Sobre la lucha de los Proletarios Revolucionarios para tomar el poder. Documentos sobre la GRCP.
Publicamos algunos fragmentos de este texto tan importante dentro del proceso de la Revolución Cultural China, que fue parcialmente escrito y enérgicamente promovido por el propio Mao Tse-tung, para condensar en él las lecciones principales de la experiencia inicial de los obreros de Shangai dentro de dicha revolución, experiencia que Mao proponía generalizar a toda China. Fue publicado originalmente en el diario “Bandera Roja“, nº3, 1967 y traducido al español e incluido en el libro de D. Milton, N. Milton y F. Schurmann, “China Popular“, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1977, tomo 1, pp.455-465.
Cultura Proletaria.
Los revolucionarios proletarios se unen para quitar el poder al puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista. Esta es la tarea estratégica para la nueva fase de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Es la batalla decisiva entre el proletariado y las masas del pueblo trabajador, por una parte. y la burguesia y sus agentes en e! Partido por la otra.
Esta poderosa tormenta revolucionaria comenzó en Shangai. Las masas revolucionarias de Shangai la han llamado la”‘Gran Revolución de Enero”. Nuestro gran líder, el presidente Mao, le dio inmediatamente su apoyo más resuelto. El presidente Mao pidió a los obreros, campesinos, estudiantes revolucionarios, intelectuales revolucionarios y cuadros revolucionarios que estudiaran y analizaran la experiencia de los rebeldes revolucionarios deShangai, y asimismo ordenó al Ejército de Liberación que apoyara activamente y ayudara al proletariado revolucionario en su lucha por la toma del poder. La experiencia de Shangai, de la provincia de Shansi y otros lugares nos enseña que, en el curso de la lucha por la toma del poder, hemos de prestar especial atención a las siguientes cuestiones:
I
(…) El presidente Mao nos enseña: “Estratégicamente, debemos despreciar a todos nuestros enemigos. pero tácticamente debemos tomarlos muy en serio“. El puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista nunca verá realizados sus proyectos, que están destinados irremediablemente al fracaso. Debemos despreciarlos. No obstante, hemos de tratar con ellos seriamente y nunca trivialmente o a la ligera.
Los revolucionarios proletarios han de comprender enteramente que la lucha por la toma del poder y la contralucha de éste, entre nosotros y el puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista, es una batalla a vida o muerte entre el proletariado y la burguesía. Es una contradicción entre nosotros y nuestros enemigos.
La orientación general para los revolucionarios proletarios es la de formar una alianza y quitarles el poder que retienen los miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista. Todos los camaradas revolucionarios deberán proceder de acuerdo con esta orientación general y atenerse a ella al considerar y manejar todos los asuntos. De no hacerlo así, tomarán el camino equivocado, que puede conducidos al lado opuesto.
En lugares y organizaciones donde el movimiento de masas de la Gran Revolución Cultural Proletaria ha sido conducido vigorosamente durante más de medio año, ha quedado en claro para las masas revolucionarias quienes son los principales funcionarios del Partido con autoridad que han tomado la via capitalista. En la lucha por la captura del poder, los revolucionarios proletarios deben fijar sus propósitos sobre su blanco y asestar al enemigo potentes golpes. Debe establecerse una estricta distinción entre las contradicciones que se producen entre nosotros y el enemigo y las que ocurren en el seno del pueblo mismo. No debemos tratar las contradicciones entre las personas de la misma manera que las contradicciones entre nosotros y el enemigo y castigar indistintamente. De otra manera, la lucha por tomar el poder que retienen los miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista se vería obstaculizada, y nosotros cometeríamos errores en cuestiones de orientación que aprovecharían al enemigo de clase.
II
Formad resueltamente la gran alianza de los revolucionarios proletarios y uníos a las grandes masas. Esta es la condición más importante para la victoria en la lucha por tomar el poder que retiene un puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista.
