CITAS DE MAO TSETUNG
“Análisis de clases de la sociedad china”
(marzo de 1926), Obras Escogidas, t. I .
Si tratáramos de pasar a la ofensiva cuando las masas aún no despiertan, esto sería aventurerismo. Si insistiéramos en conducir a las masas a hacer algo contra su voluntad, iríamos inevitablemente al fracaso. Si no avanzáramos cuando las masas exigen avanzar, esto sería oportunismo de derecha.
“Charla a los redactores del Diario de Shansi-Suiyuán”
(2 de abril de 1948), Obras Escogidas, t. IV.
Proceder como “un hombre que caza gorriones con los ojos cerrados” o como “un ciego que coge peces a tientas”, tratar las cosas superficialmente sin penetrar en los detalles, entregarse a una verborrea jactanciosa y contentarse con conocimientos fragmentarios mal asimilados: tal es el estilo de trabajo, extremadamente malo, que aún se observa entre muchos camaradas de nuestro Partido, un estilo totalmente opuesto al espíritu fundamental del marxismo-leninismo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos enseñan que es necesario estudiar concienzudamente la situación, partir de la realidad objetiva y no de los deseos subjetivos. Pero, muchos de nuestros camaradas actúan en forma diametralmente contraria a esta verdad.
“Reformemos nuestro estudio”
(mayo de 1941), Obras Escogidas, t. III.
Frente a cualquier cosa, los comunistas tienen siempre que preguntar el por qué y usar su propio juicio para examinar cuidadosamente si corresponde a la realidad y si está fundada; no deben en absoluto seguir ciegamente a otros ni preconizar el servilismo.
“Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido”
(1º de febrero de 1942),Obras Escogidas, t. III.
El subjetivismo, el sectarismo y el estilo de cliché del Partido, los tres, son antimarxistas y no responden a las necesidades del proletariado sino a las de las clases explotadoras. Son reflejo de la ideología pequeño burguesa en nuestro Partido. China es un país donde la pequeña burguesía en muy numerosa; nuestro Partido está rodeado de esa enorme clase, un gran número de sus miembros provienen de ella, y es inevitable que ingresen en el Partido con su larga o corta cola pequeñoburguesa. Si no se refrena el fanatismo de los revolucionarios pequeñoburgueses ni se rectifica su unilateralidad, pueden fácilmente engendrar subjetivismo y sectarismo, una de cuyas formas de expresión es el estilo de cliché extranjero, o estilo de cliché del Partido.
“Contra el estilo de cliché del Partido”
(8 de febrero de 1942),Obras Escogidas, t. III
¡Proletarios
y pueblos oprimidos del mundo, uníos!
Con Ocasión del 90º Aniversario de la Fundación del Partido
Comunista de España
PARA DISPARAR
CONTRA EL OPORTUNISMO DE DERECHA Y EL DOGMATISMO
Y AVENTURERISMO DE “IZQUIERDA”
Del 7 al 14 de Noviembre de 1921 –se cumplen ahora 90 años- se celebró en Madrid la
Conferencia que reunió a los delegados del Partido
Comunista Español y el Partido Comunista Obrero Español y que concluyó con la
fusión de ambos y la fundación del Partido Comunista de España (PCE),
sometiéndose a las decisiones del Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional
(Internacional Comunista).
En las “Bases de Fusión” de los dos partidos, su “Declaración de Principios”
señalaba que: “Los representantes de los dos Partidos declaran ante todo, que los
principios teóricos y la acción práctica del nuevo Partido unificado no pueden
ser sino las que la Tercera Internacional
acordó en sus Congresos, y que la distinguen netamente, tanto del reformismo
como del anarquismo. Esto en todas las cuestiones y, en particular en las que
pueden interesar más, dada la tradición española, como por ejemplo: las
referentes a la acción individual, a la participación en las luchas
electorales, a la acción sindical y a los movimientos obreros, a las formas de
organización, etc., etc.” El nuevo Partido acordó editar como órgano
central el periódico “La Antorcha ”.
