jueves, 13 de octubre de 2016

CHILE: ¡Libertad a Abel Alexis Huenuman Tropan! (Diario El Pueblo)


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Abel fue detenido este lunes 10 de octubre. Se dirigía a la marcha de la Resistencia, con un grupo de pu peñi a caballo. Fueron atajados por Carabineros en Mapocho, para impedir que los caballos entraran a la marcha. Cuando Carabineros preguntó quién estaba a cargo, Abel asumió toda la responsabilidad, se le solicitó el carnet de identidad y se detectó una orden de detención pendiente.
¿La razón? Abel fue condenado en febrero de 2016 a 541 días de prisión efectiva. Esto, por un altercado que tuvo con agresivos narcotraficantes de su población. Se implicó en esta pelea para defender a una mujer, ya que dicho traficante, tenía prohibido acercársele. Sin embargo, el sujeto insistía en hostigarla y violentarla, y Abel no dudo en salir en su defensa. 
 Tras la detención del día lunes, lo llevaron a la 21° Comisaría de Estación Central y luego al Séptimo Juzgado de Garantía, en donde de manera inmediata lo trasladaron a la Penitenciaria para que cumpliera la condena de 541 días de prisión efectiva.

¿Quién es Abel Huenuman? ¿Por qué exigir su libertad?
Abel es un mapuche de 30 años, vive en la población Angela Davis de La Pintana. Abel Huenuman, es el organizador y dirigente del Comité de Allegados Rakiduam Mo Ruka. También es un entregado padre de familia. Tiene tres hijos pequeños: de siete, cuatro y una niña de cinco años. Trabaja en un local de  las panaderías Castaño, en turnos que se inician a las cinco de la mañana y terminan a las 14:00, pero nunca sale a esa hora, debe hacer horas extras, ya que el sueldo no les alcanza.
Abel es un dirigente muy querido y respetado en la población. Es la cabeza y la dirección del Comité de Allegados Rakiduam Mo Ruka, de la Asociación Mapuche  Mongeltun Taiñ Folil y además de eso, desde muy joven comenzó a practicar Capoeira, práctica que enseña a los jóvenes de la población, y también a sus pu peñi en el sur, de donde él viene, Nueva Imperial.

Condena injusta y desproporcionada
Abel fue condenado a cumplimiento efectivo de 541 días, esto significa encierro total. Consultamos por su caso con abogados de la Defensoría Popular y nos señalaron que es muy extraño que esa condena exija cumplimiento efectivo: “en general las condenas pequeñas como éstas se cumplen bajo modalidad de cumplimiento alternativo (firma, libertad vigilada, y/o reclusión nocturna). Pero en esta ocasión el juez negó esta posibilidad”, explicaron.
Abel, sabiendo que la condena era injusta y arbitraria, y consciente que por medios legales ya no podía hacer nada para evitar esta condena, optó por seguir con sus tareas de organizador en su población. El día de la marcha, sabiendo el riesgo que corría, se organizó con otros peñi y a solicitud de algunas comunidades decidieron participar de la marcha del 10 de octubre a caballo. Esta era una tarea de gran importancia y seriedad para Abel, ya que se disponía a leer una carta en donde se planteaban las demandas del Comité de Allegados que dirige. Abel fue valiente. Arriesgado, pero valiente.
La población Angela Davis notará su ausencia momentánea. De inmediato sus peñis coordinaron el apoyo solidario para él, su mujer y sus tres hijos, a través de la realización de venta de completos, de un Bingo y están preparándose para realizar un Palin. En tiempos de corrupción, avaricia y egoísmo de los políticos burócratas, conocer la historia de dirigentes populares firmes, entregados a su comunidad y que no vacilan en darse por entero a la lucha de su pueblo, no puede dejarnos indiferentes.
Desde la Cárcel, Abel nos transmite estas palabras:
“Nosotros como mapuche queremos vivir en comunidad, queremos que nuestros hijos no pasen por las humillaciones y la discriminación que nosotros los mapuches hemos pasado.
Acá en la cárcel hay muchos con apellido mapuche y eso me da más fuerza porque ellos están atentos a lo que yo puedo decir, incluso he podido enseñar, enseñarles sobre nuestra cultura, explicarles por qué nosotros estamos luchando hoy día. Entonces siento que por algo estoy aquí, quizás sea porque tengo una tarea que cumplir.
Tuve un pewma, bien bonito anoche, estaba acostado, estaba oscuro y alrededor mío habían muchos guiños. ¡Y claro! porque yo me siento protegido. Siento que acá adentro no estoy solo, les digo a los de afuera que tengan mucho Newen y que continúen tal cual, como si yo estuviera afuera, porque ¡aquí nada ha cambiado!  Hay que continuar con el mismo plan de trabajo, con los mismos objetivos, con mucha fuerza, por lo que nos hemos propuesto en la lucha que estamos llevando adelante.
Yo entré con caballos, porque los caballos son sinónimo de fuerza para nuestro pueblo, entré con caballos porque iba a leer una carta a los hermanos y a los wenuy, explicando por qué es nuestra lucha. Ese fue el objetivo por el que yo fui a esta marcha, para presentar nuestra lucha y decir que no somos violentos, pero queremos que nuestros hijos vivan en mejores condiciones que nosotros y recuperen lo que se les ha arrebatado.

Nosotros los mapuche siempre hemos sido discriminados, ¡Siempre!, yo era discriminado por las mismas personas con las que tuve el problema, me trataban de indio tal por cual, siempre trataban de humillarme y después de tener el problema seguí siendo discriminado ahora por los tribunales”.

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