El presente articulo traducido al español para Correo Vermello por la c. Eva P. aparecio publicado en el Red Star.-
Nuestros retos en la situación actual
Por el camarada Basanta. Miembro del Comité Central del PCN (M). 12 de Agosto de 2008.
Esta es la era del imperialismo y la revolución proletaria. También se la conoce por la era leninista. Se caracteriza por el hecho de que el imperialismo se ha extendido a través de la explotación y el saqueo del mundo, a través de la base económica del feudalismo y de la superestructura de la burocracia y la burguesía en los países oprimidos. El capitalismo burocrático, basado en los intereses imperialistas, se desarrolla en base a la alianza entre el feudalismo y el imperialismo y está en contra de la nación y del pueblo. No permite que se desarrolle el capitalismo nacional al terminar con las relaciones feudales de la producción agraria. La expansión del capital imperialista trae consigo cambios cuantitativos en las relaciones feudales de producción pero no va más allá de los intereses del comprador burgués y del imperialismo. Así, es evidente que feudalismo e imperialismo deben ser objetivos de la revolución proletaria en los países semi-feudales y semi-coloniales.
Nepal es un país semi-feudal y semi-colonial. A través del tratado Sugauli en 1816, la unión del imperialismo británico y el Estado centralizado de Nepal -unificado a la fuerza por el ambicioso rey de Gorka, Prithvi Narayan Shah Shah-, se convirtió a nuestro país en semi-feudal y semi-colonial. Como resultado de las condiciones socio-económicas, el feudalismo y el imperialismo así como el expansionismo hindú, existen obstáculos para lograr la independencia, progreso y democracia del pueblo hindú. Sin abolir el feudalismo y acabar con la intervención extranjera, el pueblo no puede emprender el camino hacia una democracia real y una independencia nacional.
La abrumadora participación del pueblo nepalí en las sucesivas luchas en distintas formas y esencias desde 1949 aproximadamente, revela su firme propósito de conseguir la democracia popular y nacional frente a la opresión feudal e imperialista. Sin embargo, la máscara patriótica del rey oculta su ultra-nacionalismo feudal del mismo modo que el discurso del Congreso Nepalí sobre la democracia sirve al imperialismo y al expansionismo hindú. Esto ha conseguido durante mucho tiempo dividir y confundir al pueblo de Nepal en relación al patriotismo y la democracia. La historia prueba que incluso el Movimiento Comunista de Nepal -que intentó desarrollar una tendencia independiente defendiendo que nacionalismo y democracia deberían de ir unidas- falló a la hora de no apoyar a la monarquía cuando la nación se veía amenazada o cuando se cuestionaba la democracia, siguiendo así al Congreso Nepalí. Los sucesos políticos hasta 1990 lo prueban. No podemos olvidar que el conflicto entre la monarquía y el Congreso Nepalí pretende asegurar la permanencia –y no la exclusión-de ambos en el reparto de poder.
El apoyo y la participación sin precedentes del pueblo a lo largo de la gran guerra popular tuvo éxito gracias a la capacidad de nuestro partido para desarrollar una estrategia propia de apoyo a la democracia y el nacionalismo. Esto supuso un gran avance en el Movimiento Comunista de Nepal. Se daban tres tendencias: la regresiva ultra-nacionalista de la monarquía feudal, la de la democracia burguesa de partidos parlamentarios y nuestra tendencia progresista independiente anti-feudal y anti-imperialista. Nuestro dominio de la dialéctica para utilizar la contradicción entre la monarquía feudal y los partidos parlamentarios estuvo siempre detrás de la guerra popular. Pero no se habría podido abrir el camino hacia una revolución democrática en Nepal sin convertir antes el conflicto entre las tres tendencias en un conflicto bipolar.
El desarrollo de la Guerra popular, la masacre del palacio y las acciones autocráticas de Gyanendra crearon un ambiente que ayudó a unir las fuerzas revolucionarias con las del status quo. Después de que fallara la estrategia –apoyada por el imperialismo de los EEUU sobre todo- de unir a las fuerzas regresivas con las del status quo para acabar con el PCN (M), se alcanzó el acuerdo de los 12 puntos entre el status quo y las fuerzas progresistas. Así, el movimiento de masas de abril de 2006 se desarrolló en base a una guerra popular de 10 años que con el acuerdo citado acabó con la monarquía en Nepal y la convirtió en una República Democrática Federal. Pero el fin de la monarquía no supuso el fin del feudalismo sino el fin del papel central de la monarquía dentro del poder reaccionario. Este es un logro extraordinario para el pueblo de Nepal.