Las condiciones de brutal represión que sufrió el PCE durante la
dictadura primorriverista, así como las
desviaciones oportunistas de derecha y sectarias de “izquierda” en el seno del PCE en la mayor parte de sus
primeros años de existencia bajo la monarquía borbónica y la Segunda República ,
le impidieron conducir al proletariado y
a las masas populares de España a la victoria sobre la burguesía, pese a
protagonizar heroicas gestas como la insurrección proletaria de Asturias en
Octubre de 1934. Ya bajo la dictadura fascista de Franco, el cáncer del
revisionismo acabó por pudrir al PCE, bajo el liderato de la camarilla de
Carrillo-Ibárruri, hasta convertirlo en un instrumento inservible para dirigir
la revolución en España.
A comienzos de los años sesenta del siglo XX, como consecuencia de la
ruptura a nivel internacional entre el marxismo-leninismo (cuya defensa estuvo
liderada por el Partido Comunista de China con Mao Tsetung a la cabeza, y el
Partido del Trabajo de Albania) y el revisionismo (encabezado por la pandilla
de renegados soviéticos como Jruschov,
Breznev, etc.), se produjo también en España una ruptura política y
organizativa con la agencia del revisionismo del equipo Carrillo-Ibárruri.
Durante esa década y la siguiente surgieron diversos partidos y organizaciones
que se definían como marxistas-leninistas y defensoras del pensamiento de Mao
Tsetung. No obstante, debido, por una parte,
a la debilidad teórico-política de estas organizaciones en su ruptura
con el revisionismo y a no haber roto completamente con algunas de las ideas y
prácticas revisionistas que habían anidado en el PCE durante años, así como al
peso de la ideología de la burguesía y pequeña burguesía en estos grupos y, de
forma decisiva, el no haber asumido el
maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo, ninguna de ellas
logró consolidarse como el partido de vanguardia del proletariado en España,
acabando todas ellas convirtiéndose en grupúsculos y sectas de distinto pelaje revisionista
(tengxiaopingistas, hoxhistas, etc.) o
desintegrándose.
Otras organizaciones que en los
años ochenta del siglo XX llegaron a enarbolar el marxismo-leninismo-maoísmo en
España acabaron por desaparecer o convertirse en sectas impregnadas de
dogmatismo e “izquierdismo”.
Hoy, en noviembre de 2011, noventa años después de la fundación del PCE,
asistimos a la mayor crisis económica por la que atraviesa el capitalismo a
escala mundial desde 1929. El proletariado y las masas populares de España sufren
sus graves consecuencias y el resultado lo describía a fines del pasado mes de
octubre de forma dramáticamente realista un diario de Madrid nada sospechoso de
“revolucionario”: “Ricos más ricos y
pobres más pobres. La desigualdad entre los ingresos de los españoles se
disparó el año pasado hasta el nivel más alto recogido en la serie de la
estadística europea que arranca en 1995. La brecha económica no ha parado de
crecer desde que comenzó el declive económico, aunque el salto más abrupto se
dio en 2010. El paro, la bajada de los sueldos y el fin de algunas prestaciones
han dado cuerpo a eso conocido como la factura social de la crisis... el paro
sigue dando latigazos: la última encuesta de población activa (EPA) reveló el
viernes pasado que España ya roza los cinco millones de parados y que 1,4
millones de hogares tiene a todos sus miembros en edad de trabajar parados. La
duración de la crisis empieza a agotar los colchones de ahorro de las familias
y la necesidad llama a la puerta de casas en las que no había estado nunca. El
balance de actividad de una organización como Cáritas suele dar alguna pista de
este empobrecimiento de la clase media: el 30% de las solicitudes de ayuda del
año pasado provenían de personas que lo hacían por primera vez... El riesgo de
exclusión ha alcanzado este año, también, el máximo de la serie histórica: el
21,8% se encuentra bajo el umbral de la pobreza...“ (El País, 31 octubre 2011). Y para evitar la respuesta
revolucionaria del proletariado y las masas populares, la burguesía y el
imperialismo utilizan todos los medios a su alcance para tratar de conducir a
la clase obrera y a las masas populares por vías reformistas y pacifistas, impulsando
y potenciando engendros como el denominado “Movimiento 15-M” en España. En esta
situación, la creación de un partido proletario revolucionario de nuevo tipo, cimentado
en el marxismo-leninismo-maoísmo, es la tarea central de los revolucionarios en
España.
