Con ocasión del 34º aniversario de la detención-“desaparición”
de Roberto Cristina, fundador de Vanguardia Comunista (V.C.)
y Secretario General del Partido Comunista (marxista-leninista) de Argentina
(15 Agosto 1978)
EL EJEMPLO REVOLUCIONARIO DE ROBERTO CRISTINA*
En la lista de compañeros detenidos-desaparecidos sobresale Roberto Luis Cristina, secretario general del Partido Comunista (marxista-leninista), ex Vanguardia Comunista, al momento de su secuestro en Capital Federal el 15 de agosto de 1978, a manos de grupos de tareas del Primer Cuerpo del Ejército.
El 5 de abril Roberto Luis Cristina y un grupo de algo más de una docena de militantes fundaron Vanguardia Comunista.
Esa justa decisión política tenía factores nacionales e internacionales que le daban razón de ser.
Los factores internacionales eran la victoria de la Revolución Cubana en el ´59 y el aplastamiento de los gusanos proyanquis en el ´61; la apertura de una intensa polémica en el seno del movimiento comunista internacional al comienzo de los ´60 entre posiciones reformistas y revolucionarias; las agresiones yanquis al pueblo de Vietnam en 1964, y las respectivas resistencias populares.
El marco nacional determinó el nacimiento de V.C.
El movimiento obrero se agitaba esos años conflictos importantes, desde la ocupación del frigorífico Lisandro de la Torre hasta las ocupaciones de fábrica del ´64, sin pasar por alto el sentido pro-golpista con que la dirigencia vandorista de la CGT votó ese plan de lucha.
En esas condiciones políticas, Roberto y sus camaradas fundaron Vanguardia Comunista como embrión del partido revolucionario del proletariado argentino. Como la base de un Estado Mayor dirigente, al servicio de la revolución nacional, democrática y popular en tránsito ininterrumpido hacia el socialismo y el comunismo.
Roberto nos educó en la defensa de los principios, cuya viga maestra es la base teórica marxista-leninista.
Los puntos salientes de esa doctrina inmortal son:
a) El reconocimiento de la lucha de clases como motor de avance de la sociedad y de la dictadura del proletariado como culminación de esa lucha, en tránsito hacia el socialismo y la desaparición de las clases, el comunismo.
b) El rol dirigente de la clase obrera, organizada en su partido de clase, desde el cual tiene que hegemonizar al resto de los explotados y oprimidos en un vasto frente único antiimperialista y antioligárquico.
c) El papel progresista de la violencia en manos de las masas, para forzar transformaciones revolucionarias de la sociedad “que lleva en sus entrañas otra nueva”.
d) La definición d que la lucha por un nuevo poder popular revolucionario es la razón de ser del partido marxista-leninista.
e) Ubicar todas las tareas del Partido en la definición leninista de que vivimos en la época del imperialismo y la revolución proletaria. Esa revolución demanda la unidad: “¡Proletarios y pueblos oprimidos del mundo, Uníos!”
f) Roberto nos enseñó el internacionalismo proletario, de allí que nuestro partido participara de las marchas con el pueblo chileno en 1973. Antes nos había hablado de Namibia, Tanzania, Zimbawe y otros países por entonces ignotos por entonces para nosotros que se estaban liberando en África. Nos llevó al abrazo fraterno con los tres pueblos indochinos y a apreciar las conquistas del socialismo en China, Albania y otros países.
Armado con estos principios y siguiendo paso a paso la experiencia práctica que el Partido iba realizando, Roberto fue trazando con mano certera las características de sociedad argentina y de la etapa pendiente de la revolución en nuestra tierra.
El filo revolucionario esta estrategia ya estaba dado en el Primer Congreso Nacional de VC (1971), que decía:
“La principal tarea de Vanguardia Comunista en la actual etapa de la vida nacional es la de movilizar, organizar y dirigir a las amplias masas de obreros, campesinos, intelectuales revolucionarios y demás patriotas, hasta la destrucción de ese poder imperialista-oligárquico y el entierro de la dominación norteamericana sobre nuestras tierras hasta la construcción del poder popular y la conquista de la Liberación Nacional y la Democracia Popular”.
Ese Congreso, realizado clandestinamente en Mar de Plata, en las resoluciones escritas y defendidas por Roberto Cristina, afirmó también con absoluta claridad que el poder oligárquico-imperialista “sólo podría demolerse por la fuerza, a través de la lucha armada popular”.