Sin embargo, en esta situación, una tendencia oportunista de derechas que entiende la república democrática como el logro final de la revolución junto con una tendencia sectaria de la izquierda que miniminiza este logro puede hacerse eco en nuestro partido y en la sociedad en general. En la situación actual del Movimiento Comunista Internacional (MRI), donde el revisionismo es el principal peligro, se hace urgente enfatizar la lucha contra la tendencia de derechas, dentro y fuera de nuestro partido, así como el permanecer atentos al daño que la izquierda sectaria y el oportunismo centrista puedan ocasionar a la revolución. Solo luchando contra estas tendencias podrá la revolución ser victoriosa.
Aunque la monarquía feudal esté acabada no ha habido mucho cambio en las condiciones socio-económicas del Nepal semi-feudal y semi-colonial. El feudalismo y el imperialismo aún existen. La clase capitalista burocrática que domina el Estado nepalí, representa internamente los intereses del feudalismo y externamente los del imperialismo. Por tanto, la reunión del comité central de nuestro partido, celebrada el pasado junio en el hotel Garden de Katmandú, decidió que el principal impedimento a la revolución democrática en Nepal es la burguesía compradora y burocrática.
Incluso en esta situación, cuando nuestro partido había emergido como el mayor partido en la elección de la Asamblea Constituyente, las fuerzas del imperialismo, el expansionismo hindú y sus títeres nepalíes intentan impedir al PCN (M) liderar el gobierno. Las conspiraciones que se han puesto en marcha para impedir a nuestro partido llevar el gobierno reflejan la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado de Nepal. Ahora, los burgueses representados por el Congreso Nepalí están trabajando para crear un consenso en contra de nuestro partido. No hay duda de que esto se lleva a cabo bajo un plan del imperialismo estadounidense y el expansionismo hindú. Pretenden una ofensiva en contra de las aspiraciones del pueblo para lograr una verdadera democracia y una independencia.
Se ha logrado con éxito el establecimiento de la República Democrática Federal a través de la táctica de la Asamblea Constituyente, concretada en la reunión de Chunwang. Sin embargo, este proceso ha situado a la burguesía en una posición dominante respecto al poder reaccionario del Estado. En esta situación, crear un frente compuesto por las fuerzas patrióticas y democráticas de la izquierda bajo el liderazgo del partido del proletariado y avanzar hacia la ofensiva final deben ser los objetivos. Solamente así se podrán eliminar el feudalismo y el imperialismo de Nepal. Así es como nuestro partido, como parte del proletariado internacional, podrá cumplir con su deber de abrir las puertas a la revolución proletaria mundial en la primera década del siglo XXI.
Nepal es un país semi-feudal y semi-colonial. A través del tratado Sugauli en 1816, la unión del imperialismo británico y el Estado centralizado de Nepal -unificado a la fuerza por el ambicioso rey de Gorka, Prithvi Narayan Shah Shah-, se convirtió a nuestro país en semi-feudal y semi-colonial. Como resultado de las condiciones socio-económicas, el feudalismo y el imperialismo así como el expansionismo hindú, existen obstáculos para lograr la independencia, progreso y democracia del pueblo hindú. Sin abolir el feudalismo y acabar con la intervención extranjera, el pueblo no puede emprender el camino hacia una democracia real y una independencia nacional.
La abrumadora participación del pueblo nepalí en las sucesivas luchas en distintas formas y esencias desde 1949 aproximadamente, revela su firme propósito de conseguir la democracia popular y nacional frente a la opresión feudal e imperialista. Sin embargo, la máscara patriótica del rey oculta su ultra-nacionalismo feudal del mismo modo que el discurso del Congreso Nepalí sobre la democracia sirve al imperialismo y al expansionismo hindú. Esto ha conseguido durante mucho tiempo dividir y confundir al pueblo de Nepal en relación al patriotismo y la democracia. La historia prueba que incluso el Movimiento Comunista de Nepal -que intentó desarrollar una tendencia independiente defendiendo que nacionalismo y democracia deberían de ir unidas- falló a la hora de no apoyar a la monarquía cuando la nación se veía amenazada o cuando se cuestionaba la democracia, siguiendo así al Congreso Nepalí. Los sucesos políticos hasta 1990 lo prueban. No podemos olvidar que el conflicto entre la monarquía y el Congreso Nepalí pretende asegurar la permanencia –y no la exclusión-de ambos en el reparto de poder.
