APARIENCIA Y ESENCIA: folclore como forma moderna de revisionismo
“En lo no esencial, en la apariencia, hay un momento de la no existencia, es decir, lo no esencial, lo aparente, lo superficial, desaparece frecuentemente, no se mantiene tan apegado, no se asienta con tanta firmeza como la esencia. Por ejemplo: el movimiento de un río: la espuma en lo alto y las corrientes profundas por abajo. ¡Pero también la espuma es expresión de la esencia!”
V. I. Lenin, Cuadernos Filosóficos
En materia filosófica marxista cobra un
carácter relevante la dualidad entre las categorías de apariencia y
esencia. En el estudio de la materia o de cualquier elemento real
podemos diferenciar entre las dos categorías mencionadas. La primera
impresión que el sujeto percibe mediante su capacidad sensorial en este
análisis compondría la apariencia, una parcialidad, un conocimiento
externo y superficial del objeto analizado. En un estudio más riguroso y
guíado por la dialéctica marxista, el sujeto, trascenderá ese
conocimiento parcial (apariencia) y lo elevará cualitativamente hasta
conocer el objeto en sus contradicciones internas y en interrelación con
el resto del mundo (esencia). Pero la apariencia y la esencia, a pesar
de ser las dos partes integrantes de una `cosa´, la unidad de estas, su
identidad, es tan solo un momento, algo transitorio; su estado principal
es la lucha, la contradicción. Esto quiere decir que la esencia y la
apariencia de un objeto no tienen por qué ser idénticas, como dice el
refrán: las apariencias engañan. Ponieniendo un ejemplo, una fruta puede
ser bonita por fuera y estar en buenas condiciones pero darnos cuenta
al abrirla que en realidad, en su interior, todo está negro y
putrefacto.
A raíz de esta contradicción entre
apariencia y esencia señalaremos como ciertas apariencias engañosas
tratan de hacer pasar por revolucionarios postulados reaccionarios,
siendo el folclore su camuflaje particular. Entendemos por folclore
aquel conjunto de símbolos e iconos que conforman una identidad
referente a una realidad material concreta, por ejemplo Euskal Herria
como nación materialmente existente ha desarrollado cierta simbología
que la identifica, veáse, la ikurriña, el lauburu, el irrintzi etc.
Asimismo la revolución proletaria mundial ha generado su propia
simbología (la bandera roja, el puño en alto, canciones etc). Estas
expresiones superestructurales son el reflejo de una realidad material,
en este caso de un movimiento político revolucionario. Cada estructura
material y económica genera elementos superestructurales y el folclore
es uno de ellos. El proletariado internacional desarrolló en función de
sus intereses históricos elementos folclóricos que ayudasen a reproducir
su ideología en contra de lo viejo y a favor de lo nuevo, como una
herramienta más de transformación de la realidad.
Pero como decíamos, las apariencias no
siempre han de corresponderse con la esencia real de las cosas. El hecho
de revestirse con unas formas aparentemente marxistas no implica para
nada que estas estén representando un movimiento revolucionario. Y este
es el error en el que caen muchos camaradas. La utilidad del folclore en
muchos casos, y no pocos en el movimiento comunista, es el camuflaje de
ideas reaccionarias bajo la bandera roja. Esto es algo que hay que
comprender: el propio marxismo tiene a su enemigo en sus entrañas, las
clases materialmente existentes reproducen constantemente la ideología
burguesa dentro del movimiento obrero.
De manera general muchos comunistas caen
en la trampa del revisionismo valiendose de las apariencias, y es que
es necesario profundizar en el análisis de las experiencias
revolucionarias para conseguir elevar nuestra percepción hasta que se
identifique con la esencia real de las cosas. En posteriores escritos
trataremos de desenmascarar el folclore de manera más concreta como
puede ser la defensa del socialimperialismo soviético, vestigios del
pasado siglo como la Revolución Cubana o Corea del Norte y el
pensamiento Juche.
Es una lacra en el MCEe la defensa de
estas diferentes situaciones (desde una u otra perspectiva) cuyo origen
se sitúa, en última instancia, en la ideología. Una completa falta de
análisis deja entrever que muchos comunistas no van más allá de las
apariencias que una realidad presenta. No tratan de alcanzar la esencia
de las cosas en sus contradicciones internas y en conexión con las
externas. Quizá por miedo a darse de bruces con la realidad o quién
sabe. La cuestión es que esa falta de profundidad en el análisis se
retroalimenta con limitaciones revisionistas como el mecanicismo (en su
concrección como estatismo), dado que el análisis principal que
justifica sus posiciones viene a ser: medios de producción
estatales=socialismo. Pero como decíamos ya entraremos en otra ocasión a
la crítica de diferentes procesos revolucionarios de palabra y
reaccionarios de hecho.
No hay que dejar que las banderas con
estrellas rojas nos nublen la vista y es que, el folclore es un
acompañante legítimo y necesario de un proyecto político revolucionario,
pero siempre como acompañante y no con un discurso vacío que trate de
engañar a las masas.
La pasada experiencia revolucionaria nos
deja numerosos lastres en este sentido ya que, carente de poder
transformador el MCI y el MCE ha heredado las formas complementarias a
la revolución de manera acrítica defendiendo bajo la falsa apariencia
actuaciones deplorables. El folclore es una forma moderna de
revisionismo existente, que se limita a utilizar los símbolos (en su
amplia significación) del viejo ciclo dando pie así a que los nuevos
comunistas se dediquen a vivir del pasado con nostalgia y dedicándose a
sacar banderas o fotos de líderes revolucionarios sin plantear una línea
política que transforme la sociedad de clases.
“A medida que continúa la práctica social, las cosas que en el curso de la práctica suscitan en el hombre sensaciones e impresiones, se presentan una y otra vez; entonces se produce en su cerebro un cambio repentino (un salto) en el proceso del conocimiento y surgen los conceptos. Los conceptos ya no constituyen reflejos de las apariencias de las cosas, de sus aspectos aislados y de sus conexiones externas, sino que captan las cosas en su esencia, en su conjunto y en sus conexiones internas”
Mao Tse-Tung
Con este texto queremos dejar claro que existe una contradicción entre apariencia y esencia que en lo concreto puede materializarse en el folclore como forma vacía de contenido revolucionario. Es nuestro deber estudiar la realidad en profundidad para que mediante la práctica podamos distinguir entre lo aparentemente revolucionario y lo realmente revolucionario ya que el conocimiento tiene dos fases de aprehensión no podemos quedarnos en la primera que tan solo capta las cualidades superficiales. La aplicación de la lucha de dos líneas servirá para desenmascarar a todo aquel que en nombre del proletariado no pretenda más que engañar y avanzar posiciones respecto al campo revisionista con una teoría más elevada y útil al servicio de la revolución. Los comunistas no estamos obligados a asumir acriticamente lo que nos dicen sobre ciertas experiencias revolucionarias, no hay que defender a muerte algo porque “sea de los nuestros”. La crítica y la autocrítica son fundamentales para construir un proceso revolucionario así que no hay que tener miedo a asumir que la URSS a partir del XX. congreso era burguesa y reaccionaria y un largo etc. Como dijo Lenin “la verdad es siempre revolucionaria”, nosotros tenemos que aspirar a la verdad para poder transformarlo todo. Por eso decimos ¡NO al folclore del revisionismo!
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