. Así como mide la correlación de fuerzas entre el
imperialismo y la revolución proletaria, para contraponer al
revisionismo de Kruschov, defender el marxismo-leninismo y la
revolución. Fue para sintetizar la acertada Línea Política General para
el Movimiento Comunista Internacional para establecer las formas y
caminos para la revolución en todos los tipos de países y de modo
general la revolución proletaria mundial. Y aún es necesario señalar que
lo hizo en medio a una feroz lucha contra los revisionistas
encastillados en el Comité Central del PCCh y en la alta dirección del
Estado y del Ejército Popular de Liberación. De ahí que en la famosa
Carta China de junio de 1963, la “Proposición acerca de la Línea General
para el Movimiento Comunista Internacional”, entre otras definiciones
presentó correctamente las contradicciones fundamentales de la época
como cuatro, a saber: contradicción entre Nación e imperialismo,
contradicción entre proletariado y burguesía, contradicción entre los
monopolios y entre los países imperialistas y la contradicción entre
socialismo e imperialismo, dada la existencia en la época de un campo
socialista. Sin embargo, en este documento de gran significado para el
marxismo, para la revolución proletaria y de combate al revisionismo
kruschovista, no destacaba cuál de ellas era la contradicción
principal, cuestión que más que nadie el Presidente Mao defendía ser la
contradicción que opone la nación al imperialismo. Esta falta importante
y algunas otras que permean la Carta China y los Nueve Comentarios a la
carta respuesta de los revisionistas kruschovistas, se debió a
posicionamientos del Comité Central del PCCh en medio de encarnizada
lucha interna, la cual vendría a explotar con la Gran Revolución
Cultural Proletaria.
Con el Presidente Gonzalo y principalmente después de la derrota de
la GRCP se hará la defensa intransigente de la concepción leninista del
imperialismo y de la comprensión del Presidente Mao de que el mundo, con
el agravamiento de la crisis general del imperialismo, había entrado en
la época de la barredura completa del imperialismo por la revolución
proletaria, destacando lo que él prenunció de su ocurrencia dentro de
los “próximos 50 a 100 años”14. El Presidente Gonzalo sintetizó toda la
experiencia de la Revolución China bajo la dirección del Presidente Mao
y con su aplicación a la realidad de la revolución en el Perú a través
de la Guerra Popular, comprendiendo y estableciendo de modo inseparable
de esta, el maoísmo como tercera, nueva y superior etapa del marxismo.
Él analizó con sagacidad los acontecimientos de la década de 1980 e
inicios de la de 1990 y con aguda precisión los caracterizó
correctamente, demostrando que una ofensiva contrarrevolucionaria de
carácter general y convergente del revisionismo y el imperialismo se
había iniciado15. Ofensiva contrarrevolucionaria de carácter general en
cuya cabeza estaban mancomunados Gorbachov/Reagan-Bush y el Papa Juan
Pablo II y cuyos acontecimientos de la guerra de agresión a Irak bajo la
bandera de la ONU marcó el pasaje de USA a la condición de
superpotencia hegemónica única en el mundo. Reveló de forma cabal que
estaba en curso un nuevo momento en la confrontación entre
contrarrevolución y revolución, situación resultante de la restauración
capitalista en todos los países donde el proletariado había conquistado
el poder y construía el socialismo o democracias populares, época de las
más duras pruebas para los comunistas y de reniego descarado bajo la
bandera negra del revisionismo.
Sobre este periodo es preciso señalar que la derrota temporal del
proletariado revolucionario con la restauración capitalista llevada a
cabo por los revisionistas en la URSS (1956), en la China con la derrota
de la Gran Revolución Cultural Proletaria (1976) y demás países de
democracia popular (década de 1960) había conducido la situación
mundial a una nueva fase de dominio capitalista bajo hegemonía de la
superpotencia imperialista yanqui en colusión y pugna con el
social-imperialismo de la URSS, para inmediatamente en la década de 1990
como superpotencia imperialista hegemónica única, restaurar el mercado
capitalista mundial único, a través de continuadas guerras de agresión y
rapiña. Tal ofensiva de carácter general se destinó a dar golpes
demoledores en la revolución proletaria apuntando contra el marxismo,
pregonando su caducidad. Después de verter un duro golpe sobre la
Revolución Peruana, y no alcanzando su dominio completo sobre el mundo,
lanzó su estrategia de “Guerra al Terror”, apuntando contra el
“fundamentalismo islámico” con el pretexto de aplastar las luchas de
liberación nacional. Sin embargo ni un sólo día el proletariado
revolucionario y las naciones oprimidas dejaron de combatir y resistir,
alcanzando nuevas alturas con el proseguimiento de la Guerra Popular
en el Perú, Filipinas, Turquía e India y desencadenándola en Nepal
además de las luchas armadas de resistencia nacional de las naciones
invadidas por el imperialismo. En esas nuevas condiciones de dominio
imperialista y resistencia del proletariado, de los pueblos y naciones
oprimidas, el imperialismo alcanzó un grado de descomposición jamás
visto. Manifestación de esto son la proporción, profundidad y
prolongamiento de las crisis financiero-económico-social y política de
la actualidad, con el incremento de las guerras de agresión, expresando
no solamente la agudización de la contradicción nación/imperialismo sino
también de la contradicción interimperialista y entre proletariado y
burguesía, tal como las sucesivas embestidas de las rebeliones populares
que han recorrido todo el mundo, clamando por una dirección
revolucionaria.
De hecho, como ha sido planteado y resaltado por el Presidente
Gonzalo, el actual desarrollo de la crisis general del imperialismo
entró definitivamente en la fase histórica en que será barrido
completamente por la revolución proletaria, situación prenunciada por
las luchas armadas de liberación y principalmente por las guerras
populares que jamás arriaron la gloriosa bandera de la revolución
proletaria mundial, en una nueva y segunda ola de la revolución mundial
que necesita ser impulsada y para lo cual exige desarrollo de una
dirección proletaria, de partidos comunistas maoístas militarizados, y
finalmente del movimiento comunista internacional maoísta. Así, en
estas condiciones concretas que representan el desarrollo y
descomposición del imperialismo, hoy, al haberse profundizado lo que ya
en su época señalara Lenin, toda la sociedad se ha militarizada al
extremo, y en todas las naciones sólo un camino puede transitar la
resistencia del proletariado y de los pueblos y naciones oprimidas hacia
su liberación, el camino de la lucha armada revolucionaria y de ésta
como concepción y dirección proletaria: la Guerra Popular. Hoy más que
nunca, como muy bien afirmó Lenin no se puede verdaderamente combatir al
imperialismo y a la reacción sin combatir de modo inseparable todo el
oportunismo, rechazar el reformismo y todo oportunismo del cretinismo
parlamentario, deslindando y desenmascarando sus partidarios frente a
las masas para ayudarlas a comprender y distinguir amigos de enemigos y
liberar sus poderosas energías en la lucha armada revolucionaria.
3- Marxismo y Guerra Popular
La Guerra Popular, tal como en la experiencia de la Revolución
China, cuando y como la formuló el Presidente Mao y confirmada en las
diversas tentativas en llevarla a término en las décadas finales del
Siglo XX e inicio del siglo presente, es la guerra de masas dirigida de
forma absoluta por el Partido Comunista. Es la guerra que, tomando el
principio de que son las masas las que hacen la historia, parte de la
realidad concreta en que, de modo general las masas están relativamente
desorganizadas, pero que a largo plazo se harán organizadas, pasando de
fuerza poderosa desorganizada a fuerza poderosa organizada, a través de
etapas bien delimitadas del desarrollo de la lucha armada, aplicando
en el combate a nivel estratégico la superioridad relativa de fuerzas y
en lo táctico la superioridad absoluta. Acumulando fuerzas, pasando de
débiles a fuertes, obedeciendo rigurosamente a la correlación de fuerzas
en el recorrido de las tres etapas de la Defensiva Estratégica, del
Equilibrio Estratégico y de la Ofensiva Estratégica. La Guerra Popular
se inicia sin una retaguardia en el objetivo inmediato de crearla como
Base de Apoyo revolucionaria, con que se establece el Nuevo Poder, poder
político revolucionario del proletariado y las masas populares, para
apoyarse en ella, expandirla parte por parte hasta la conquista del
poder en todo país y de modo general, de país a país, en todo el mundo.
