A partir de entonces, la prensa capitalista emprende una campaña de calumnias contra la revolución camboyana. Las acusaciones de «genocidio» aparecen muy pronto. Le Figaro fue uno de los primeros periódicos burgueses en hablar de genocidio. En un estilo racista que no sorprende viniendo de su parte, declaraba el 12 de mayo de 1975:
«Lo que hacen los Jemeres Rojos (que mezclan la barbarie asiática y el fanatismo revolucionario) es un genocidio puro y simple». (15)
Los periodistas rivalizan en mentiras mientras que el ministerio del Interior francés precinta la embajada de Camboya en París y ocupa sus locales. Los comunistas de Camboya no ignoran las calumnias y las acciones dirigidas contra ellos desde el extranjero. Tratarán en la medida de sus posibilidades de mostrar, a través de la prensa, de visitas de invitados extranjeros y de reportajes, las conquistas de la revolución. Como hemos señalado más arriba, la lucha del pueblo camboyano se inscribe dentro de las numerosas luchas que oponen a los pueblos oprimidos con el imperialismo. Sin embargo, la revolución camboyana posee ciertas especificidades. En primer lugar, se trata de una de las raras revoluciones en un país dominado, tras la revolución china, en la que la dirección revolucionaria no llevó a cabo la conquista armada de la independencia con el apoyo de las masas para encaminarse hacia una nueva forma de dependencia de las potencias extranjeras sino que hizo todo lo posible para preservar su independencia y no transformarse en una semicolonia. El caso de las revoluciones cubana y vietnamita, por ejemplo, es significativo. La revolución no se detiene con la toma del poder. Una vez conquistado el poder, las transformaciones económicas y políticas revisten un carácter esencial para construir una verdadera independencia, lo que es imposible sin poner radicalmente en cuestión la división internacional desigual del trabajo. En el caso de Cuba, como en el de Vietnam, los dirigentes revolucionarios sometieron a su país y a su pueblo a esas relaciones desiguales en beneficio de la URSS socialimperialista al integrarse en el COMECON (16), lo que ha conllevado a consecuencias dramáticas tanto desde el punto de vista de su desarrollo económico como de los dramas políticos que ha supuesto. Sin una dirección firme ideológicamente que aplique los principios de contar con sus propias fuerzas y que comprenda que el socialismo no se puede reducir a la propiedad estatal de los medios de producción, es imposible llevar a cabo de forma correcta la construcción del socialismo. Es por esto mismo que la experiencia de Kampuchea Democrática es importante.
«En la obra de edificación nacional, nos apoyamos sobre las realidades de nuestro país, un país agrícola atrasado y destruido por la guerra de agresión y devastación… Tomamos la agricultura como el factor fundamental y nos servimos del capital acumulado por la agricultura para edificar progresivamente la industria y transformar en un corto periodo de tiempo a Kampuchea, que tiene una agricultura atrasada, en un país moderno, en un país industrial, aferrándonos firmemente a la línea de independencia y de soberanía y de contar con nuestras propias fuerzas».
«En el ámbito de la agricultura concedemos la prioridad a la solución del problema del agua, que es el factor clave para obtener el máximo de producción de arroz, nuestro cultivo alimentario de base». (17)
No solo se lleva a cabo la colectivización de la agricultura sino que también se emprende la construcción de nuevas fábricas para el trabajo de los metales y el desarrollo de la construcción naval. Así pues, la economía se reorganiza y, a pesar de las evidentes dificultades, se va a producir un auge económico. Un documento escrito por una investigadora ilustra bien este hecho y, aunque adolece de ciertos prejuicios burgueses, tiene el mérito de exponer bastante honestamente las realizaciones y los logros del PCK en materia económica:
«Dos factores van a contribuir al crecimiento del sector industrial. Por una parte, el principio de autosuficiencia según el cual el país debe producir, en la medida de lo posible, lo que es necesario para su supervivencia. Este principio será profusamente seguido y los dirigentes camboyanos no recurrirán a la ayuda extranjera (chinos, coreanos, yugoslavos, rumanos) con la excepción del suministro de máquinas y la formación técnica de los obreros. No se trataba para los camboyanos de importar productos acabados, era necesario fabricarlos ellos mismos. Y, por otra parte, la extensión gigantesca de la agricultura y, sobre todo, las construcciones hidráulicas, hacían necesario la obtención de las correspondientes herramientas: picos, palas, motobombas, arados, máquinas trilladoras de arroz, tractores...