Ahora que la Gran Revolución Cultural Proletaria ha alcanzado la fase de luchar para tomar el poder que retiene un puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista, es esencial para las organizaciones de masas revolucionarias forjar una gran alianza. Sin una gran alianza de revolucionarios proletarios, la lucha por la conquista del poder no puede ser venturosa completamente; aún cuando se gane parte del poder, éste puede perderse de nuevo (…).
Una vez que las organizaciones revolucionarias de masas han tomado el poder en un departamento, su propia posición se altera. En este momento es fácil que se manifiesten las ideas burguesas y pequeño-burguesas que ciertos dirigentes albergaban en sus mentes. Debemos permanecer muy alerta. Debemos deshacernos de todas las ideas egoístas y de las consideraciones personales y hacer una revolución que arraigue hondamente en nuestra alma. Todo debe partir de los intereses fundamentales del proletariado. Debemos otorgar importancia suprema a los intereses de la colectividad, en lugar de preocuparnos por ganar prestigio y posición personales. Debemos responder con firmeza a la apelación del presidente Mao de “actuar con moderación al realizar la revolución”, y no exhibirnos, ni derrochar dinero sin mesura y gastar la propiedad del estado. No debemos caer víctimas de las “balas almibaras” de la burguesía.
Las organizaciones de masas que hayan tomado el poder y los líderes de éstas deberán adoptar el principio de buscar la unidad con las masas y con las organizaciones de masas que sostengan diferentes opiniones. Debemos persuadir y no excluir a la minoría. De esta manera quedará aislado al máximo el puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista y se contribuirá a establecer el nuevo orden revolucionario proletario.
Todo el mundo, en la lucha por tomar el poder y después de haberlo tomado, ha de someterse a nuevas pruebas. Esperamos que los revolucionarios que han abierto caminos, surgidos durante el movimiento, permanecerán siempre fieles al proletariado, al presidente Mao Tse-tung y a la línea revolucionaria proletaria por éste representada, además de madurar politicamente en el transcurso del tiempo, y no hacer como aquellos que apenas brillan un momento durante esta fase de la historia. La única manera de vivir a la altura de las exigencias de esta coyuntura histórica es estudiar concienzudamente el pensamiento de Mao Tse-tung, integrarse con las masas obreras y campesinas, y realizar serios esfuerzos para reformar la propia visión no proletaria del mundo que uno posee. No hay otro camino.
III
Debe prestarse adecuada atención a la función de los cuadros en la lucha por la toma del poder. Los cuadros dirigentes firmemente adictos a la linea revolucionaria proletaria son el tesoro del Partido. Constituyen la columna dorsal de la lucha por el poder, y pueden llegar a ser dirigentes en el curso de esta lucha.
Estos camaradas dirigentes han luchado en el pasado durante un tiempo bastante largo contra el puñado de individuos con autoridad que habían tomado la vía capitalista. Ahora, se han puesto a la cabeza de las masas y tomado franca posición junto a los revolucionarios proletarios y se integrarán con las masas revolucionarias y lucharán al lado de ellas. Debe establecerse una neta distinción entre los individuos con autoridad que pertenecen al proletariado y aquellos que pertenecen a la burguesía; entre aquellos que ejecutan y apoyan la línea revolucionaria proletaria y quienes siguen y sostienen la linea burguesa reaccionaria. Es erróneo considerar indignas de confianza a todas las personas investidas de autoridad. Oponerse, excluir y derrocar a todas ellas sin distinción es una actitud contraria al punto de vista clasista del marxismo-leninismo, al pensamientode Mao Tse-tung.
Cuando los cuadros dirigentes revolucionarios se alzan para unirse a las masas y arrojar del poder al puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista, las organizaciones revolucionarias de masas deben apoyarlos. Debe admitirse que ellos tienen más experiencia en la lucha, están más maduros políticamente y poseen mayor capacidad organizativa. Su inclusión en el núcleo del liderazgo ayudará considerablemente a tomar y conservar el poder.