Se desencadena como Guerra de Guerrillas, a través de pequeños
grupos con el objetivo inmediato de organizar el ejército guerrillero,
abriendo con acciones de propaganda armada e inmediatamente Guerra de
Guerrillas, creando Zonas Guerrilleras y Zonas de Operaciones con el
objetivo de cercar vastas zonas, movilizando las masas, politizándolas,
organizándolas y armándolas crecientemente, para crear las Bases de
Apoyo revolucionarias y el Nuevo Poder. Las Zonas Guerrilleras son
objetivos tácticos y solamente la Guerra de Guerrillas y las Bases de
Apoyo son factores estratégicos que recorren todo el curso de la Guerra
Popular, desde el establecimiento de estas en el inicio hasta la
conquista del Poder en todo el país.
“Las Bases de apoyo son las bases estratégicas sobre las cuales se
apoyan las fuerzas guerrilleras para cumplir sus tareas estratégicas y
lograr el objetivo tanto de conservar y aumentar sus fuerzas como de
aniquilar y expulsar el enemigo. Sin tales Bases estratégicas no habría
nada en que apoyarse para ejecutar cualquiera de nuestras tareas
estratégicas y alcanzar el objetivo de la guerra.” (…) “El Presidente
Gonzalo estableció un sistema de Bases de apoyo rodeado por zonas
guerrilleras, zonas de operaciones y puntos de acción teniendo en cuenta
las condiciones políticas y sociales, la tradición de lucha, las
características geográficas y el desarrollo del Partido, del Ejército y
de las masas.”16
Guerra Popular unitaria aplicada en el campo y en la ciudad, en el
caso de los países oprimidos, en el campo como frente principal y en la
ciudad como complemento necesario para preparar la futura insurrección
general. Y en el caso de los países capitalistas, imperialistas,
aplicadas a las ciudades grandes, medias y pequeñas para el desarrollo
del poder revolucionario y preparación para la insurrección general.
Según la acumulación y desarrollo del ejército popular y del frente
único la Guerra Popular, manteniendo invariablemente la guerra de
guerrillas, pasará a aplicar simultáneamente y de modo combinado otras
formas, principalmente la de la Guerra de Movimientos y, particularmente
en la etapa final, la de la ofensiva estratégica, a la Guerra de
Posición además de las otras, combinando con levantamientos
insurreccionales en las ciudades, tal como la insurrección general, en
el último o últimos bastiones del enemigo, principal o principales
centros urbanos. El curso de toda la Guerra Popular obedece a leyes de
la guerra en general, de la guerra revolucionaria y específicamente de
la guerra revolucionaria del país dado. En cuanto a sus leyes hay que
destacar que, por su naturaleza, la Guerra Popular exige para el
desarrollo de todo su curso aplicar la dinámica, de forma categórica, de
la centralización estratégica y descentralización táctica. Como tal,
también la incorporación de las masas a la Guerra Popular obedece a
leyes.
Hay que resaltar también que cuando tomamos su concepto de forma
general, como lo definió y precisó el Presidente Mao, que en la guerra,
por el papel dinámico que en ella desempeña, el hombre es el factor
decisivo y no las armas. En cuanto al Ejército Popular, que el mismo no
es carga para las masas, que no sólo combate, sino moviliza, politiza y
organiza las masas y produce. Y de que, tomada la Guerra Popular en su
conjunto, ella se apoya en las propias fuerzas; que la forma principal
del armamento del Ejército Popular se hace a través de los combates,
recuperando armas, municiones y otros medios de guerra de las tropas
enemigas, además de secundariamente producirlas y comprarlas. Que la
guerra impone la cuota de sangre según el principio básico de “preservar
nuestras fuerzas y aniquilar las del enemigo”17, o sea, que para
aniquilar el enemigo y preservar al máximo las fuerzas revolucionarias
es preciso entrar al combate pagando una cota de sangre. De combatir
siempre “con razón, ventaja y no excederse”, orientándose por “cuando el
enemigo avanza, nos retiramos; cuando el enemigo se detiene, lo
fustigamos; cuando el enemigo se fatiga, lo atacamos; cuando el enemigo
se retira, lo perseguimos.”, de “atraer el enemigo para que penetre
profundamente en el interior de nuestras líneas para rodearlo por partes
y aniquilar sus fuerzas por separado una a una”, de “no librar combate
sin que se esté preparado, no librar combate cuando no se esté seguro de
vencer”, de aplicarse que “nuestra estrategia es enfrentar diez con
uno. Nuestra táctica es enfrentar uno con diez”.18
O sea, que en lo estratégico aplicamos la superioridad relativa y en
lo táctico-operacional la superioridad absoluta. Implica de modo
general, tomada la guerra en su conjunto, que dispersamos las fuerzas
para hacer la guerra de guerrillas y las concentramos para hacer la
guerra de movimientos. Y tanto en uno como en el otro aplicamos el mismo
principio de “Concentrar una fuerza varias veces superior a la del
enemigo para aniquilar sus fuerzas una a una”,19 pero siempre en
conformidad con la etapa estratégica en que se encuentre. En la etapa
inicial de defensiva estratégica de la Guerra Popular, la dispersión de
nuestras fuerzas en el trabajo político revolucionario con las masas y
acciones principalmente guerrilleras obliga al enemigo a desconcentrar
las suyas para atacarnos en diferentes puntos, lo que crea las
condiciones para concentrar nuestras fuerzas y atacar las del enemigo
aislada en cada punto, para aniquilarlas y barrerlas, generando un
vacío político, base sobre la cual establecemos Bases de Apoyo y Nuevo
Poder. En las etapas de equilibrio y ofensiva estratégicas concentramos
nuestras fuerzas para atacar y aniquilar las del enemigo una a una,
principalmente con guerra de movimientos apoyada con guerrillas. Pero,
siempre combatimos con el objetivo y dirección de aniquilar las fuerzas
vivas del enemigo, para destruir y barrer las viejas relaciones
sociales de producción y establecer, paso a paso, el Nuevo Poder. Con
base en esta comprensión el problema y desafío siempre se presenta en
cómo aplicar estos principios e ideas, en cada situación concreta, en
acciones guiadas firmemente por planes. De modo general podemos decir
que el problema clave es el de mantener siempre la iniciativa y el de
conseguir concentrar nuestras fuerzas para cada combate, en los planos
táctico y estratégico. Finalmente, de que el enemigo “combate a su
manera y nosotros combatimos a la nuestra”20. El problema de la guerra
tomado como un todo es el de “saber aprender”.21
El carácter prolongado de la Guerra Popular
El carácter prolongado de la Guerra Popular está determinado por las
contradicciones que el modo capitalista de producción, al pasar a su
fase superior, de los monopolios, el imperialismo, condujo la sociedad
en cada país y en todo el mundo. Las leyes que rigen el desarrollo de
estas contradicciones y la correlación de factores entre las fuerzas de
la contrarrevolución y de la revolución imponen, de modo general, un
periodo prolongado para la solución de las mismas a favor de la
revolución. Claro que, a partir de determinado nivel del avance de la
revolución proletaria mundial en que, en lo fundamental tomado el mundo
como un todo, la revolución ya haya triunfado en su mayor parte,
existirá siempre la posibilidad de que en el restante ella pueda
vencerse en un plazo más o menos rápido.
En el caso de los países atrasados y oprimidos son de estas
contradicciones y de su desarrollo que derivan cuatro características
generales que determinan el carácter prolongado de la guerra popular: 1)
la condición semicolonial de estos, en que se desarrolla un capitalismo
burocrático, con subyacentes relaciones de tipo semifeudal; 2) las
fuerzas del enemigo son grandes, fuertes y desarrollaron gran
experiencia en combatir la subversión y la revolución; 3) las fuerzas de
la revolución son inicialmente frágiles, dado el bajo grado de su
desarrollo y atraso, no contando aún con un ejército guerrillero; 4) la
guerra popular depende de la existencia mínimamente establecida del
Partido Comunista para ejercer su dirección de modo absoluto. Como muy
bien lo formula el Presidente Gonzalo al plantear la Guerra Popular, que
de la primera y cuarta características se desprende si el ejército
guerrillero popular puede crecer y derrotar el enemigo, y la segunda y
tercera condicionan que el ejército guerrillero popular no puede crecer
con rapidez, demandando tiempo para desarrollar e incorporar masas a la
guerra, cambiando paso a paso la correlación de fuerzas a favor de la
revolución.
