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Marikana, 24.08.12
Miles de personas han participado en diversos actos de homenaje a los mineros asesinados por la policia en Marikana.
En el propio escenario de la matanza una gran tienda recogio los diversos oficios religiosos celebrados en medio de un profundo dolor, condena e indignación por los asesinatos.
El dia anterior, el Presidente sudafricano Zuma, de visita a la zona, en medio de un fuerte dispositivo polícial, fue abucheado y recriminado por cerca de 3.000 mineros. Zuma trato de desligar al gobierno de la matanza policial en un momento que por todas partes, es objeto de criticas y condenas.
En los funerales la Policía se mantuvo a distancia. «No queremos ver a la policía hoy», dijo a AFP Nkosinathi, un minero de Lonmin que se negó a proporcionar su apellido.
"No nos vamos a retirar"
El pequeño sindicato AMCU, acusado de agitar las minas de platino de la región y convocante de la huelga, organizó su propia conmemoración por la mañana temprano con el apoyo de los «amigos de la ANCYL», la Liga Juvenil del ANC, cuyos principales dirigentes fueron excluidos o suspendidos hace algunos meses y que constituye una figura de oposición interna al corrupto partido gubernamental.
Tras la ceremonia, el exlíder de la ANCYL Julius Malema, instó a los mineros a «no rendirse nunca».
«No podéis confiar más que en vosotros mismos, debéis levantaros y no tener miedo a los cobardes», sostuvo.
«Las razones del Gobierno para no intervenir son que los beneficios deben continuar», dijo Malema, quien retomando su rol de líder de masas indignado subrayó que «no nos vamos a retirar, no nos vamos a rendir hasta que `umlungu' (hombre blanco, en zulú) nos dé nuestro dinero».
La huelga en Marikana ha evidenciado la fractura de un país que atesora enormes recursos, pero que apenas ha logrado reducir las desigualdades heredadas del apartheid.
Ayer se celebraron actos conmemorativos en Ciudad del Cabo, Johannesburgo y Umtata, cabecera comarcal de la región de Transkai (Cabo Oriental), de donde proceden la mayoría de los mineros de Marikana.
Mientras el país lloraba a sus muertos, las reivindicaciones de los huelguistas seguían en el aire.
Si bien la tragedia de Marikana llamó la atención sobre las precarias condiciones de vida de los mineros sudafricanos, los empresarios se preguntaban si el movimiento se extendería.
La mina de Marikana permaneció parada ayer en memoria de los fallecidos y para permitir que sus 28.000 trabajadores acudieran a la conmemoración.
Pese a esta «tregua», la situación continúa siendo tensa y el conflicto se extiende a otras minas. No lejos de Marikana, en la misma comarca, la mina Bafakeng está en huelga desde el miércoles, y los trabajadores de la empresa International Ferrometals se reunieron ayer para organizar una asamblea la próxima semana en otra mina. Los empleados de Angloamerican y Samancor también han mantenido asambleas en los últimos días en sus respectivas explotaciones.
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