Mao Tsetung nos enseña:
“¿Por qué hace falta un partido
revolucionario? Porque en el mundo existen enemigos del pueblo que lo oprimen y
éste desea sacudirse de la opresión. En la era del capitalismo y el
imperialismo, se necesita un partido revolucionario como el Partido Comunista.
Sin un partido así, al pueblo le es de todo punto imposible sacudirse la opresión
de sus enemigos”. (Mao Tsetung, Rectifiquemos el Estilo de Trabajo en el
Partido, Obras Escogidas, t. III.
Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1968, p. 31)
El partido proletario revolucionario de nuevo tipo
marxista-leninista-maoísta debe ser la organización de vanguardia de la clase
obrera y del pueblo español. Este carácter de vanguardia debe entenderse desde
un doble punto de vista: ideológico-político y orgánico.
El partido proletario revolucionario de nuevo tipo
marxista-leninista-maoísta debe estar vinculado estrechamente al proletariado y
sus aliados de masas, orientando y dirigiendo su combate por el poder. Los
militantes del Partido deben estar en las primeras filas de las luchas a la
cabeza de las masas, no sustituyéndolas o suplantándolas en su acción, ni mucho
menos actuando a espaldas de ellas.
El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista leninista maoísta
deberá, tal y como señalaban los comunistas chinos dirigidos por Mao Tsetung en
su polémica con los revisionistas soviéticos en 1963:
“partir de la realidad, mantener
estrechos vínculos con las masas, sintetizar constantemente la experiencia de
la lucha de las masas, y elaborar y aplicar independientemente una política y
una táctica apropiadas a las condiciones del propio país. Se cometerá el error
de dogmatismo si se procede de otra manera, copiando mecánicamente la política
y la táctica de otro Partido Comunista, obedeciendo a ciegas la voluntad de
otros y aceptando, sin análisis, el programa y las resoluciones de otro Partido
Comunista como línea propia.
(...) Si no es un partido que
sea capaz de pensar y juzgar por sí mismo y adquirir un conocimiento exacto de
la tendencia de las diferentes clases en su propio país mediante una seria
investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del
marxismo-leninismo e integrarla en la práctica con la práctica concreta de su
propio país, sino un partido que repite ciegamente las palabras de otros, copia
la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de
ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida
en que hay de todo: revisionismo, dogmatismo y otras cosas, menos principios
marxistas-leninistas.
Entonces, semejante partido
no puede en absoluto dirigir la lucha revolucionaria del proletariado y las
amplias masas populares, conquistar la victoria de la revolución, ni cumplir la
gran misión histórica del proletariado.
Esta es una cuestión sobre la cual todos los
marxistas-leninistas, todos los obreros políticamente conscientes y todos los
progresistas del mundo tienen que reflexionar a fondo.” (Proposición acerca
de la línea general del Movimiento Comunista Internacional. Respuesta del
Comité Central del Partido Comunista de China a la Carta del Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética
del 30 de marzo de 1963. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1973, págs.56, 58)
De esta manera el Partido no caerá
en el dogmatismo, que está divorciado de la práctica concreta de la revolución
y trata el marxismo-leninismo-maoísmo como una forma estereotipada, pues, como resaltaban también los comunistas chinos en
1963:
“Los dogmáticos (...) imaginan algunas fórmulas abstractas y vacías, o trasladan en forma
mecánica la experiencia de otros países y la imponen a las masas, limitando de
esta manera la lucha de éstas e impidiendo que logre los resultados debidos.
Sin tener en cuenta el tiempo, el lugar y las condiciones dadas, se apegan
obstinadamente a una forma de lucha; no comprenden que, en cada país, el
movimiento revolucionario de las masas populares adopta formas
extraordinariamente complejas, que es preciso emplear a un mismo tiempo
diversas formas necesarias para que se complementen unas con otras; ni que es
necesario, cuando las condiciones cambian, sustituir las viejas formas por
nuevas o utilizar aún las primeras añadiéndoles nuevo contenido. Por lo tanto,
se divorcian con frecuencia de las masas, de los posibles aliados, incurriendo
así en errores sectarios; también emprenden a menudo acciones temerarias,
cometiendo errores aventureristas.