En el caso de los países capitalistas desarrollados (imperialistas
de modo general), solamente la primera característica difiere de las del
caso de los países atrasados, pues es el factor distintivo de la
naturaleza de los dos tipos de países que componen el capitalismo
monopolista, el imperialismo, o sea, la naturaleza distintiva de la
inmensa mayoría de países atrasados y oprimidos de la del puñado de
países capitalistas avanzados, potencias y superpotencias opresoras. En
estos, por su naturaleza con el avance de su descomposición que conduce
las relaciones de producción así como todas las demás relaciones que
de estas derivan en la superestructura, generando crisis en ciclos cada
vez más aproximados, agudizando las contradicciones internas, los
desórdenes y represión a las luchas de resistencia de las masas, estas
tienden a ser cada vez más radicalizadas. Quiere decir, el grado de
explotación creciente, en que con la reducción de los derechos, la
tendencia hacia el fascismo y la violencia reaccionaria contra las
libertades democráticas de asociación, la represión a las huelgas y
manifestaciones, caracterizándose por la acentuación de las injusticias
contra el proletariado y las masas populares, incremento del racismo,
del chauvinismo y todo tipo de perjuicios reaccionarios, lanzan grandes
olas de luchas que permiten y favorecen el desarrollo de la lucha
revolucionaria en general y del partido revolucionario del proletariado,
así como de su ejército.
Según la correlación de factores desfavorables y favorables para la
revolución producto del análisis científico de la realidad, de sus
contradicciones objetivas, del nivel de conciencia y de organización de
las masas, la guerra popular se desarrolla por etapas estratégicas bien
definidas. La etapa de defensiva estratégica, del equilibrio
estratégico y de la ofensiva estratégica. La etapa de defensiva
estratégica parte del reconocimiento de la correlación de fuerzas entre
la revolución y contrarrevolución, donde como en el primer caso, el
proletariado, el campesinado pobre y demás masas populares se
encuentran generalmente en un grado aún muy bajo de organización, o sea,
los instrumentos fundamentales para la revolución aún son débiles y se
encuentran poco desarrollados, embrionarios o hasta inexistentes.
En estas condiciones reside el peligro de destrucción de las fuerzas
revolucionarias, exigiendo guiarse y orientando para evitar cualquier
tipo de embate de carácter estratégico, huir de estos y actuar
ofensivamente en el plano táctico. Empleando el concepto de superioridad
absoluta en cada batalla, se puede ir aniquilando el enemigo por
partes. La etapa de defensiva estratégica, en general, tiende ser la más
larga, en la medida en que parte de la inexperiencia de las
organizaciones de las masas y del propio Partido Comunista en la guerra,
que aprenderá y se desarrollará haciendo la guerra. Las otras dos
etapas tendrán su duración muy condicionada por factores generados del
mayor o menor agravamiento de las crisis del sistema a nivel nacional e
internacional y determinada por la mayor o menor capacidad de la
dirección de la guerra en mantenerse en la línea correcta aplicada por
el conjunto de su contingente de fuerzas. La fuerza del enemigo reside
fundamentalmente en el voluminoso contingente de sus fuerzas armadas,
la cantidad y potencial destructivo de sus medios de guerra y su
debilidad está en que combate para defender y mantener la explotación y
opresión sobre la inmensa mayoría de la población.
Nuestra fuerza está en que combatimos por una causa justa para
destruir la máquina podrida que oprime las masas destruyendo y
barriendo las viejas relaciones sociales parte por parte, en la cual
contaremos con la incorporación creciente de las masas. Hacemos la
guerra justa contra la guerra injusta. En último término hacemos la
guerra para conquistar la paz eterna. Nuestra debilidad está en la
situación inmediata de dispersión y desorganización de las masas. En
este sentido la guerra de guerrillas es la forma principal y dominante
durante sus inicios y la guerra de movimientos auxiliar, iniciando por
la propaganda armada, aplicando actos de sabotaje, aniquilamiento
selectivo y asaltos. Con su mayor desarrollo, aún en la etapa de la
defensiva estratégica la guerra de movimientos toma relevancia y es
clave para seguir desarrollando la guerra como un todo, manteniéndose la
guerra de guerrillas como auxiliar y en permanente combinación.
En la etapa de equilibrio estratégico, que se establecerá según la
nueva situación en que el enemigo perdió terreno y poder y lucha por
reconquistarlos a través de destruir el poder que la revolución ha
conquistado. Por su parte la revolución tiene que defender el poder ya
conquistado preparándose para la contraofensiva. La etapa de equilibrio
estratégico en desarrollo presenta los problemas de iniciar la
preparación del pasaje a la etapa de la ofensiva estratégica, a través
de fortalecer y ampliar el trabajo en los grandes centros urbanos. En la
etapabdel equilibrio estratégico, la guerra popular desarrollará
nuevas formas aplicando principalmente guerra de movimientos y quedando
con guerra de posición en determinadas condiciones y la guerra de
guerrilla de modo auxiliar y combinado.
La tercera y última etapa, la de la ofensiva estratégica, culmina
con el cerco de la ciudad por el campo y se da en las condiciones en que
el enemigo pasó a la defensiva estratégica y nosotros a la ofensiva
estratégica. Ella se resolverá con el cerco por el campo e insurrección
general en las ciudades. En todo el proceso de la guerra popular, en que
se desarrollarán diferentes fases de la revolución, la guerra de
liberación antiimperialista que se agudizará, determinará el desenlace
de la ofensiva.
En todas sus etapas y como un todo, la guerra popular se desarrollará
con avances y retrocesos, zigzagueos, ascenso y descenso, condiciones
que exigirán todo del Partido Comunista y de su dirección para el
correcto manejo político de las contradicciones, del programa de la
revolución, correspondientes a la etapa de su desarrollo. “El
Presidente Gonzalo así nos enseña que la guerra popular es prolongada,
larga, cruenta, sin embargo victoriosa y nos dice que el tiempo de su
duración se extenderá o encortará dentro de su carácter prolongado en
la medida en que más combatamos cerrados en la línea militar proletaria,
pues el derechismo es el peligro principal que puede causar serios
tropiezos a la guerra”.22
Sin dirección del Partido Comunista no puede haber Guerra Popular
Sin Partido Comunista que plasme la ideología proletaria no se puede
desencadenar verdaderamente la Guerra Popular, menos aún desarrollarla
para su triunfo. La experiencia histórica demuestra de forma innegable
que el proletariado sólo puede triunfar si se organiza en partido
comunista para que dirija de forma absoluta todo el proceso
revolucionario, de la conquista del poder, su dictadura de clase, el
socialismo, todo el curso que asegure la transición de la sociedad al
Comunismo. La experiencia de la Revolución China, bajo la dirección del
Presidente Mao, en la cual se concibió y formuló la teoría de la Guerra
Popular, recorrió más de dos décadas de lucha armada revolucionaria
hasta el triunfo de la Revolución en 1949, así como la etapa de la
Revolución y construcción Socialistas, como se verificó con la Gran
Revolución Cultural Proletaria, el papel de dirección absoluta del
proceso revolucionario por el Partido Comunista quedó manifiesto. Más
aún, confirmó que, el que sea correcta o no la línea ideológico-política
del Partido, ha sido lo que ha determinado la victoria o la derrota de
la revolución.
En toda la experiencia histórica de las luchas del proletariado y de
las masas populares, de la revolución proletaria, para el triunfo o la
derrota el factor decisivo ha sido el Partido Comunista, y el hecho de
que en él prevalezca una línea ideológico-política correcta o errónea.
Finalmente, en toda esta definición reside el carácter marxista,
científico, de la Guerra Popular como teoría y doctrina militar
proletaria integral y armónica. En ella son inherentes los pilares
fundamentales del marxismo tales como la lucha de clases como motor de
la historia, la dictadura del proletariado (en sus diferentes formas
según las etapas de la revolución), la violencia revolucionaria (de la
cual es su más alta forma de materialización), el partido revolucionario
del proletariado como dirección absoluta y el socialismo científico
(comunismo) como meta, además del necesario combate al revisionismo y
todo oportunismo de modo inseparable del combate al imperialismo y toda
la reacción.
4-El camino de cercar la ciudad por el campo
“El marxismo elevó el proletariado a dirigente del campesinado”
Lenin
Lo que la experiencia histórica también demostró es que el camino que
la Guerra Popular recorrió en los países oprimidos fue el del cerco de
la ciudad por el campo. Pero esto no es la esencia de la Guerra Popular
como mecánicamente interpretan algunos. Como se ha descrito más
arriba, la esencia de la Guerra Popular es ser guerra de las masas
dirigida por el Partido Comunista, en la cual la cuestión del Poder es
objetivo central, perseguido desde su inicio y conquistado parte por
parte hasta su conquista en todo país. Esto quiere decir que su
objetivo, siempre apoyado en las masas movilizándolas, politizándolas,
organizándolas y armándolas parte por parte, a través de la lucha armada
va destruyendo las bases en que se sostiene el viejo Estado, generando
vacío de poder para ahí establecer el Nuevo Poder Popular apoyado en las
masas armadas. O sea, poder conquistado y defendido por la fuerza
armada dirigida por el Partido Comunista. Siendo una concepción
científica, la Guerra Popular parte del conocimiento de las leyes que
rigen el desarrollo económico-social de la realidad, país, sociedad en
las que la aplica.