El apoyo y la participación sin precedentes del pueblo a lo largo de la gran guerra popular tuvo éxito gracias a la capacidad de nuestro partido para desarrollar una estrategia propia de apoyo a la democracia y el nacionalismo. Esto supuso un gran avance en el Movimiento Comunista de Nepal. Se daban tres tendencias: la regresiva ultra-nacionalista de la monarquía feudal, la de la democracia burguesa de partidos parlamentarios y nuestra tendencia progresista independiente anti-feudal y anti-imperialista. Nuestro dominio de la dialéctica para utilizar la contradicción entre la monarquía feudal y los partidos parlamentarios estuvo siempre detrás de la guerra popular. Pero no se habría podido abrir el camino hacia una revolución democrática en Nepal sin convertir antes el conflicto entre las tres tendencias en un conflicto bipolar.
El desarrollo de la Guerra popular, la masacre del palacio y las acciones autocráticas de Gyanendra crearon un ambiente que ayudó a unir las fuerzas revolucionarias con las del status quo. Después de que fallara la estrategia –apoyada por el imperialismo de los EEUU sobre todo- de unir a las fuerzas regresivas con las del status quo para acabar con el PCN (M), se alcanzó el acuerdo de los 12 puntos entre el status quo y las fuerzas progresistas. Así, el movimiento de masas de abril de 2006 se desarrolló en base a una guerra popular de 10 años que con el acuerdo citado acabó con la monarquía en Nepal y la convirtió en una República Democrática Federal. Pero el fin de la monarquía no supuso el fin del feudalismo sino el fin del papel central de la monarquía dentro del poder reaccionario. Este es un logro extraordinario para el pueblo de Nepal.
Sin embargo, en esta situación, una tendencia oportunista de derechas que entiende la república democrática como el logro final de la revolución junto con una tendencia sectaria de la izquierda que miniminiza este logro puede hacerse eco en nuestro partido y en la sociedad en general. En la situación actual del Movimiento Comunista Internacional (MRI), donde el revisionismo es el principal peligro, se hace urgente enfatizar la lucha contra la tendencia de derechas, dentro y fuera de nuestro partido, así como el permanecer atentos al daño que la izquierda sectaria y el oportunismo centrista puedan ocasionar a la revolución. Solo luchando contra estas tendencias podrá la revolución ser victoriosa.
Aunque la monarquía feudal esté acabada no ha habido mucho cambio en las condiciones socio-económicas del Nepal semi-feudal y semi-colonial. El feudalismo y el imperialismo aún existen. La clase capitalista burocrática que domina el Estado nepalí, representa internamente los intereses del feudalismo y externamente los del imperialismo. Por tanto, la reunión del comité central de nuestro partido, celebrada el pasado junio en el hotel Garden de Katmandú, decidió que el principal impedimento a la revolución democrática en Nepal es la burguesía compradora y burocrática.
Incluso en esta situación, cuando nuestro partido había emergido como el mayor partido en la elección de la Asamblea Constituyente, las fuerzas del imperialismo, el expansionismo hindú y sus títeres nepalíes intentan impedir al PCN (M) liderar el gobierno. Las conspiraciones que se han puesto en marcha para impedir a nuestro partido llevar el gobierno reflejan la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado de Nepal. Ahora, los burgueses representados por el Congreso Nepalí están trabajando para crear un consenso en contra de nuestro partido. No hay duda de que esto se lleva a cabo bajo un plan del imperialismo estadounidense y el expansionismo hindú. Pretenden una ofensiva en contra de las aspiraciones del pueblo para lograr una verdadera democracia y una independencia.
Se ha logrado con éxito el establecimiento de la República Democrática Federal a través de la táctica de la Asamblea Constituyente, concretada en la reunión de Chunwang. Sin embargo, este proceso ha situado a la burguesía en una posición dominante respecto al poder reaccionario del Estado. En esta situación, crear un frente compuesto por las fuerzas patrióticas y democráticas de la izquierda bajo el liderazgo del partido del proletariado y avanzar hacia la ofensiva final deben ser los objetivos. Solamente así se podrán eliminar el feudalismo y el imperialismo de Nepal. Así es como nuestro partido, como parte del proletariado internacional, podrá cumplir con su deber de abrir las puertas a la revolución proletaria mundial en la primera década del siglo XXI.