Durante los primeros años de VC la forma que adquiriría esa vía revolucionaria se adhirió a la teoría de la “Guerra Popular Prolongada” (GPP) con centro en las zonas rurales, aunque a diferencia de China se privilegiaban aquellas que tuvieran población de obreros rurales que laboraban en los cultivos de caña de azúcar, la madera, tabaco, yerba mate, arroz, té, vida, etc.
La fina sensibilidad política de Roberto, que le permitía aprender rápidamente de las experiencias avanzadas de la lucha de clases, lo empujaron a revisar esa teoría de la GPP luego de los Cordobazos.
Cuando detona el auge de las luchas obreras, Roberto advierte que tienen su epicentro en Córdoba, a la que llama “el corazón rojo de la Patria”. Y allí traslada el centro dirigente del Partido, a vivir, luchar y aprender en el terreno mismo de los acontecimientos. Es el tiempo de su intervención en las paritarias de SITRAC. De sus debates en el Cuerpo de Delegados donde se alumbró el famoso “Programa de Sitrac-Sitram”. De sus presencias en las tomas de fábrica como la del 5 de enero de 1971.
Todo ese rico material sobre la vía hacia el poder está sintetizado y reelaborado en el documento titulado “Orientaciones Estratégicas”, aprobado por el Comité Central de julio de 1976:
“La insurrección armada popular exige la coordinación de tres grandes movimientos: los levantamientos en las grades ciudades, acaudillados por el proletariado; los levantamientos en el campo encabezados por el proletariado de esas zonas; y la insurrección de una parte de las tropas”
Uno de los campos donde se acumulan más enseñanzas dejadas por Roberto es en el de sus aportes para una táctica revolucionaria.
Roberto partía de un punto de vista: no habrá revolución sin situación revolucionaria previa, que madure hacia la crisis revolucionaria y su punto culminante, donde confluyen los factores objetivos y empuja la vanguardia organizada, esta última el factor subjetivo de la revolución.
Pera esa situación revolucionaria, a su vez, necesita –entre otros elementos- de un auge de la lucha de masas y una irrupción combativa e independiente de la clase obrera.
Uno de los capítulos más valiosos de Roberto se refiere a las enseñanzas sobre el modelo para la construcción del Partido revolucionario.
Por un lado, nos enseñó a atrevernos a forjar una organización de esas características, venciendo todas las dificultades que se presenten., “Nadar contra la corriente” era la orientación ideológica, para resistir la presión reformista y burguesa que incluso suele calar en sectores importantes de las masas, sobre todo en periodos no revolucionarios.
El Partido dejó atrás su primera época de círculo de propaganda de las ideas socialistas y revolucionarias. El Comité Central trazó la directiva de ir a las masas. Roberto se había educado en el punto de vista de Stalin y de Mao Tsé Tung sobre estos temas. Stalin, en el libro que compendia la Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS trae a colación la alegoría sobre el poderosos dios Anteo, que sólo pudo ser derrocado cuando su enemigo logró separarlo de su madre-Tierra. Mao, por su parte, nos habló de que los comunistas somos como la semilla y el pueblo como la tierra: “donde quiera que vayamos, debemos unirnos al pueblo, echar raíces y florecer en él”.
Armado con estas concepciones sobre el valor de las masas y que en Partido se construye con ellas y en medio de las mas intensas luchas de clases, Roberto llevó a la organización a fundirse con las experiencias clasistas de SITRAC, Ledesma, Villa Constitución, etc. Allí modeló un Partido de acción revolucionaria, con raíces en las experiencias más avanzadas del proletariado. Un partido de vanguardia y de lucha.
Su última contribución la dio al derrotar a la tortura en el campo de exterminio “El Vesubio” ubicado en la zona oeste del conurbano bonaerense. Algunos sobrevivientes testimoniaron en 1984, en el juicio a los excomandantes, que mientras Roberto era duramente torturado, no cesaba de gritar “VIVA LA CLASE OBRERA”, “VIVA LA PATRIA” y “VIVA LA REVOLUCIÓN” (testimonios de Juan Frega y Faustino Fernández”.
(*) Extractos del artículo de Sergio Ortiz reproducido en el libro de Américo Soto “Vidas y Luchas de Vanguardia Comunista” (Primera parte)", Ediciones Nuevos Tiempos, Buenos Aires, 2004. Texto seleccionado y transcrito para Dazibao Rojo por R. Manzanares
No hay comentarios:
Publicar un comentario