Así, en el caso de los países oprimidos, países atrasados donde el
imperialismo, subyugándolos principalmente por la forma semicolonial de
dominación, engendró el capitalismo burocrático asentado sobre la base
podrida feudal o semifeudal, manteniendo las viejas relaciones de estas
sociedades atrasadas, a través de la evolución de sus formas,
aparentando muchas veces cierto grado de desarrollo y progreso. El
mantenimiento de esa base podrida y de relaciones semifeudales se
sostiene fundamentalmente en la no supresión de las relaciones de
propiedad de la tierra centrada en su monopolio y concentración en las
manos de un puñado de grandes terratenientes, verdaderos señores de
tierras, en detrimento de la inmensa mayoría de campesinos pobres sin
tierra o con poca tierra, además de cierta cantidad de las capas de
campesinos medianos y ricos. Y claro que tales bases económicas y
relaciones sociales se proyectan también en toda la superestructura de
la sociedad como su determinación y formas ideológicas, políticas,
jurídicas y culturales necesarias a su justificación y reproducción.
Persiste así un gran atraso en el campo sometido a la explotación de la
ciudad, en la cual se concentran las estructuras de poder de las clases
dominantes locales sujetas y asociadas al imperialismo. De ahí que el
predominio del latifundio y la existencia de numeroso campesinado hacen
del campo una importante reserva económica y política para la gran
burguesía y dominación del imperialismo.
En estas condiciones, en que el Partido Comunista necesitando de la
estrategia que rompa la condición del campo de ser reserva de la
burguesía y establezca la alianza obrero-campesina, tiene que valerse de
organizar a los campesinos en la lucha por la conquista de la tierra y
destrucción del latifundio, a través de la guerra campesina. Además la
guerra campesina es la que permite al proletariado en estos países
organizar su fuerza armada y construir su hegemonía. Toda esta situación
hace del campo, desde el punto de vista militar, tácticamente favorable
a la revolución y desfavorable al viejo Estado. Pero para que el
movimiento revolucionario no se aísle en el campo, la Guerra Popular
también tiene que ser llevada en la ciudad, sin embargo como complemento
y preparación para la futura insurrección general, para culminar la
conquista del poder en todo el país. Por eso que el camino que la Guerra
Popular recorre en estos países tiene que ser el del campo a la ciudad o
la estrategia del cerco de la ciudad por el campo. Es decir que este
camino es tan solamente la especificación de la Guerra Popular para los
países atrasados y oprimidos por el imperialismo.
“El Presidente Mao estableció el camino de cercar las ciudades desde
el campo y su médula las Bases de apoyo, teniendo en cuenta que los
poderosos imperialistas y sus aliados reaccionarios chinos se
encontraban atrincherados en las principales ciudades y que si la
revolución se negaba a capitular y quería perseverar en la lucha tendría
que convertir las atrasadas zonas rurales en avanzadas y sólidas Bases
de apoyo, en grandes baluartes militares, políticos, económicos y
culturales de la revolución desde donde luchar contra el feroz enemigo,
que atacaba las zonas rurales utilizando las ciudades, y llevar paso a
paso la revolución a la victoria completa a través de una guerra
prolongada.” (…) “Con base a esta tesis maoísta, el Presidente Gonzalo
estableció llevar adelante una guerra popular unitaria donde el campo es
el teatro principal de las acciones armadas, pues, en nuestro país
tenemos una inmensa mayoría de masas campesinas y ahí deben construirse
las Bases de apoyo… además, el Presidente Gonzalo especifica que en las
ciudades como complemento se debe llevar adelante acciones armadas ya
que cómo lo demuestra la experiencia internacional y la nuestra…”23
Pero, al enfocar el problema de la revolución en los países atrasados
y oprimidos en la actualidad, se hace necesario alertar sobre un
fenómeno nuevo. Se trata del problema de la forma que tomó el desarrollo
de la descomposición del imperialismo y su inherente recrudecimiento
reaccionario, lo que caracterizó Lenin como “tendencia para la reacción y
la violencia”,24 aplicados por todos los medios y modos. Sea por la
economía del capitalismo burocrático (semicolonial y semifeudal) que en
estos países el imperialismo engendra, sea por las guerras
contrainsurgentes, promoviendo el vaciamiento del campo y generando el
fenómeno de las grandes megalópolis, creando así bolsones explosivos de
masas, principalmente semiproletarias. Tal realidad de explosión
latente colocó el problema de levantamientos insurreccionales como
situación siempre presente.
Esto hemos visto y llama a prestar atención en él, para desarrollar
tácticas en las luchas de resistencia popular en estos centros urbanos,
combatiendo el tráfico que el revisionismo y todo tipo de oportunismo
hace de la revuelta de esas masas, sirviendo a la estrategia del cerco
de la ciudad por el campo y conjurar el peligro de las desviaciones de
negación de esa estrategia en la ilusión tentadora de que la ciudad
pasó a principal y que la vía es la insurrección. Esta es apenas una
nueva trampa para abandonar la estrategia de la Guerra Popular que en
estos países tienen que seguir el camino de cercar la ciudad desde el
campo, ya que las relaciones económicas y sociales, tanto en su
conjunto como en el campo en particular, siguen inalteradas en su
esencia, la cual es encubierta muchas veces por las nuevas formas que
revisten.
Una de las formas de expansión del capitalismo burocrático en el
campo actualmente, que se expresa como las más recientes fronteras de
penetración y adueñamiento de los monopolios nacionales y principalmente
transnacionales de tierras y territorios enteros en los países
atrasados y oprimidos, es la avasalladora explotación minera, de los
cultivos de florestas homogéneas y para biocombustibles (caña, soja,
palmas, etc.). Más que significar un salto en la degradación del medio
natural por el imperialismo, estas acciones se caracterizan como
agravamiento, en todos los términos, de la cuestión agrario-campesina y
de agudización de la lucha de clases en el campo, afectando
drásticamente además de los campesinos, más que nunca las minorías
nacionales (pueblos indígenas) y otras poblaciones tradicionales. Sin
menospreciar el problema de la defensa del “medio ambiente” de la
acción predatoria de las corporaciones imperialistas, pero enfocándolo
correctamente desde el punto de vista de los intereses de clase del
proletariado y de las masas populares, debemos ver en esto antes que
todo la oportunidad de potencializar la movilización más amplia de las
masas del campo en defensa de la tierra a quién en ella trabaja,
atrayendo más apoyo de las masas urbanas, ampliando y potenciando tanto
la alianza obrero-campesina como el frente único como un todo,
planteando la guerra popular como única vía para barrer los monopolios
del campo. Nos sirve aún a convocar las masas campesinas desplazadas
hacia los ya caóticos grandes centros urbanos a retornar al campo, a la
tierra y potenciar la revolución, la guerra popular. Y no permitir
confundir las masas, llevándolas a caer en las trampas y terreno minado
de la “lucha ecológica”, detrás de la cual maneja el imperialismo.
“Es fundamental sostener la validez del camino de cercar las ciudades
desde el campo y su médula la Base de apoyo ya que, con guerrillas de
insurrectos errantes el Ejército Guerrillero Popular no tendría la Base
de apoyo que viene a ser la retaguardia que lo sostiene y tampoco se
construiría nuevo Poder. Estamos totalmente contra el foquismo.”25
5-La insurrección y la universalidad de la Guerra Popular
Marx al definir la revolución como una guerra civil y en la
perspectiva de su época, ella se presentaba en la forma, por lo menos
inicial, de la insurrección. Trató de examinarla con la importancia que
ésta tenía para que el proletariado pueda realizar la toma del poder,
estudiando las leyes que la rigen. Marx hizo ver que no se juega con una
insurrección, y que ésta, para ser desatada con propósito
revolucionario, exigía la existencia de determinadas condiciones
objetivas, o sea, la de la situación revolucionaria y que además, para
lograrse éxito dependería del desarrollo de factores subjetivos,
especialmente de la conciencia manifiesta y materializada en fuerza
organizada de la clase, teniendo al frente su vanguardia firme en el
timón con programa y objetivos claros. Afirmó que no se juega con la
insurrección porque, además de la existencia de las condiciones
objetivas y subjetivas necesarias, exigía rigurosa preparación y al
irrumpir tendría que progresar, como dijo, aunque fuese un palmo por día
para asegurarse su triunfo completo. La insurrección exige iniciativa
permanente, la ofensiva. La defensiva es la muerte, su derrota total.