Phnom Penh va a especializarse en la construcción de máquinas agrícolas, en la fabricación de piezas de repuesto y en el montaje de maquinaria pesada (tractores)» (18)
Pero la edificación económica se hace un contexto de amenazas permanentes. En efecto, Vietnam atraviesa por dificultades pero no afronta esos problemas por la misma vía que los camboyanos: por la movilización de las masas para la reconstrucción del país. Va a escoger otra vía, consecuencia de la traición política de sus dirigentes. Vietnam, tras haberse resistido durante un tiempo, se adhiere al COMECOM. Y éste tiene proyectos para Camboya. Los soviéticos llegan en esa época a un acuerdo con la camarilla de los traidores vietnamitas para someter a Kampuchea Democrática a una especialización del trabajo que Kampuchea rechaza. En su marco económico, Camboya deberá limitarse al monocultivo de arroz. Es el mismo procedimiento con el que la URSS ha sometido a la economía cubana con el azúcar. Los dirigentes vietnamitas están de acuerdo con esto. Con una población de 50 millones de habitantes a alimentar y teniendo en cuenta las monumentales destrucciones causadas por la guerra imperialista, los vietnamitas emprenden la tarea de someter a sus vecinos, en otro tiempo hermanos de lucha. La ocupación y rapiña de Laos y sus 2 millones de habitantes y la de Camboya y sus 8 millones de habitantes y sus tierras abundantes son los objetivos que se han fijado. Ya en 1977 se frustra una tentativa de golpe de estado fomentada por agentes vietnamitas con el objeto de derrocar al gobierno de Kampuchea Democrática. Desde entonces, las investigaciones para encontrar a los traidores que actúan enmascarados bajo las órdenes del Partido del Trabajo de Vietnam se intensifican. Y con ellas, la represión. Algunos conspiradores logran escapar. Entre ellos, Hun Sen, actual presidente de Camboya, que volverá en 1979 gracias a los tanques vietnamitas. En diciembre de 1977, una primera agresión armada es efectuada por el ejército vietnamita; más adelante, en abril de 1978, tiene lugar una segunda agresión, pero ambas son rechazadas por las fuerzas armadas de Kampuchea. En septiembre de 1978, una delegación del PCMLF (Partido Comunista Marxista-Leninista de Francia) visita Kampuchea Democrática. En su despedida, el secretario general del PCK se referirá al futuro del conflicto en estos términos:
«Camaradas franceses, vosotros regresáis a vuestro país. En poco tiempo conoceréis la noticia de que Vietnam, apoyado por el socialimperialismo soviético, habrá lanzado un nuevo ataque de gran envergadura contra Kampuchea y tratará de invadir el país.
Llegado ese momento, existirán dos opciones: o bien nuestras fuerzas se desmoronarán, y eso demostrará que el pueblo no estaba satisfecho con nuestra política; o bien nuestras fuerzas resistirán victoriosamente y rechazarán a los agresores vietnamitas, lo que probará que nuestro pueblo está satisfecho con nuestra política y, en consecuencia, la apoyará». (19)
Unos meses más tarde, Vietnam lanza una gran ofensiva sobre Camboya. Una potente ofensiva en la que 100.000 hombres entran en el país apoyados por material soviético y consiguen derrocar al gobierno de Kampuchea Democrática. Los vietnamitas serán los primeros, junto con los soviéticos, en fomentar una poderosa máquina de propaganda contra el gobierno de Kampuchea Democrática con el fin de imponer uno nuevo bajo sus botas. Los apilamientos de cráneos, de los cuales toda la propaganda reaccionaria se sirve aún hoy para mostrar la barbarie de los «jemeres rojos» será una de sus puestas en escena. Los camboyanos deben a partir de entonces reorganizar la lucha a través de la guerra de guerrillas contra un partido y un pueblo en apariencia «hermano». Estamos por tanto ante un acontecimiento trágico que va a empañar los sacrificios de la lucha de los pueblos asiáticos por su liberación. Más aún teniendo en cuenta que el ejército invasor está dirigido por el general Vo Nguyen Giap, héroe de Dien Bien Phu. Esta traición al internacionalismo proletario por parte de la República «socialista» de Vietnam supuso una dura lección y una amarga decepción para el movimiento comunista internacional. Además, tuvo lugar en un momento en el que la economía y las condiciones de los trabajadores comenzaban a mejorar, fruto de tres años de un muy duro trabajo. Las consecuencias de la adhesión de Vietnam al COMECON ilustran claramente la política imperialista de los revisionistas soviéticos. Durante la invasión, las cosechas son saqueadas y las máquinas industriales son desmontadas y llevadas a Vietnam. Millares de campesinos vietnamitas son llevados a ocupar las tierras de Camboya. Vietnam crea e impone un partido «comunista» y un nuevo gobierno a su servicio con la ayuda de traidores camboyanos y jemeres khroms (minoría camboyana de Vietnam). Una práctica de colonización, en definitiva, tendente a entregar Camboya a los jemeres minoritarios, lo que demuestra bien a las claras la forma de actuar de los revisionistas vietnamitas y su traición a un pueblo hermano. Para los revolucionarios camboyanos, a pesar de una fuerte resistencia, es la debacle. Esta nueva situación conlleva un cambio radical de estrategia. Para hacer frente a esta agresión se hace necesario entonces la organización de «un amplio frente nacional de todas las fuerzas patrióticas y democráticas tanto en el interior como en el exterior del país» contra el invasor. (20) Se elabora un programa político para la constitución de un «Frente de Gran Unidad Nacional Patriótica y Democrática de Kampuchea». La orientación democrático burguesa del programa del Frente y las alianzas de clase que se producen en la lucha de Resistencia son la prueba de que la sociedad camboyana no había alcanzado la «gran concordia» como se suponía ingenuamente en la constitución de 1976.