A los cuadros que hubiesen cometido errores debe tratárseles correctamente y no derrocarlos sin distinción. Debe permitírseles que corrijan sus errores y alentarlos para que compensen las faltas cometidas realizando buenas obras, a menos, claro está, que se trate de elementos antipartido y antisocialistas que persistan en sus errores y se nieguen a corregirlos aún después de repetidos intentos de reeducación. Aprender de los errores del pasado para evitar los del futuro y matar la dolencia para salvar al enfermo es una antigua y perdurable política del Partido. Sólo así se someterán voluntariamente aquellos que cometan errores; y sólo así los revolucionarios proletarios se ganarán el apoyo cordial de la gran mayoría del pueblo y se harán invencibles. De otra manera, siempre existe gran peligro.
La abrumadora mayoría de los cuadros ordinarios del Partido y organismos y empresas gubernamentales son sanos y desean hacer la revolución. Los rebeldes revolucionarios proletarios albergan en ellos la fuerza vital para tomar el poder en dichos organismos. No debe descuidarse ate punto de vista.
Los cuadros de todas las categorías deben sufrir la prueba de la Gran Revolución Cultural Proletaria y realizar nuevas aportaciones a la revolución. No deben dormirse sobre sus glorias de otros tiempos ni tener de sí mismos una opinión exageradamente favorable, mientras subvaloran a los jóvenes revolucionarios recién llegados a la escena. Los siguientes conceptos son absolutamente erróneos y tienen que corregirse: ver únicamente los propios méritos del pasado, pero no la orientación general de la revolución ahora, y ver únicamente los defectos y equivocaciones de los luchadores revolucionarios jóvenes recién incorporados a la tarea, pero no admitir que el hecho de que su orientación general en la revolución es la correcta.
IV
La actual toma del poder detentado por el puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista, no se efectúa mediante destituciones y medidas de reorganización dictadas desde arriba, sino desde abajo, por el movimiento de las masas, movimiento incitado y apoyado por el mismo presidente Mao. Sólo de esta manera será posible regenerar los órganos dirigentes de nuestro Partido, así como las empresas, organismo, organizaciones culturales y escuelas del estado, y al mismo tiempo desarraigar completamente las viejas prácticas burguesas.
La experiencia demuestra que, en el curso de la lucha por la toma del poder, es necesario, por medio del intercambio de opiniones y las consultas entre los miembros dirigentes de las organizaciones revolucionarias de masas, los cuadros dirigentes revolucionarios del Partido y organismos gubernamentales y los miembros dirigentes del Ejército Popular de Liberación de la localidad, establecer órganos provisionales de poder que asuman la responsabilidad de dirigir la lucha. Estos órganos provisionales de poder deben “mantener firme dominio sobre la revolución y fomentar la producción“, conservar en marcha el sistema de producción como de costumbre, dirigir los aparatos administrativos y profesionales en funcionamiento (reajustándolos, de ser necesario), con el fin de que realicen sus trabajos y organizar a las masas revolucionarias para que los vigilen y controlen. Estos órganos provisionales también deben ayudar a la tarea de proporcionar dirección unificada para suprimir las organizaciones contrarrevolucionarias y a los contrarrevolucionarios. La formación de tales órganos provisionales de poder está justificada, es necesaria y de extrema importancia. A lo largo de un periodo de transición entrará en pleno juego la sabiduría de las masas y aparecerá entonces una nueva forma organizadora de poder político mejor adaptada a la base económica socialista.
Cierto número de unidades, donde un puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista, se han estancado desde hace mucho tiempo, se ha corrompido por completo. En dichas unidades, las mencionadas personas han estado ejerciendo la dictadura de la burguesía, no la dictadura del proletariado.
El principio marxista de destruir la máquina del estado existente debe ser puesto en práctica en la lucha por el poder en las unidadesen cuestión.