“Audacia, audacia, siempre audacia”26 así afirmaba citando a Danton como
el mayor maestro de la táctica revolucionaria de hasta entonces. Sin
embargo Marx y Engels vieron también los límites que ella presentaba
con las modificaciones de la geometría de las ciudades y de los nuevos
medios de guerra, ante lo cual Marx planteó la necesidad de combinar el
levantamiento insurreccional del proletariado con otras formas de
guerra. En carta a Engels, comentando sobre las posibilidades de la
revolución en Alemania, observó que todo dependería de combinarse el
levantamiento obrero con una “segunda edición de las guerras
campesinas”.27
Ya Engels también había advertido sobre el problema, como expuso
largamente en la edición de 1895 de la obra de Marx “Las luchas de
clases en Francia”, 24 años después del advenimiento de la Comuna de
París. Después de un conjunto de consideraciones basadas en el examen de
diferentes experiencias insurreccionales en la Europa de mediados del
siglo XIX, tomando en cuenta los diferentes factores políticos,
militares, económicos, desde las modificaciones de las ciudades,
pasando por la evolución más potente de los armamentos, el transporte
ferroviario que capacitaba desplazar rápidamente grandes cantidades de
tropas, etc., concluyó que “De hecho, también aquí las condiciones de
lucha se habían alterado esencialmente.
La rebelión de viejo estilo, la lucha de calles con barricadas, que
hasta 1848 había sido decisiva en toda parte, se hizo considerablemente
anticuada.” (…) “¿Quiere esto decir que en el futuro la lucha de calles
dejará de tener importancia? De ninguna manera. Significa sólo que desde
1848 las condiciones se hicieron mucho más desfavorables para los
combatientes civiles, mucho más favorables para la tropa. Así pues, una
futura lucha de calles sólo podrá triunfar si esta situación
desventajosa sea compensada por otros factores. Por lo tanto, ocurrirá
menos en el principio de una gran revolución que en el curso de la misma
y tendrá que ser llevada a cabo con mayores fuerzas. Estas, sin
embargo, han de preferir la lucha abierta a la táctica pasiva de la
barricada como aconteció en toda la gran Revolución Francesa, en 4 de
Septiembre y en 31 de Octubre de 1870, en París.”28 (subrayado
nuestro).
En ninguna de las experiencias históricas y fueron pocas
oportunidades en los países capitalistas en que se intentó la pura vía
insurreccional, ella logró éxito. La Revolución de Octubre que
profundizó la de febrero llevó tres años de tormentosa guerra civil
para mantenerse y consolidarse. La fórmula que cacarea el trotskismo de
“huelga general política” no ha pasado a lo largo de los siglos de mera
fraseología reformista. Otros planteamientos de exclusiva insurrección
como vía de la revolución en los países imperialistas tampoco ha pasado
de pretexto para adherirse al cretinismo parlamentario, sin ninguna
demostración concreta de su realización exitosa. El advenimiento del
imperialismo, al tiempo en que maduraban, en teoría y práctica, las
condiciones objetivas para la revolución proletaria, impuso también
modificaciones importantes con la militarización de toda la vida social
y de todos los países. En el decir de Lenin, el imperialismo es la
guerra, y después del triunfo de la Revolución de Octubre y de la
guerra civil para aplastar la contrarrevolución, la revolución
proletaria sólo sería posible a través de diferentes tipos de guerra,
exactamente porque el imperialismo sólo se mantendría con guerras de
todos los tipos jamás vistas. Lenin trató incontables veces esa
cuestión, particularmente después del triunfo de la Revolución de
Octubre sacó lecciones resaltando que, diferentemente de la comprensión
que tenían los marxistas hasta entonces sobre cómo se daría la
revolución proletaria, el camino que recorrería sería cada vez más
diverso como había ocurrido en Rusia.
En su artículo de respuesta a los ataques del menchevique Sukhánov,
con los cuales acusaba los Bolcheviques de violar el marxismo,
afirmando que la edificación del socialismo exigía cierto grado de
desarrollo de las fuerzas productivas, determinado grado de “cultura”
que la Rusia de entonces no había alcanzado, Lenin afirmó que tales
ideas de Sukhánov expresaban todo su mecanicismo y comprensión dogmática
del marxismo como pretexto para esconder su derechismo hostil al Poder
Soviético. Afirmó que en ningún libro de marxismo estaba escrito que el
proletariado no debería aprovechar toda y cualquier posibilidad que le
surgiera de tomar el poder, exactamente para con el poder crear estas
condiciones de “cultura”29. Y que, si ya era grande el espanto de
Sukhánov frente a la hazaña de los Bolcheviques, gente de su tipo que se
preparara para asistir a otras “herejías” que la revolución proletaria
presentaría, al desplazarse a oriente como lo estaba haciendo. Y
seguramente Lenin no se refería ahí solamente al curso principal que la
revolución había tomado, siguiendo, como había ocurrido en Rusia, para
irrumpirse en los eslabones débiles de la cadena de dominación
imperialista que los países atrasados del Oriente –así como, además de
toda la Asia se hallaban África y América Latina –representaban, además
de la cuestión general del carácter dialéctico del marxismo en abordar
concretamente la realidad concreta. Pero alertaba también sobre la vía
de la toma del poder y la forma que la concreción de la violencia
revolucionaria revestiría cada vez más. Porque más que otro marxista de
su época Lenin sabía que un avance de la revolución en los países
atrasados, o sea, rompiendo la condición de reserva de la reacción
imperialista como estos representaban, llevaría inevitablemente a
agudizar aún más las contradicciones de clases y de la lucha de clases
en los países imperialistas y así, la revolución en ellos o en algunos
de ellos, sería parte de ese proceso en desarrollo.
La insurrección de modo general, así como ha ocurrido a lo largo de
la historia en la lucha del pueblo, sigue siendo una forma de guerra
revolucionaria y más que nunca exige tanto las condiciones objetivas
para su ocurrencia y de los factores subjetivos para su triunfo, como un
nivel más elaborado y riguroso de su preparación. La insurrección no
puede ser presentada y tomada pura y simplemente como la vía de la
revolución proletaria en los países capitalistas (imperialistas), ella
no sólo es parte integrante de la Guerra Popular, principalmente como
culminación de la toma de los últimos bastiones de la reacción ya
cercados por las fuerzas armadas populares desde el campo, como se
presenta en levantamientos parciales en su propio curso. Esto quedó
demostrado en el caso de las revoluciones en los países dominados. La
formulación de la Guerra Popular por el Presidente Mao se debió
principalmente a la experiencia concreta en la Revolución China que
dirigió directamente por más de medio siglo, y él partió del estudio y
de alta comprensión que desarrolló de toda la experiencia militar de los
oprimidos en su lucha de liberación, a lo largo de la historia de la
Humanidad de modo general y en particular de estas luchas en la época
del capitalismo y del imperialismo. Y fue el Presidente Gonzalo quien,
en la práctica de la Revolución Peruana y a través de la Guerra Popular,
sintetizó todas las enseñanzas y experiencia de la Revolución China,
demostrando que estos consistían en una nueva etapa de desarrollo del
marxismo, dado que sus aportes penetraban las tres partes constitutivas
del marxismo (economía política marxista, socialismo científico y
filosofía marxista) y como parte esencial de esto la Guerra Popular como
concepción militar proletaria
integral.30
No es por otra razón que las tentativas hoy, como en el pasado, de
tergiversar o negar la Guerra Popular parten de teorizaciones
revisionistas de Avakian y de Prachanda. Avakian afirma que son
dogmáticos los que quieren “reducir el maoísmo a la Guerra Popular”31,
acusando que estos sólo consideran maoístas los partidarios de la
Guerra Popular como camino de la Revolución Proletaria. Es Avakian que
intenta reducir la Guerra Popular a una mera línea militar aplicada
estrictamente a los países atrasados y oprimidos. No la comprende como
la concepción proletaria integral de como la clase conquista y ejerce el
Poder, lleva la lucha de clases en las condiciones de la dictadura del
proletariado y construcción socialista y tránsito al Comunismo. Ya
Prachanda, intentó con la burla de la “teoría de la fusión” revisar la
Guerra Popular para justificar su capitulación, presentándose cómo
innovador, cuyo proceso nepalés que dirigía habría, bajo la guía del
Camino Prachanda, combinado la lucha en el parlamento, la guerra
revolucionaria y la “revuelta popular”, como la fórmula de la vía para
el socialismo en el Siglo XXI. Las formulaciones del primero carecen por
completo de cualquier base material práctica y las del segundo
sucumbieron expresadas en la práctica de la capitulación y traición a la
Guerra Popular al pueblo nepalés y a la Revolución Proletaria Mundial.