Cuando el organismo dirigente
de un partido comete el error de dogmatismo, no podrá dominar las leyes que
rigen el movimiento revolucionario en la práctica; será inevitablemente lánguido
y pasivo en el terreno teórico y cometerá mil errores en la táctica. Un partido
así no podrá conducir de manera alguna al movimiento revolucionario de su
pueblo a la victoria”. (Una vez más sobre las divergencias entre el
camarada Togliatti y nosotros. Algunos problemas importantes del leninismo en
el mundo contemporáneo. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1963, p.193)
Al combatir el dogmatismo en el seno del Partido Comunista de China y
subrayando la integración de la verdad universal del marxismo-leninismo con la
práctica concreta de la revolución china, Mao Tsetung señalaba en 1942 que la
actitud por parte de los comunistas debía ser la de emplear la teoría y métodos
marxistas-leninistas para investigar y estudiar de forma sistemática y minuciosamente
las circunstancias. Y señaló:
“¿Cómo unir la teoría
marxista-leninista con la práctica de la revolución china? Dicho en lenguaje
corriente, esto se logra “disparando la flecha al blanco”. Cuando uno dispara
una flecha tiene que apuntarla a un blanco. La flecha es al blanco lo que el
marxismo-leninismo a la revolución china. Algunos camaradas, sin embargo,
“disparan sus flechas sin tener un blanco” o tiran al azar; es fácil que esas
personas perjudiquen a la revolución. Otros no hacen más que darle vueltas y
más vueltas a la flecha que tienen en sus manos, exclamando sin cesar: “¡Qué
flecha tan bonita! ¡Qué flecha tan bonita!”, pero nunca quieren dispararla.
Estos son aficionados a las antigüedades, y casi no tienen nada que ver con la
revolución. La flecha del marxismo leninismo tiene que ser disparada al blanco
de la revolución. Si este punto no es aclarado, el nivel teórico de nuestro
Partido nunca se elevará y la revolución china jamás triunfará”. (Mao
Tsetung, Rectifiquemos el Estilo de Trabajo en el Partido, Obras Escogidas, t. III. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín
1968, p. 39).
Así pues, el partido proletario revolucionario
de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta
contará con una justa orientación estratégica que le conduzca a evitar y
combatir tanto el reformismo y los errores oportunistas de derecha, que puedan
cometerse en la conducción de la acción revolucionaria, como aquellos de
carácter dogmático y aventurero de “izquierda”.
Ejemplos de tendencias derechistas pueden ser:
1. Colocar en primer plano o
centrarse en una vía pacifista o legalista para llegar al poder, desperdiciando
las fuerzas revolucionarias en acciones que jamás permitirían derrotar a la
burguesía y la reacción.
2. Renunciar a la preparación
teórica y práctica (a través de la acción) de las masas, con el fin de
capacitarlas para aplastar la resistencia armada de los reaccionarios y
explotadores y al desarrollo de acciones que conduzcan a este objetivo.
3. Renunciar a la dirección
proletaria del movimiento revolucionario y a la defensa independiente de los
intereses propios de esta clase, entregando la dirección de aquel a sectores
burgueses o pequeño burgueses, so pretexto de atraer aliados junto al
proletariado.
4. Ocultar al partido proletario revolucionario
más allá de lo que exige su seguridad y permitir que la actividad clandestina
se convierta en disculpa para eludir la lucha.
5. Sofocar el valor, la audacia,
el heroísmo, la combatividad, el odio contra el enemigo de clases y demás
virtudes revolucionarias, impregnando al partido proletario revolucionario de
prácticas reformistas y pacifistas y el espíritu burocrático.
Ejemplos de aventurerismo de
“izquierda” son, por ejemplo:
1. Negarse a todo empleo en la
lucha de los medios legales y no armados, no utilizando instrumentos de acción
que, aunque no son los decisivos para la toma del poder, sí son útiles, sin
embargo, si se les subordina a la forma principal de combate.
