A propósito de la dialéctica en Enver Hoxha y Mao Tse-tung.
M. Alonso.
La lucha política e ideológica, la lucha de clases, nos permite ver, modificar las condiciones existentes y barrer las ideas de la ideología burguesa. Esta lucha es permanente y abarca no solo al periodo de la guerra popular revolucionaria, guerra abierta contra el poder burgués, sino también durante la Dictadura del Proletariado.
Esto que hoy, ningún comunista puede negar, no siempre fue comprendido, no solo por la falta de experiencias practicas en la Dictadura del Proletariado, tambien lo fue en como aplicaron la dialéctica a la comprension y manejo de las contradicciones.
En la Unión Soviética aparecieron múltiples contradicciones y hoy se puede afirmar que algunas no fueron tratadas de forma correcta. Había responsables que tenían mas confianza en las balas que en las masas, lo cual llevo a tomar medidas punitivas que no arrancaron de raíz las malas yerbas, aunque cortaran sus hojas o el tallo.
Elementos oportunistas derechistas, trostquistas y auténticos agentes de las potencias imperialistas, situados en cargos de responsabilidad, tanto en el aparato soviético, como en la III Internacional Comunista, crearon una caótica situación de desconfianza dentro de los organismos desde los cuales se concretaba la Dictadura del Proletariado en la URSS y en la lucha del proletariado internacional, impulsando las medidas "punitivas", disfrazadas de palabreria izquierdista, en claro detrimento de las posiciones leninistas basadas en "el analisis concreto de la situación concreta".
Se establecieron criterios estáticos, mecanicistas y metafisicos que fueron socavando la lucha ideológica, negando la lucha de 2L, desarmando al Partido de su principal arma; la ideología revolucionaria del proletariado, por entonces el marxismo-leninismo.
En la III IC, representantes de la misma, en los diversos partidos comunistas, actuaban como "pretores" romanos, estableciendo un sistema lacayuno de premios o castigos que impedían a los partidos pensar por si mismos. Aunque la lucha contra los trostquistas destruyó muchos de estos comportamientos oportunistas, otros arraigaron de forma acrítica.
Todos conocemos que nocivas fueron los dictados de la III IC en la Revolución China y como el Pdte. Mao tuvo que hacer frente a las maniobras de "expertos" empeñados en la táctica suicida de insurrecciones. Solo dos posibles razones podían tener estos comportamientos; provocación de trostquistas infiltrados para destruir las fuerzas revolucionarias o una aplicación mecanicista y dogmática de las experiencias de la revolución bolchevique.
El profesor Grover Furr destaca, en su obra sobre el camarada Stalin, como fue una táctica recurrente de los provocadores, el desatar campañas de represión indiscriminada para ocultar su actuación y debilitar la Dictadura del Proletariado. Renegados traidores como Yagoda o Yezhov desde el Comisariado del Pueblo para Asuntos Interiores persiguieron injustamente a muchos probados comunistas, hasta que fueron descubiertos, creando el desprestigio de los órganos de seguridad soviéticos entre las masas. El camarada Stalin combatió firmemente tales practicas indiscriminadas pero mantuvo la legitimidad de tales condenas y en particular del uso reiterado de la pena de muerte.
En esta cuestión, es importante ver como el PC Chino limito al máximo las condenas a muerte. Un ejemplo paradigmático fue el caso del Emperador Pu-yi, títere de los japoneses en Manchuria. Sometido a juicio por sus crímenes fue condenado un campo de trabajo y a la re-educacion. Murió como jardinero en Pekin.
Enver Hoxha criticó a Mao Tse-tung por no cortar cabezas y atacó a la GRCP despreciando lucha de las masas contra el revisionismo, reiterando el error de confiar en métodos policiales y no de la linea de masas.
Son hechos históricos que no pueden ser ocultados o re-escritos pues no solo, seria una impostura, sino que ocultaria cuales practicas son correctas y cuales no, una cuestion viva y cotidiana en el MCI.
(continuará)
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