Finalmente, los fundamentos de la universalidad de la Guerra Popular
se asientan en los propios fundamentos de su formulación y comprobación
en la experiencia de la Revolución China y de los procesos que la
siguieron. Pero sólo se evidenciaron a partir de la síntesis, que en su
aplicación a la Revolución Peruana realizó el Presidente Gonzalo,
estableciendo que el marxismo-leninismo ha devenido en maoísmo,
elevándose a una nueva, tercera y superior etapa. Los fundamentos
generales y de principios formulados por el Presidente Mao que como
planteara Lenin “Salvo el Poder todo es ilusión” acentuó que “el Poder
nace del fusil” y que “el partido manda el fusil”32 y nunca permitir lo
contrario. De esto deriva la concepción científica proletaria de la
Guerra Popular, residiendo en esto su universalidad ya que es expresión
y medio del Poder conquistado y sostenido por el proletariado mediante
una fuerza armada dirigida por el partido que encarna la ideología
científica, el marxismo-leninismo-maoísmo, en los diferentes tipos de
revolución que son integrantes de la Revolución Proletaria Mundial, la
de Nueva Democracia, la Socialista y las sucesivas Culturales
Proletarias.
Partiendo de esta base resalta en el maoísmo que, contrariamente a
las concepciones de otras clases en la historia, la concepción
proletaria se afianza en que en la guerra el factor decisivo es el
hombre, que el Ejército Popular no es carga para las masas, que no sólo
combate, sino moviliza, politiza y organiza las masas y produce,
apoyándose inalterada y principalmente en las propias fuerzas. Que antes
de iniciarse la guerra todo debe servir a prepararla e iniciada, y una
vez iniciada todo es para servir a su desarrollo y triunfo. Además que
el Presidente Gonzalo tomando lo definido en el maoísmo como
Instrumentos Fundamentales de la revolución – las tres varitas mágicas
–, el Partido Comunista, el Ejército Popular y el Frente Único
Revolucionario, profundizó aseverando que la construcción de estos debe
darse de forma concéntrica. Esto implica que el Partido Comunista, como
encarnación de la ideología científica del proletariado aplicada a las
condiciones concretas de determinado país y de su revolución, dirige
todo, plasmado en la centralización del liderazgo revolucionario, como
jefatura del partido y de la revolución, en medio a las contiendas de la
lucha de clases y de la lucha de dos líneas para la forja y
fortalecimiento de la izquierda y hegemonía proletaria de todo el
proceso. Resultado del proceso de aprendizaje del proletariado en el
movimiento teórico y práctico, y como desarrollo de su concepción del
partido revolucionario, en las condiciones de encarnizamiento de la
lucha de clases impuestas por el sistema imperialista en
descomposición, cuya acción política por excelencia es la guerra de
rapiña y de reparto y repartija del mundo entre sus principales
potencias, se desprende su desarrollo en Partido de Nuevo Tipo, Partido
Comunista y luego Partido Comunista militarizado.
Sintetizó también que iniciada la guerra, la Línea Militar pasa al
centro de la Línea Política General del Partido y la forma de
organización principal el Ejército Guerrillero Popular. Con él y a
través de él, bajo la dirección absoluta del Partido Comunista, que se
moviliza, politiza, organiza y arma las masas, construyéndose en el
curso de la propia guerra los tres niveles de su estructura, o sea, “una
fuerza principal, una fuerza local y una fuerza de base”33 (como
milicias y reserva).
Además, que de toda esa concepción y fundamentos científicos e
universales, la Guerra Popular regida por leyes y siendo la
concretización de la violencia revolucionaria por el proletariado para
la conquista y defensa de su Poder, ella debe basarse, del comienzo al
fin, en una clara estrategia general en tres ejes: estrategia política
que es la conquista del Poder por el proletariado en la correspondiente
etapa de la revolución; la estrategia militar que es la propia guerra
prolongada, siguiendo el camino del cerco de la ciudad por el campo, en
el caso de las revoluciones de Nueva Democracia (en los países
atrasados y oprimidos) y de guerra prolongada aplicada a las ciudades
grandes, medias y pequeñas en el caso de las revoluciones socialista de
los países capitalistas (imperialistas); y la estrategia de construcción
concéntrica de los Instrumentos Fundamentales de la Revolución, siendo
en el caso de los países atrasados y oprimidos necesariamente tres, el
Partido Comunista, el Ejército Popular y el Frente Único
Revolucionario, basado en la alianza obrero-campesina y que expresa la
dictadura conjunta de clases revolucionarias, desarrollándose en
Frente/Nuevo Estado, cuya médula es el Ejército Popular y dirección el
Partido Comunista.
En el caso de los países capitalistas (imperialistas) la
construcción de los Tres Instrumentos Fundamentales de la revolución
obedece a las particularidades de estas realidades, especificando su
aplicación de la misma forma concéntrica, el Partido Comunista, el
Ejército Proletario o Popular y el Frente Único Revolucionario, que se
desarrollará como embrión del Nuevo Estado Socialista en construcción,
expresión de la dictadura del proletariado. El Frente Único se hace
necesario para unir las masas populares que conforma estas sociedades,
tal como sectores o partes de la pequeña burguesía, los llamados
profesionales liberales, los pequeños propietarios y la intelectualidad
de modo general. Además de que, dado que en estos países debido a la
forma de descomposición que se reviste el imperialismo, produce el
incremento inevitable del flujo constante de trabajadores inmigrantes,
originados de los países oprimidos y siendo que parte de estos
contingentes se caracteriza por semiproletarios, intelectualidad y
pequeños propietarios de servicios, el proletariado revolucionario
tiene que aliarse a ellos para llevar al triunfo la revolución
socialista. Hay que tomar a serio el error cometido por el Partido
Comunista de Alemania en los años de 1930, que al no comprender la
necesidad de unirse a la pequeña burguesía, a través del frente único
revolucionario, la dejó ser arrastrada por el nazismo. Además de que en
muchos países capitalistas desarrollados siguió existiendo cierta
cantidad de campesinos pequeños propietarios que también deben ser
atraídos para el campo del proletariado.
La necesidad de estas estrategias implica obligatoriamente, para la
consecución de la Guerra Popular, de planes bien establecidos, basados
en la investigación permanente a través del accionar revolucionario de
la línea de masas guiadas por la ideología del maoísmo en su fusión con
la revolución concreta, el Programa y la Línea Política General, que la
específica y expresa. También el sistemático acompañamiento en su
ejecución es necesario para ajustes y rectificaciones debidas. Planes
políticos, militares y de construcción combinados y en unidad. Desde su
inicio, desarrollo y culminación, la Guerra Popular debe seguir Planes
con metas inmediatas en cada etapa y sub etapas que sirvan a la
realización del objetivo final.
El carácter universal de la Guerra Popular, en última instancia, se
constituye y se presenta frente a la tendencia de la naturaleza del
imperialismo para la guerra, no sólo como política de rapiña necesaria a
su existencia, sino como guerra imperialista mundial por la repartija
del mundo entre monopolios y países imperialistas y por la hegemonía,
como Guerra Popular Mundial para el barrido completo y cabal de todo
este sistema de explotación y opresión y establecimiento del
socialismo, para el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial y para
el luminoso Comunismo. Esto planteó de modo muy claro el PCCh dentro de
la compleja situación de los años de 1960, cuando la URSS
social-imperialista en confabulación y pugna con el imperialismo yanqui
amenazaba la China Popular. Por ocasión (1965) de celebrar los 20 años
de la victoria sobre el nazifascismo y expulsión del invasor japonés, el
manifiesto “Viva el triunfo de la Guerra Popular” enunciaba que “tomado
el mundo en su conjunto, los países del tercer Mundo eran campo y los
países imperialistas ciudad”.34
En cuanto a los aportes del Presidente Gonzalo a partir de la
aplicación de las verdades universales del marxismo-leninismo-maoísmo a
las condiciones concretas de la realidad peruana y su fusión con la
Revolución Peruana, a través de la Guerra Popular, sintetizó la
universalidad del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa, al
mismo tiempo en que se conformó el pensamiento-guía de la Revolución
Peruana, el pensamiento Gonzalo, como principal para la Revolución
Peruana. En el conjunto de formulaciones que resultan en la síntesis la
Guerra Popular es la hornalla, crisol y fábrica donde ideología,
política y organización se funden en la transformación proletaria de
destrucción de lo viejo y establecimiento de lo nuevo, hasta que el
mundo entero entre al luminoso Comunismo.