1 comentario:
Gracias companeros Dazibao rojo por estas publicaciones de tanta necesidad para el proletariado revolucionario, necesidad del conocimiento sobre la revolucion comunista en Kampuchea y sobre el liderazgo del gran maestro POL POT. Con esto se ayuda a la claridad frente a que miles de gamines intelectualuchos tergiversan dia a dia la ejemplarizante guerra popular en Kampuchea liderada por el gran lider POL POT.
La guerra popular en Vietnam es la mas aplastante derrota que han sufrido el genocida que gobierna el mundo capitalista: el imperialismo yankee.
Las ensenanzas del Partido de los trabajadores de Vietnam y su gran liderazgo de Ho Chi Ming trajo la victoria. Pero que hizo ese partido y que nos ha legado? movilizo a las masas, la clase como tal en la guerra popular, pelio el nino y el viejo, las ninas y las mujeres mayores jugaron un papel extraordinario para el triunfo de la guerra popular y de garantizar aplastarle el culo a los imperialistas. La tecnologia militar estaba en manos de los imperialistas Francia, Japon, yankee etc.La resistencia vietnamita solo tenian las manos y una conciencia de clase elevada e inducida por el partido y las ideas comunistas. Prueba esta verdad de que el pueblo es todo poderoso y es la fuerza supremamente peligrosa que no hay fuerza alguna capaz de detenerlo, y esta experiencia le importa un culo a los imperialistas y en particular a los yankees que tienen una cola reseca facil de incendiarsele. La economia de los imperialistas es bastante vulnerable de irse de culo, si el Partido sabe organizar y dirigir las amplias masas en Norteamerica, no pegara un brinco si se logra la capacidad de un liderazgo maoista en ese imperio de saber como darle unos estruendosos golpes de muerte.
Los malditos revisionistas trabajan incesantemente por desdibujar esa preciosa sangre derramada del proletariado kampucheano, ese lindo ejercito rojo bajo el liderazgo del gran dirigente Pol Pot, que rompio tajantemente con el capitalismo de fondo su ideologia. Esto no lo podia permitir el imperio yankee y los abiertos mamatetas de los revisionistas dirigentes Vietnamitas y su papa el revisionismo sovietico. Todos estos malditos canallas jamas se les perdonara y seran castigados por la clase que no traiciona la historia de la lucha de clases y todos los martires de la revolucion mundial MLM.
La cruzada contra el comunismo es el pan diario, cientos de escritores han sido corrompidos por bolsas llenas de dinero para que cantaleteen diariamente atraves de los medios de comunicacion llevando las ensenanzas de Hitler: una mentira contada millones de veces terminara sonando como verdad. Pero Lenin siempre destaco que lo importante es el proletariado, no es cuanta mentira le han inyectado sino que su realidad es de hambre y miseria, esa es la que cuenta para la realidad de una verdadera guerra popular pues ella tiene que estar alimentada de las masas, de la clase organizada y dirigida por un partido comunista maoista militarizado MLM como garantia de triunfo con guerra popular hasta el fin del Comunismo.
Gloria al todo poderoso Pensammiento Gonzalo!!!
Gloria al todo poderoso PCP!!!
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