Esquizofrenia de la Izquierda occidental. El maniqueísmo político
Nazanín Amirian /Publico
A pesar de que Mani fue un profeta persa del siglo III, su doctrina ha tenido más fieles entre los analistas políticos occidentales, que en su propia tierra.
Basado en un rotundo dualismo, Mani dibuja un mundo dividido en dos partes puras que desde sus antagonismos están condenados a eliminar uno al otro. Su irracional visión del mundo fue la principal causa de la desaparición de este hombre de fe y de su comunidad, por “los malos” de la época.
Despojado de su naturaleza espiritual, el maniqueísmo ha resucitado en el terreno político a manos de Bush II bajo el formato bélico de “el pensamiento único”, de su construcción de los ejes del Bien y del Mal, y demás sandeces dedicadas a los aficionados a los cuentos de lobos y caperucitas.
“Quien no está conmigo, está contra mí”. La simplista sentencia que atentaba contra toda razón y reflexión y con la que, como por arte de magia, conseguía persuadir y manipular a cientos de millones de gentes, que aun hoy salpica los métodos del análisis político.
Se trata de una pandemia: los israelíes tachan de antisemitas y “negacionista” a cualquier voz que critique los crímenes que cometen contra los palestinos; los islamistas, acusan de corrupto, pro occidental y agente de la Mossad a los ciudadanos que piden la separación entre la fe y la política; los mandatarios occidentales, blancos y enchaquetados, consideran terroristas a todos los morenos y barbudos. Elaboraciones que demonizan al contrario, con quien al final de la línea, convergen y se retroalimentan.
Demonizan al contrario con discursos baldíos elaborados desde una mirada mutilada, prepotente e incapaz de penetrar en las complejidades.Sin acceso a la una información veraz –en parte por el secretismo de las decisiones que toman los políticos, en parte por las barreras lingüísticas y culturales- los analistas maniqueos, los sensatos, carecen de habilidad para discurrir entre los entrecejos de los fenómenos, quedándose atrapados en el plano superficial de las declaraciones de los interesados.
Los precursores del “pensamiento binario” severos e intransigentes, disimulan su perplejidad ante el derrumbe de su esquema dicotómico; un mal contagiado especialmente entre la izquierda europea en su visión hacia los movimientos surgidos en algunos sures.
Dando la espalda a Las Luces, y desde la compasión y el remordimiento hacia gentes despreciadas y oprimidas por el Occidente Imperial, la Europa progresista ha llegado a confundir el oscurantismo de los cabecillas de algunos movimientos, con la identidad de todo un pueblo: es porque no indaga en su historial, acaba de descubrirlo, y por eso le fascina. Así, ha glorificado a los individuos inquisidores y totalitarios que se oponen a cualquier atisbo del avance y cambio social (la igualdad de derechos, el respeto al espacio privado y a las libertades civiles y políticas) y han regimentado hasta los ánimos, las risas y los colores.
Nuestros amigos, lo ven pero no se ruborizan al presentarlos como progres, asignándoles, desde el afán de misionero, roles antiimeprailistas, nacionalistas y revolucionarios, defendiéndoles como valientes que protegen las tradiciones de “su” comunidad de la agresión del capitalismo globalizado y salvaje, y eso a pesar de haber visto sus firmas en los pactos más obscenos con las multinacionales que saquean aquellos feudos. Presentan lo tergiversado, sus ilusiones, como la realidad. Guardan el silencio de que se trata de sueños petrificados de unos, convertidos en pesadilla de muchos sometidos. En su tierra, no dan ni un paso atrás en defensa de sus libertades, sus derechos al respeto, y al bienestar, y allá apoyan a unos déspotas, de dudosa honestidad, sus héroes prefabricado, que aplastan a los lúcidos y ponen anteojeras a las personas, convirtiéndoles en masas, un colectivo sin personalidad, para amoldarles a su capricho. ¡Que nadie aquí toque el laicismo de sus Estados, fundamento de la democracia, al tiempo que buscan allá al más fundamentalista para apretarle la mano y juntos señalar a los que piensan como agente de Obama! Mitifican el atraso, confundiéndolo con el decrecimiento alternativo al consumismo deshumanizado del Norte; promocionan la superstición como folclore y santifican el hambre y las desigualdades, bajo el nombre del respeto a la multiculturalidad. Colegas:
¡Cuán esquizofrenia de las ideas e intenciones!.
Nazanín Amirian
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