El problema de la GP en los países imperialistas y sus particularidades
Como ya se ha enfocado arriba la vigencia universal de la Guerra
Popular, que para comprenderla se torna necesario liberarse de toda
apreciación mecanicista y estancada sobre la experiencia china. Es
preciso ir más profundamente en la síntesis de la experiencia de la gran
Revolución Cultural Proletaria en su conjunto y particularmente en las
causas de su decline, huyendo a la ligereza de factores episódicos para
ver la amplitud y potencialidad de la Guerra Popular como concepción
de Poder del Proletariado en las diferentes etapas y fases de la
revolución y transición al Comunismo. Además de lo ya argumentado
teóricamente aquí, los elementos prácticos de su realización en los
países capitalistas (imperialistas) presentan dificultades tal como se
confronta en los países atrasados y oprimidos, estando en uno y en el
otro condicionados por el movimiento de la situación revolucionaria que
se desarrolla de modo desigual por el mundo y de manera especial
dependiente de la preparación ideológico-política, orgánica y militar
del partido comunista en cada caso.
Toda la basura revisionista y reformista de la “acumulación en frío” y
de “espacios democráticos”, vía cretinismo parlamentario, es el camino
burocrático de la gran burguesía burocrática-compradora y
latifundistas que se opone al camino democrático del proletariado en los
países atrasados y oprimidos. No pasa de la lucha prolongada por el
fortalecimiento de la institucionalidad burguesa y es el mismo cacareo
tanto en los países atrasados y oprimidos como en los países
capitalistas (imperialistas). La diferencia es que la democracia
burguesa en los países capitalistas (imperialistas) incorporó conquistas
‘civilizadoras’ a nivel subjetivo de toda la sociedad, lo que en los
países atrasados oprimidos no es más que su simulacro fantasmagórico.
Sin embargo aún donde la democracia burguesa había ejercido todas sus
potencialidades (países imperialistas), también envejeció y no puede más
realizarse, pues con el adviento del imperialismo la democracia y
soberanía nacional sucumbieron a los intereses del capital monopolista y
cada día más se ve la adopción en su marco legal de los elementos del
fascismo.
De modo que, el gran desafío para la revolución proletaria es
persistir en la línea de masas, de movilizar, politizar y organizar las
masas para toda y cualquier acción, de la menor a la mayor, de la más
elemental a la más compleja, de la más inferior a las superiores,
armándolas crecientemente. La experiencia de la resistencia de los
pueblos y de la lucha del proletariado tiene demostraciones de sobra de
las posibilidades para la organización de la revolución. En este
sentido, es de suma importancia estudiar tales experiencias y en el caso
específico para la Guerra Popular en los países capitalistas
(imperialistas) tomando las de las luchas armadas en diferentes países
de Europa a lo largo del siglo XX, así como en el presente momento, en
el que el pueblo palestino, en Gaza, combate y resiste imponiendo
pesadas bajas al imperialismo y su bota negra sionista. Y esto, tenemos
que considerar, que las masas lo hacen sin una dirección e ideología
científica, no proletaria, pequeño-burguesa o burguesa. Nada es
imposible en el mundo para quien se atreve a escalar las alturas. La
consigna levantada por el Presidente Mao durante la GRCP frente a la
posibilidad de agresiones combinadas del social-imperialismo de la URSS y
del imperialismo yanqui: “Cavar profundos túneles y almacenar víveres y
medios…”35 nos plantea el espíritu con el cual la revolución debe
combatir, y los esfuerzos y soluciones a nivel técnico que demanda la
lucha, particularmente en las ciudades.
6-El problema del Inicio y de las Bases de Apoyo en las condiciones actuales
Estos, entre otros, son dos problemas a ser resaltados y que merecen
estudio, examen, investigación y reflexión, como dos problemas concretos
prácticos, cuyas dificultades en su ejecución pueden seguramente servir
no solamente al atraso del proceso revolucionario, donde la Guerra
Popular aún no se inició o donde se inició y enfrenta desafíos para
desarrollarse, así como puede servir a desviaciones y fuga de la propia
Guerra Popular y con esto al abandono del maoísmo. Son retos
importantes que las masas sabrán dar solución si un verdadero Partido
Comunista maneja cada vez más correctamente y de modo encarnado el
maoísmo. Los medios de guerra no son superiores al hombre y ni la guerra
injusta es superior a la guerra justa. Los medios de guerra y la guerra
injusta sólo pueden derrotar la revolución temporalmente, no existe
derrota definitiva para el proletariado.
El problema del inicio implica dos factores, el de vencer la inercia
de pasar de formas de lucha principalmente no armadas a formas de lucha
principalmente armadas, y el de centrar en que se aprende a hacer la
guerra fundamentalmente en la guerra. Y claro que esto no es negación de
la necesidad de preparación, al contrario hay que tomar este problema
seriamente, pero no al punto de presentarlo de modo que se transforme en
un obstáculo insuperable y negación de su consecución. Pero y además
hay que prestar atención en un factor práctico y no menos importante,
como advierte el Presidente Gonzalo, que es el de elegir correctamente
el instante coyuntural para procederse al Inicio. Momento más sensible y
favorable caracterizado por determinado nivel de crisis, inestabilidad y
debilidad del gobierno, dentro de una determinada situación
revolucionaria que se desarrolla de modo desigual por el mundo.
El problema de las Bases de Apoyo, en las condiciones actuales de
movilidad y accesibilidad a prácticamente todos los rincones del
planeta, la existencia y empleo de los más modernos medios de
comunicación y de guerra altamente destructivos por tierra, agua y aire,
sólo desafía y obliga la Guerra Popular a apoyarse aún más en las masas
y sus combatientes a emboscarse más y más en su seno. A partir de esta
condición, los desafíos técnicos son cuestión de tiempo para la
creatividad transformadora de las masas bajo la guía y manejo de la
investigación científica que solamente el partido revolucionario del
proletariado, el Partido Comunista Marxista-leninista-maoísta,
principalmente Maoísta puede asegurar.
Ya en su tiempo, cuando formulaba sobre la Guerra Popular, el
Presidente Mao definió las condiciones para el establecimiento de la
Base de Apoyo, siendo fundamentalmente la existencia de la organización
del Partido Comunista movilizando, politizando, organizando y armando
las masas en determinado territorio, y de una fuerza de ejército
organizada ya con cierto nivel de experiencia de combate, que aniquila y
barre las fuerzas del enemigo del referido territorio. La primera
condición demanda trabajo ideológico-político organizativo, de
propaganda y educación manejado por el Partido Comunista en el curso de
un tiempo relativamente largo, tratándose de las primeras bases. Y la
segunda nace de las acciones guerrilleras que de forma planificada, en
una zona o varias zonas de determinado territorio, van controlando
hasta cercarla, construyendo paso a paso nuevas unidades guerrilleras,
que ganando más y más experiencias de combate y de diferentes tipos de
combates, construyen las estructuras necesarias, desde la milicia
(preparando elementalmente las masas en lo político y militar en un
trabajo continuo para ser reserva de la fuerza local y de la fuerza
principal, y para el cumplimiento de diferentes misiones de soporte, sin
retirarlas, en lo fundamental, de su vida social en aquel territorio).
“El Presidente Mao plantea tres requisitos para la creación de las
Bases de apoyo: tener fuerzas armadas, derrotar el enemigo y movilizar
las masas. Estos se especificaron en nuestra guerra popular cuando en
1982, aplicando el Plan de Desencadenar la guerra de guerrillas, en su
parte de Batir el enemigo, apuntó arrasar las relaciones feudales de
producción, se asaltaron puestos policiales, se aplicaron
aniquilamientos selectivos del poder gamonal [caciquismo] y así las
fuerzas policiales abandonaron el campo y se retiraron para las
capitales provinciales [estados]; las autoridades del viejo Poder
renunciaron masivamente, generando vacío de Poder y decenas de miles de
masas fueron movilizadas, son en estas condiciones que surgen las
Bases de apoyo que se especifican en los Comités Populares
clandestinos. Es, pues, erróneo tomar dogmáticamente la experiencia
china ya que si las condiciones estaban dadas y los principios regían
había que construir las Bases de apoyo; despertar esto implicó en una
lucha contra el derechismo que argumentaba que no se había derrotado
grandes fuerzas enemigas, cuando el problema es que las fuerzas
enemigas habían abandonado el campo como consecuencia de la derrota de
sus planes políticos y militares.
