A propósito
del documento del PCE (r) “Que es el fascismo”.
Miguel
Alonso
Unos
camaradas me han enviado un documento del Partido Comunista de España
(reconstituido) y quieren saber mi posición sobre el mismo. El documento
pretende argumentar el carácter fascista del régimen del 78, posición, que es
defendida por los seguidores del camarada Arenas.
Antes de
entrar a tratar aspectos concretos del documento, señalar que esta cuestión
tiene suma importancia para la determinación del carácter de la revolución en
el Estado Español. Si aceptamos esa
tesis que defiende el PCE (r), previa a la revolución socialista, tendría que
haber una fase de revolución democrática y un bloque de clases interesadas en
la misma.
Esta tesis, fue
ampliamente extendida en los partidos m-l, por los supuestos maoístas del PCE (m-l)/FRAP
o la ORT, durante los años finales de la dictadura fascista de Franco.
La conocida
fase “republicana” que fue barrida por los hechos, puesto que si exceptuamos el
derecho a la autodeterminación de las nacionalidades históricas del E.E. incluida
Las Canarias (es casi la única tarea no acometida por la fase democrática) fueron
restaurados los derechos democráticos (burgueses) de libertad de prensa,
derecho de asociación, tanto política como sindical, derecho de huelga y manifestación,
reunión, aborto, Etc.
Fueron
creados nuevos órganos legislativos, unas Cortes Constituyentes dieron
origen a una Constitución, que aunque confirmaba la restauración borbónica de Franco, restablecia todos los demas derechos como base del régimen
del 78.
De hecho, las tareas de una supuesta revolución democrática, fueron
acometidas con los límites del pasado fascista de muchos de los actores, la
traición del P”C”E revisionista y el importante peso del estamento militar.
Siendo el
Estado español un Estado plurinacional y de desarrollo desigual, es evidente
que hay, tanto en las nacionalidades como en regiones, diferentes
contradicciones o tareas pendientes, como ejemplo la reforma agraria en
Andalucía, que si han formado históricamente parte de las revoluciones
democráticas.
El Estado
imperialista español se integró, como miembro de pleno derecho, en la entonces
Comunidad Económica Europea y en la OTAN, desarrollando un régimen democrático burgués
esencialmente bipartidista, que ha entrado en crisis en la actualidad.
La
definición del carácter de la Revolución, es la clave para el análisis de las
alianzas del proletariado con las diversas clases sociales. Es definir con claridad los blancos y la línea
política de una organización.
No pretendo
ofender la memoria de los republicanos o la de la heroica guerra civil
revolucionaria, pero es evidente, que en la actualidad, la tesis “republicana”
solo puede servir para la contra-revolución (para evitar la revolución) como
una maniobra de distracción del objetivo real de la misma, el Socialismo y la
Dictadura del Proletariado, por lo que es preciso que los camaradas del PCE (r)
hagan un análisis real y no persistan tercamente en este error.
Terco error,
que parece orgullecer al autor de este documento, que no aporta ningún dato
objetivo para afirmar el carácter fascista de la dictadura de la burguesía, a
pesar de los argumentos de autoridad de George Dimitrov, adecuados para la
situación política de la II Guerra Imperialista Mundial, por lo demás
posteriormente cuestionados, por su deriva derechista.
Poner el
acento en aspectos secundarios del aparato estatal (tribunal de orden publico/
audiencia nacional) es no ver el peso real de los cambios en otros órdenes, que homologan al E.E. como
una dictadura democrática de la burguesía, al igual que cualquier otra potencia
imperialista de su entorno.
¿O acaso los
camaradas del PCE (r) piensan que la Francia de Macron, o el Reino Unido, son más
democráticos?