2. Lanzar –en el sentido
estratégico- al movimiento revolucionario a una batalla frontal “decisiva”, sin
contar con las fuerzas suficientes como para vencer o, en el terreno táctico,
lanzarse a batallas claramente destinadas a la derrota.
3. Emprender acciones terroristas
de carácter individual o de pequeños grupos aislados de las masas con el
propósito de reemplazarlas en su acción o de “estimularlas” con esos
procedimientos, en situaciones de pasividad de ellas o de reflujos de sus
combates y, en general, realizar una política de secta que renuncia a la
dirección de masas.
4. Concebir el Frente
Revolucionario, que debe forjarse en torno al proletariado, con estrechez y
sectarismo, rechazando la necesidad de movilizar o neutralizar a ciertas
fuerzas sociales que, aunque tienen contradicciones con la clase obrera,
también las tienen con los enemigos principales de ésta en cierta etapa y, por
tanto, son susceptibles de ser aprovechados aunque sea de forma temporal,
parcial e insegura, en contra de los adversarios fundamentales.
El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta
deberá guiarse por los principios del internacionalismo proletario, vinculando
e integrando la lucha del proletariado y el pueblo, basada en una ideología
común proletaria, con las acciones y experiencias de las fuerzas revolucionarias
de todo el mundo.
Tal y como subrayaba V.I. Lenin:
“Sólo hay un internacionalismo
efectivo, que consiste en entregarse al desarrollo del movimiento
revolucionario y de la lucha revolucionaria dentro del propio país, en apoyar (por medio de la propaganda, con
la ayuda moral y material) esta lucha,
esta línea de conducta, y sólo ésta,
en todos los países sin excepción.” (V.I.Lenin, Las tareas del proletariado
en nuestra revolución. Obras Escogidas,
t II, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú 1948, p. 35)
El partido proletario revolucionario de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta
deberá ser parte integrante del Movimiento Comunista Internacional En la
actualidad, los comunistas y revolucionarios en España deben sumarse a los
esfuerzos que realizan tanto aquellos partidos marxistas-leninistas-maoístas
integrantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), como aquellos
que aún no forman parte de él, para que el MRI salga de su actual estancamiento
y pueda seguir impulsando la unidad ideológica, política y organizativa de los
comunistas en el siglo XXI y acelerando
la lucha por la formación de una Internacional Comunista de nuevo tipo basada
en el marxismo-leninismo-maoísmo.
Por todo ello, sólo un partido proletario revolucionario, un Partido
Comunista basado en el marxismo-leninismo-maoísmo y el pensamiento guía (para
unir la verdad universal del marxismo-leninismo-maoísmo con la realidad
específica y la práctica de la revolución en España), podrá disparar la flecha
del marxismo-leninismo-maoísmo al blanco de la revolución; acumulando fuerzas;
movilizando, politizando y organizando a los obreros, campesinos,
intelectuales, mujeres y jóvenes; forjando a las masas en la necesidad de la revolución y dirigiéndolas a
la toma del poder a través de la guerra popular, instaurando la dictadura del
proletariado que exprese y defienda los intereses de todos los trabajadores y, a través de sucesivas
revoluciones culturales proletarias, asegurando la victoria definitiva de la
vía socialista sobre la vía capitalista, hasta alcanzar una sociedad sin
clases, sin guerras, sin explotación, donde hombres y mujeres cooperen en
alguna esfera de su más grande hazaña: el Comunismo.
¡Al capitalismo en crisis ni una miga de pan ni una gota de agua para
salvarlo!
¡Combatir al capitalismo hasta sepultarlo!
¡Construir el partido proletario revolucionario de nuevo tipo!
¡Lucha sin cuartel contra el oportunismo de derecha y el dogmatismo
y aventurerismo de “izquierda”!
¡Leer y estudiar los escritos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao
Tsetung!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Viva la Revolución Proletaria
Mundial!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Viva el Socialismo! ¡Viva el Comunismo!
Madrid, Noviembre de 2011
GRAN MARCHA HACIA EL COMUNISMO
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