El Presidente Gonzalo estableció un sistema de Bases de apoyo rodeado
por zonas guerrilleras, zonas de operaciones y puntos de acción
teniendo en cuenta las condiciones políticas y sociales, la tradición
de lucha, las características geográficas y el desarrollo del Partido,
del Ejército y de las masas.”36
Además el Presidente Mao estudió y definió diferentes tipos de Base
de Apoyo, tanto en relación a los diferentes niveles de trabajo,
influencia y organización política de las masas por el Partido, como a
la disposición y tipos geográficos, cuyos territorios abarquen
diferentes tipos de poblaciones, desde pequeños pueblos a pequeñas
ciudades, así como de los diferentes tipos de terrenos, tales como
regiones de montañas, llanuras y selvas. Objetivamente en el caso de los
países capitalistas (imperialistas), cuyo escenario y teatro de
operaciones principales de la guerra son las ciudades, nuevos desafíos
se interponen, obligando a progresar el trabajo de construcción a una
dinámica extremadamente sintonizada con el desarrollo de las crisis
económicas, sociales y principalmente políticas de dado país. El
problema de la inestabilidad relativa de las Bases de Apoyo desde sus
primeras experiencias se presentó como hecho y que las Bases de Apoyo
también se diferenciarían por distinguidos niveles de esta inestabilidad
o estabilidad relativas.
7-Lo fundamental en la Guerra Popular es la cuestión del Poder
Pero aún se torna necesario recalcar que la cuestión crucial de la
Guerra Popular es la del Poder para el proletariado y las masas
populares, Poder conquistado y sostenido mediante una fuerza armada
dirigida por el Partido Comunista en los diferentes tipos de revolución
en curso en el mundo actual, a saber la revolución de Nueva Democracia
ininterrumpida al socialismo que abarca la inmensa mayoría de los
países, o sea el Tercer Mundo hoy y su inmensa mayoría de las masas
populares del globo; la revolución socialista en los países
capitalistas desarrollados (imperialistas) y las sucesivas revoluciones
culturales proletarias para construir y sostener el socialismo, conjurar
el peligro de la restauración burguesa y transitar todo el mundo al
luminoso Comunismo.
No es posible concebir o hablar de Guerra Popular sin que la cuestión
del Poder, poder para el proletariado y masas populares, sea el
objetivo inmediato perseguido y de conquistarlo parte por parte, siendo
las Bases de Apoyo revolucionarias en el campo, desde el establecimiento
de la primera, la expresión del nuevo Poder, a través de los Comités
Populares, abiertos o cerrados, dirección de las Asambleas del Poder
Popular y del Frente/Nuevo Estado de la República Popular en
construcción, teniendo el Partido como dirección y el Ejército Popular
como médula, desarrollando en una lucha prolongada, entre vueltas y
revueltas y por saltos, hasta la conquista del Poder en todo país,
preparando la insurrección general en las ciudades fortalezas del
enemigo, culminando el cerco de las ciudades por el campo e insurrección
general, en el caso de los países oprimidos por el imperialismo. En el
caso de los países capitalistas desarrollados, países imperialistas,
también el Poder es objetivo inmediato perseguido desde el inicio de la
lucha armada como Guerra Popular, poder a ser conquistado y construido
en las zonas de movilización y organización del proletariado y masas
populares, a través de las unidades armadas guerrilleras (destacamentos o
milicias) y principalmente en las formas secretas de los Comités
Proletarios, expresión del nuevo Poder, nuevo Estado dirigido por el
Partido y teniendo el Ejército Popular como su médula, preparando paso a
paso la insurrección general para el establecimiento de la República
Socialista ya en construcción.
Sin Poder como principal objetivo y su conquista en todo el país para
el proletariado y masas populares no existe Guerra Popular. El Poder
para el proletariado en la revolución de Nueva Democracia, en la
revolución Socialista y en las sucesivas revoluciones Culturales
Proletarias. De ahí que siendo lo fundamental en el maoísmo el poder
para el proletariado y la Guerra Popular la vía para su conquista y
defensa como tránsito al Comunismo, la Guerra Popular es, además de
teoría y doctrina militar integral del proletariado, su concepción y
política de poder. El Poder conquistado y defendido a través de la
fuerza armada dirigida por el Partido Comunista. Así, para el maoísmo
el Poder para el proletariado y la Guerra Popular son indisociables
porque son partes de su propia esencia. De ahí que se debe sintetizar en
la consigna de ¡Guerra Popular hasta el Comunismo!
8-Sintetizando
En la época del imperialismo, cuando la Revolución Proletaria se
hizo no solamente inevitable, sino realizable su triunfo, ella es la
Guerra Popular aplicada a la realidad concreta de cada país, de todos
los países sin excepción alguna. Es lo que, en rigor, afirma la ciencia,
el marxismo y nos confirma la experiencia histórica de la Revolución
Proletaria. En este sentido la Revolución Proletaria Mundial es, de modo
general, la guerra de las masas dirigidas por el Partido Comunista,
realizada por el Ejército Popular y sostenida por el Frente Único
Revolucionario. Es guerra del proletariado por la conquista del Poder y
su defensa, en las revoluciones de Nueva Democracia (incluidas las
guerras de liberación nacional) ininterrumpida al Socialismo, en las
revoluciones Socialistas y en las revoluciones Culturales Proletarias
sucesivas, para transitar al luminoso Comunismo.
En una frase, la Revolución Proletaria Mundial es la Guerra Popular
Prolongada, en medio y contra las guerras imperialistas de rapiña por
el reparto del mundo y botín de los pueblos y naciones oprimidas, a
través de la cual el proletariado de los países imperialistas en lucha
armada va uniéndose con el movimiento de liberación nacional y guerras
revolucionarias de los países coloniales/ semicoloniales y
semifeudales, proceso de desarrollo desigual, sin embargo en un
movimiento único y en la forma de olas que se suceden entre avances y
retrocesos, hasta la destrucción completa de todo sistema imperialista y
toda la reacción, a través de la Guerra Popular mundial contra la
guerra imperialista mundial y establecimiento de la Dictadura del
Proletariado para la edificación socialista como continuación de la
lucha de clases por la eliminación de estas, como tránsito necesario al
Comunismo, nuestra meta final. ¡Guerra Popular hasta el Comunismo!
La Guerra Popular, no es solamente la teoría o la doctrina militar
integral y armónica del proletariado, es más. Ella es la concepción y la
política de Poder del proletariado para destruir el imperialismo y toda
la reacción, para construir el socialismo en un proceso de revolución
permanente, de sucesivas revoluciones culturales proletarias, para la
eliminación cabal de las clases y de todos sus vestigios, para
transitar el mundo entero al luminoso comunismo.
Y finalmente, siendo el maoísmo como plantea el pensamiento gonzalo,
“…la elevación del marxismo-leninismo a una tercera, nueva y superior
etapa en la lucha por la dirección proletaria de la revolución
democrática, el desarrollo de la construcción del socialismo y la
continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado como
revolución cultural proletaria, cuando el imperialismo profundiza su
descomposición y la revolución se torna en la tendencia principal de la
historia, en medio de las más complejas y grandes guerras vistas hasta
hoy y la lucha implacable contra el revisionismo contemporáneo”37, y
siendo lo fundamental en el Maoísmo el Poder, el poder para el
proletariado en las revoluciones de nueva democracia ininterrumpida al
socialismo, el Poder para el proletariado en las revoluciones
socialistas y el Poder para el proletariado en las revoluciones
culturales proletarias sucesivas; el Poder para el proletariado
conquistado y defendido a través de la fuerza armada dirigida por el
Partido Comunista, la Guerra Popular es parte esencial e indisociable
del maoísmo, tercera, nueva y superior etapa del desarrollo del
marxismo de la época de la descomposición más avanzada del imperialismo,
de la Revolución Proletaria, de la Dictadura del Proletariado, del
Socialismo y de la Revolución Cultural Proletaria, época particular de
la más encarnizada lucha de clases de la historia para barrer el
imperialismo y la reacción de la faz de la Tierra, condición única,
necesaria e ineludible para entrar el mundo entero al Comunismo.