Resumiendo la experiencia de la Comuna de París, señalaba Marx que el proletariado no debe hacerse cargo de la maquinaria estatal existente, sino destruirla por completo. La práctica del movimiento comunista internacional ha demostrado que es esta una verdad fundamental. Dado que en algunas unidades un puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista se ha atrincherado y transformado a aquellas en órganos de la dictadura de la burguesía, naturalmente nosotros no debemos tomarlas como son, recurrir al reformismo, combinar “dos en uno” y efectuar una transición pacífica. Por el contrario, debemos destrozarlas completamente.
El gran movimiento de masas para derrocar del poder al puñado de miembros del Partido con autoridad que ha tomado la vía capitalista ha comenzado a crear, y continuará haciéndolo, nuevas formas organizadoras para los órganos del estado de la dictadura del proletariado. En este campo debemos respetar la iniciativa de las masas y aceptar intrépidamente las nuevas formas vitales que surgen del movimiento de las masas para remplazar las viejas prácticas de las clases explotadoras y, de hecho, sustituir por otras todas las viejas prácticas que no correspondan a la base económica socialista. Es absolutamente inadmisible limitarse a la mera toma del poder y dejar que las cosas subsisten igual que antes y funcionen de acuerdo con las viejas reglas.
El primero de junio del año pasado, el presidente Mao, refiriéndose al primer cartel marxista-leninista en grandes caracteres que apareció en el país, proveniente de la Universidad de Pekín, lo llamó el manifiesto de la Comuna del Pueblo de Pekín de los años sesenta del siglo veinte. El presidente Mao demostró una vez más su sabiduría y su genio al predecir tan al principio que nuestros órganos del estado adoptarían formas absolutamente nuevas.
Como resultado del levantamiento de cientos de millones de personas para quitar desde abajo el poder al puñado de miembros del Partido con autoridad que habían tornado la vía capitalista y, al mismo tiempo, aplastar las viejas prácticas y crear nuevas formas, se ha abierto una nueva era en la historia internacional de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado. Estos acontecimientos enriquecerán y desarrollarán grandemente todo lo que nos enseñó la experiencia de la Comuna de París y la de los soviets y contribuirán a desarrollar el marxismo-leninismo muy considerablemente.
V
La lucha del proletariado para arrebatar el poder al puñado de miembros del Partido con autoridad que han tomado la vía capitalista se realiza bajo la dictadura del proletariado. En el curso de la toma del poder, debe reforzarse la dictadura del proletariado. Es ésta una condición indispensable para la institución de un nuevo orden proletario(…).
Es cosa muy buena que los fantasmas y monstruos salgan al descubierto, pues ello nos ofrece la opotunidad para un buen lavado de primavera que “barra con todas las pestes”.
Debemos ser firmes al ejercer la dictadura del proletariado sobre estos contrarrevolucionarios (…).
Ha surgido un grupo de monstruos y fantasmas para establecer organizaciones contrarrevolucionarias y ejecutar actividades contrarrevolucionarias. Estos grupos contrarrevolucionarios deben ser resueltamente eliminados. A los contrarrevolucionarios hay que aplicarles la ley sin género alguno de vacilación.
El presidente Mao ha llamado al Ejército Popular de Liberación para que ayude y apoye activamente a los revolucionarios proletarios genuinos y se oponga revueltamente a los derechistas. El gran Ejército Popular de Liberación, creado por el presidente Mao mismo, ha respondido cordialmente a su llamada, y está contribuyendo con nuevas e importantes aportaciones a la causa del socialismo, durante la Gran Revolución Cultural Proletaria. Esta es la gloriosa tarea del Ejército Popular de Liberación (…).
Para suprimir las organizaciones contrarrevolucionarias y a los contrarrevolucionarios, los instrumentos de la dictadura del proletariado deben trabajar en íntima asociación con las grandes masas revolucionarias. Para los contrarrevolucionarios es ésta una red de la que no les será posible escapar (…).
“El gallo ha cantado y todo brilla bajo el cielo“. Celebremos cordialmente la victoria decisiva de la Gran Revolución Cultural Proletaria.
Extraído de la revista “Contrahistorias”, nº17.