Democracia y cortesía reformista.
M. Novo.
La actual situación política, caracterizada por la crisis económica y el
paulatino derrumbe de la monarquía borbónica, en medio de escándalos de
corrupción y las oprobiosas medidas tomadas contra los derechos de la clase
obrera y el pueblo trabajador de las diversas nacionalidades, configuran un
escenario en el que las ilusiones reformistas de un cambio electoralista de la
situación, quedan desmentidos por los hechos.
Porque hechos son, que los llamados mecanismos democráticos, apenas ya permiten
un pataleo de una oposición honesta, cuando no es simple complicidad de un
reparto de papeles, a cambio de dadivas, con un sistema opresor de la mayoría por
una corrupta minoría de oligarcas, que a estas alturas no respetan ni sus propias
leyes en el afán enfermizo de enriquecerse. En el que los programas electorales
son incumplidos sin sonrojo y que una simple “mayoría electoral” permite
decidir si mañana tendremos o no asistencia médica, si nuestros hijos e hijas podrán
estudiar, si cobraremos nuestras pensiones o simplemente, si comeremos mañana. Todo
ello envuelto en el celofán santificador de la cortesía democracia.
Jugar en esta mesa de timadores no solo nos denigra sino que nos hace cómplices
dándole legitimidad a sus criminales juegos.
La única oposición honesta es hoy trabajar de forma activa por la
deslegitimación de esta dictadura a la que llaman “democracia”. La denuncia
permanente de su carácter opresor y criminal.
Rompiendo, sin miedo y con orgullo, toda cortesía con los verdugos y sus
sicarios. Rompiendo con todas las trabas que oprimen al proletariado.
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