El documento
trata de presentar a los EE.UU. como ejemplo de “democracia burguesa” frente al
Estado de Derecho elaborado por los juristas alemanes, afirma:
La crisis de las instituciones
típicas de la democracia burguesa, como el parlamento, va acompasada con todas
esas nuevas teorías que pretenden liquidar el principio de soberanía e imponer
el Estado de Derecho como el concepto más adecuado a los nuevos tiempos, esto
es, al capital monopolista. La idea capital del Estado de Derecho es que el
principio de soberanía no existe: no solamente no es el pueblo quien tiene la
facultad de crear las normas legales, sino que, muy al contrario, el pueblo
debe estar sometido a esas normas. O lo que es lo mismo: el verdadero soberano
es el Derecho, no el pueblo. Esa es la idea central del Estado de Derecho.
Sobra insistir que estamos en las antípodas de la democracia burguesa.
El documento
no toma una posición correcta, puesto que aunque lo cita, ignora en la práctica, el
carácter de dictadura de cualquier Estado, según afirma con claridad Karl Marx.
Es una tesis ajena al mismo. En cualquier caso estaríamos ante dos tradiciones
diferentes de la dictadura burguesa capitalista, siendo la anglosajona
descentralizadora (Estado mínimo)y la prusiana la más centralizadora (Estado
fuerte), pero ambas, repito, son formas de dictadura democrática de la
burguesía, hoy en fase imperialista.
Los
conceptos de Montesquieu, estaban pensados, no para la Soberanía del Pueblo sino como un equilibrio, dentro del nuevo
Estado burgués triunfante, entendiendo la justicia como un arbitraje entre los
intereses de las diversas fracciones de la burguesía o de acción punitiva
contra la misma. Todo lo demás, es simple literatura de ficción con la que
engañar a las clases oprimidas. Esto, es ver la cuestión desde el m-l-m, desde
un punto de vista de clase, no como conceptos abstractos o jurídicos.
Es más, el
documento afirma, citando a Dimitrov, que al capitalismo monopolista
corresponde necesariamente la superestructura ideológica del fascismo. Según
este análisis solo hubo democracia burguesa en la fase previa del capitalismo liberal,
no monopolista. Un disparate que parece ignorar los crímenes de la burguesía
contra la clase obrera, en este periodo. ¿Era acaso más democrático el trabajo
infantil del siglo XIX?
¡Lean mejor
a Engels!
Confundir el
poder despótico burgués y su terrorismo de Estado, con el fascismo es un error,
en el que algunas corrientes comunistas, cayeron, incluida la III
Internacional, al apartarse del análisis marxista del fascismo histórico, para
optar por la permanencia de la contradicción fascismo/democracia (burguesa) del
periodo de la II guerra mundial imperialista.
El documento
señala el terrorismo para-policial del GAL para apoyar la tesis del fascismo ¿pero
acaso en Reino Unido no han llevado a cabo acciones semejantes los escuadrones
del SAS? ¿Y qué podemos decir del hundimiento del Rainbow Warrior, por los servicios secretos franceses en 1985?
El fascismo
es producto histórico de la contra-revolución, tanto en Italia como en
Alemania, caracterizándose por su carácter totalitario y opresor
(encuadramiento de la población y sus clases sociales en estamentos
corporativos e ideológicos, fortalecimiento del estado policial y carencia de
libertades básicas) cara a un proyecto expansionista e imperialista.
Hoy,
asistimos a una banalización del uso del “fascismo” como adjetivo calificativo,
producto en gran medida de las corrientes anarquistas en el movimiento anti-fa.
Describiendo como “fascista” cualquier medida represiva del Estado burgués. Es una
práctica errada y mucho más, para describir el modo actual de la dictadura
burguesa en el Estado español.
Creo que
estos apuntes pueden ayudar a una mejor comprensión de esta cuestión que,
insisto, es crucial para definir las contradicciones y blancos de la Revolución
en el Estado español.
Bibliografía
consultada:
Carlos Trias. Qué son las organizaciones M-L. Gaia Ciencia. 1976
Karl Marx y Frederick Engels. El Manifiesto Comunista.
Ediciones en lenguas extranjeras. Pekín 1974.
Louis Althusser. Montesquieu, la política y la historia.
Ciencia Nueva. Madrid. 1968
Maurice Duverger. Los Partidos Políticos. Fondo Cultura
Económica México. 1957.
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